Y mientras el ex gobernador pasaba a mejor vida, los oaxaqueños se deprimían y quedaban a la orilla de la historia.
Ahora
resulta que todos se sorprenden. Que todos se miran entre sí y
perplejos preguntan: “¿Pero qué es esto?". Y a la manera de Rulfo en Luvina dicen sorprendidos: “¿…En qué país vivimos…?".
Lo de las riquezas mayúsculas del señor José Murat Casab, ex
gobernador de uno de los estados más pobres y empobrecidos de México
resultan en una novedad que no es novedad…
Durante años en México se han solapado enriquecimientos
sorprendentes e inexplicables. De hecho uno de los puentes para pasar
de la precariedad a la opulencia ha sido y es el trabajo público con
recursos públicos, el que domina contrataciones a hurtadillas, tráfico
de influencias costoso, es orgullo de nepotismos y hasta de asuntos de
sábanas calientes… Todo ahí está cifrado.
Y los mexicanos que hemos visto este enriquecimiento nos indignamos.
Aun así, muchos buscan los espacios para colocarse en esa fuente de
riqueza, ya a través de ‘conocidos’ a quienes les pagarán el favor de
haberlos “hecho” o a través de una vida de abyección y cabeza gacha…:
Tropelías a disposición del protector o de quien habrá de conducirlo
hasta ese rincón cerca del cielo, como es la administración pública
mexicana, los legislativos, los municipios… por supuestísimo, el
gobierno federal…
Oaxaca es un estado muy rico. Digamos que opulento. Durante siglos
ha aportado riqueza a unos cuantos. El oro de Oaxaca permitió el
enriquecimiento de la corona española durante trescientos años; con oro
de Oaxaca se obtuvieron recursos para la construcción del palacio de
los reyes, en Madrid, España…. Y de ahí en adelante… Durante años,
Oaxaca bienes e ideas para la transformación del país, hacia su
fortaleza como nación y como Estado…
Oaxaca aportó a Carlos María de Bustamante, nuestro primerísimo periodista mexicano y su Diario de México,
a Matías Romero, digno representante mexicano ante el gobierno de EUA a
mediados del siglo XIX; ahí está Benito Juárez “… oh indio oaxaqueño”;
el primer Porfirio Díaz, si no hubiera sido por su engolosinamiento del
poder. ¿Y qué tal los hermanos Flores Magón?... y más.
Oaxaca se empobreció: No por sus hombres de trabajo; sí por los que
se dice: “ocasionados”. Al desahuciar al campo oaxaqueño, uno de los
estados del país que más fuerza de trabajo aporta para el
enriquecimiento de EUA es la que proviene del campo oaxaqueño… ni más,
ni menos…
Pero están ahí, los gobiernos que han hecho trizas el sueño
oaxaqueño de ser el paraíso… o casi el paraíso. A la vista está por
estos días el descubrimiento de millonarios bienes inmobiliarios del ex
gobernador José Murat en EUA. Eso sin contar los bienes contantes y
sonantes depositados por algún lado, y los bienes terrenales en Oaxaca,
como podría ser Puerto Escondido… y…
Y mientras el ex gobernador pasaba a mejor vida, los oaxaqueños se deprimían y quedaban a la orilla de la historia.
Ya se anuncian presuntos bienes y riquezas del ex gobernador Ulises Ruíz (v. El Universal,
10-II-15) quien también está a la vista al portador, con todo y su
fuerza política en la entidad, en donde aún mantiene grupos de poder
que quieren aportarle más poder para las elecciones futuras. ¿Cuántos
más, como ellos, en todo el país?
¿Y qué decir de nuestros días de hoy? Nadie anota el enriquecimiento de muchos de los actuales funcionarios principales o adláteres al
gobernador Gabino Cué, mientras el estado vive una de las más grandes
crisis sociales, económicas y de gobierno de su historia. El fracaso de
los oaxaqueños que votaron por el señor Cué se canta en tono de corrido
y de ranchera en cada una de sus calles…
Esas calles de la capital del estado, atestadas de maestros de la
Sección XXII que aprovechando la debilidad del gobierno actual, se
apropiaron de una ciudad orgullo de todos y que está convertida en un
desastre no sólo vehicular –lo que expresa ingobernabilidad- como
porque a cada paso están ahí, como espejo de discordias los maestros
que ya dejaron de ser porque claudicaron de su vocación y voluntad
magisterial para ser piezas de ajedrez manipuladas por sus líderes…
Aun así, Oaxaca está ahí mientras quienes se han quedado con su
dinero y bienes están ocultos en sí mismos: Desvergonzados que son.
