2/09/2015

Ya sé que no aplauden' …la corrupción

Ojalá existiera en la Cámara de Diputados una Comisión Especial que investigara los conflictos de interés de la Presidencia de la República o de miembros del gabinete presidencial.


lasillarota.com


Queda muy poco tiempo para que esta legislatura termine y su futuro parece no ser nada promisorio, pues no solamente la mayoría mecánica ha impuesto las reformas que han limitado la independencia económica y política del país, sino que la Cámara se ha convertido en un tribunal sumario, contraviniendo todas las disposiciones legales de nuestro país, el derecho de audiencia y el debido proceso.


En el gobierno de Peña Nieto no solamente se presentan desapariciones forzadas sino que se niega el derecho de audiencia a los opositores y se les juzga sin escucharlos.

En días recientes, la Comisión Especial dedicada a dar seguimiento al ejercicio de los recursos federales destinados a la Línea 12 emitió un informe que, lejos de realizar una síntesis de los trabajos realizados, emitió una serie de señalamientos dedicados a cuestionar y culpar al exjefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, así como a diversos miembros de su administración. Fue un auténtico libelo calumnioso.

Un informe, emitido sin el consentimiento de todos los integrantes, firmado por el PRI y el Verde Ecologista y sin que se escuchara a uno de los principales interesados, a pesar de sus múltiples solicitudes para ejercer su derechos de audiencia, nuevamente asestó un golpe a la democracia, privilegiando los intereses políticos por encima de un interés real por resolver el conflicto que al día de hoy, tiene a miles de personas sin un transporte eficiente.

Un informe que fue dictado por el jefe de la oficina de la Presidencia de la República, Aurelio Nuño, y que representa una venganza personal del titular del Ejecutivo contra Marcelo Ebrard, a quien acusan de estar atrás de las revelaciones periodísticas de la Casa Blanca de Lomas de Chapultepec, la de Ixtapan de la Sal y la de Malinalco del secretario de Hacienda y Crédito Público.

Lo sucedido con la Línea 12 y las acusaciones partidistas en contra de Marcelo Ebrard y otros funcionarios, también ponen de manifiesto el trato desigual que existe entre quienes han gobernado desde la oposición al régimen y quienes se benefician desde el mismo a través de la impunidad y la corrupción.

Ojalá existiera en la Cámara de Diputados una Comisión Especial que investigara los conflictos de interés de la Presidencia de la República o de miembros del gabinete presidencial.

Ahora, para tratar de cubrir las apariencias, Enrique Peña Nieto nombra a Virgilio Andrade como titular de la Secretaría de la Función Pública, quien en menos de una semana ha admitido en declaraciones radiofónicas, que no investigará la compra de las casas del mandatario y su esposa, Angélica Rivera, ni la de su amigo, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Tal nombramiento y las primeras instrucciones resultaron una broma de mal gusto, por eso dichas decisiones presidenciales no sólo no han sido aplaudidas sino rechazados rotundamente.

Su trabajo en ese sentido se limitará, dijo Andrade, a indagar los contratos de particulares con el Gobierno federal: “No se investigan las operaciones de las casas porque eso no le compete a la Secretaría de la Función Pública, pero lo que sí le compete es ver de qué manera esos particulares entraron a proceso de contrataciones y adjudicaciones, eso es lo que sí vamos a investigar”, puntualizó.

Pese a que en una ceremoniosa reunión, el presidente Enrique Peña Nieto ordenó a Andrade investigar y resolver el posible conflicto de interés que involucra a “mi esposa, el titular de la Secretaría de Hacienda y un servidor”, Andrade aseguró que la compra en sí no es competencia de esa dependencia porque no entra a verificar operaciones de carácter mercantil.

Al término de dicho evento, Peña Nieto resumió en una frase lo que hasta ahora ha sido su mandato, un fracaso que no es digno de ninguna celebración, ni siquiera de los mismos invitados especiales que siempre adornan sus eventos por consigna y no por convicción.

“Ya sé que no aplauden”, dijo Enrique Peña, y cómo hacerlo cuando vivimos en un país que es gobernado por un personaje preocupado porque la gente le aplauda, y no por resolver