Murat intenta desesperadamente “desvincularse” de las acusaciones de
enriquecimiento inexplicable –aunque para muchos es explicable-, Ulises
Ruíz decide ‘guardar la calma’ porque sabe que la tormenta pasará
pronto –dice-.
Pero ahí está la máxima oaxaqueña vigente: “El que debe tiene que pagar: El que cometió delito tiene que ir a la cárcel”. Será.
Hoy Oaxaca es ese desastre político; socialmente colisionado; sin
recibir inversiones, sin industria y sin producción suficiente en el
campo o en las minas: Sin generar riqueza nacional acorde con su
dimensión y su calidad de trabajo: no por culpa de los oaxaqueños de
mirada al frente.
Los partidos políticos deciden quién va y quién no al gobierno de las entidades; ese es el quid del
asunto. Enrique Peña Nieto quiere a Alejandro Murat Hinojosa –hijo de
José Murat Casab- para gobernar a un estado con la que no tiene nada
que ver; o acaso sí: Su familiaridad con los bienes en Nueva York…
Mientras desde el Infonavit propicia casas para pobres que pagarán en
años.
Así que todo está ahí, en la historia de Oaxaca: Pobreza y
quebranto, con los políticos más ricos del país en el estado con los
más pobres del país. ¿Por cuánto tiempo más? Los abuelos que
construyeron a la nación oaxaqueña murmuran ya la defensa de su tierra.
Por ahora, a los oaxaqueños nos queda el consuelo de lo que nos
dijera Navarrete a su llegada al valle central oaxaqueño: “Ahí hay una
luz resplandeciente que hace brillar la cara de los cielos”.
Ahora
resulta que todos se sorprenden. Que todos se miran entre sí y
perplejos preguntan: “¿Pero qué es esto?". Y a la manera de Rulfo en Luvina dicen sorprendidos: “¿…En qué país vivimos…?".
Lo de las riquezas mayúsculas del señor José Murat Casab, ex
gobernador de uno de los estados más pobres y empobrecidos de México
resultan en una novedad que no es novedad…
Durante años en México se han solapado enriquecimientos
sorprendentes e inexplicables. De hecho uno de los puentes para pasar
de la precariedad a la opulencia ha sido y es el trabajo público con
recursos públicos, el que domina contrataciones a hurtadillas, tráfico
de influencias costoso, es orgullo de nepotismos y hasta de asuntos de
sábanas calientes… Todo ahí está cifrado.
Y los mexicanos que hemos visto este enriquecimiento nos indignamos.
Aun así, muchos buscan los espacios para colocarse en esa fuente de
riqueza, ya a través de ‘conocidos’ a quienes les pagarán el favor de
haberlos “hecho” o a través de una vida de abyección y cabeza gacha…:
Tropelías a disposición del protector o de quien habrá de conducirlo
hasta ese rincón cerca del cielo, como es la administración pública
mexicana, los legislativos, los municipios… por supuestísimo, el
gobierno federal…
Oaxaca es un estado muy rico. Digamos que opulento. Durante siglos
ha aportado riqueza a unos cuantos. El oro de Oaxaca permitió el
enriquecimiento de la corona española durante trescientos años; con oro
de Oaxaca se obtuvieron recursos para la construcción del palacio de
los reyes, en Madrid, España…. Y de ahí en adelante… Durante años,
Oaxaca bienes e ideas para la transformación del país, hacia su
fortaleza como nación y como Estado…
Oaxaca aportó a Carlos María de Bustamante, nuestro primerísimo periodista mexicano y su Diario de México,
a Matías Romero, digno representante mexicano ante el gobierno de EUA a
mediados del siglo XIX; ahí está Benito Juárez “… oh indio oaxaqueño”;
el primer Porfirio Díaz, si no hubiera sido por su engolosinamiento del
poder. ¿Y qué tal los hermanos Flores Magón?... y más.
Oaxaca se empobreció: No por sus hombres de trabajo; sí por los que
se dice: “ocasionados”. Al desahuciar al campo oaxaqueño, uno de los
estados del país que más fuerza de trabajo aporta para el
enriquecimiento de EUA es la que proviene del campo oaxaqueño… ni más,
ni menos…
Pero están ahí, los gobiernos que han hecho trizas el sueño
oaxaqueño de ser el paraíso… o casi el paraíso. A la vista está por
estos días el descubrimiento de millonarios bienes inmobiliarios del ex
gobernador José Murat en EUA. Eso sin contar los bienes contantes y
sonantes depositados por algún lado, y los bienes terrenales en Oaxaca,
como podría ser Puerto Escondido… y…
Y mientras el ex gobernador pasaba a mejor vida, los oaxaqueños se deprimían y quedaban a la orilla de la historia.
Ya se anuncian presuntos bienes y riquezas del ex gobernador Ulises Ruíz (v. El Universal,
10-II-15) quien también está a la vista al portador, con todo y su
fuerza política en la entidad, en donde aún mantiene grupos de poder
que quieren aportarle más poder para las elecciones futuras. ¿Cuántos
más, como ellos, en todo el país?
¿Y qué decir de nuestros días de hoy? Nadie anota el enriquecimiento de muchos de los actuales funcionarios principales o adláteres al
gobernador Gabino Cué, mientras el estado vive una de las más grandes
crisis sociales, económicas y de gobierno de su historia. El fracaso de
los oaxaqueños que votaron por el señor Cué se canta en tono de corrido
y de ranchera en cada una de sus calles…
Esas calles de la capital del estado, atestadas de maestros de la
Sección XXII que aprovechando la debilidad del gobierno actual, se
apropiaron de una ciudad orgullo de todos y que está convertida en un
desastre no sólo vehicular –lo que expresa ingobernabilidad- como
porque a cada paso están ahí, como espejo de discordias los maestros
que ya dejaron de ser porque claudicaron de su vocación y voluntad
magisterial para ser piezas de ajedrez manipuladas por sus líderes…
Aun así, Oaxaca está ahí mientras quienes se han quedado con su
dinero y bienes están ocultos en sí mismos: Desvergonzados que son.
Murat intenta desesperadamente “desvincularse” de las acusaciones de
enriquecimiento inexplicable –aunque para muchos es explicable-, Ulises
Ruíz decide ‘guardar la calma’ porque sabe que la tormenta pasará
pronto –dice-.
Pero ahí está la máxima oaxaqueña vigente: “El que debe tiene que pagar: El que cometió delito tiene que ir a la cárcel”. Será.
Hoy Oaxaca es ese desastre político; socialmente colisionado; sin
recibir inversiones, sin industria y sin producción suficiente en el
campo o en las minas: Sin generar riqueza nacional acorde con su
dimensión y su calidad de trabajo: no por culpa de los oaxaqueños de
mirada al frente.
Los partidos políticos deciden quién va y quién no al gobierno de las entidades; ese es el quid del
asunto. Enrique Peña Nieto quiere a Alejandro Murat Hinojosa –hijo de
José Murat Casab- para gobernar a un estado con la que no tiene nada
que ver; o acaso sí: Su familiaridad con los bienes en Nueva York…
Mientras desde el Infonavit propicia casas para pobres que pagarán en
años.
Así que todo está ahí, en la historia de Oaxaca: Pobreza y
quebranto, con los políticos más ricos del país en el estado con los
más pobres del país. ¿Por cuánto tiempo más? Los abuelos que
construyeron a la nación oaxaqueña murmuran ya la defensa de su tierra.
Por ahora, a los oaxaqueños nos queda el consuelo de lo que nos
dijera Navarrete a su llegada al valle central oaxaqueño: “Ahí hay una
luz resplandeciente que hace brillar la cara de los cielos”.
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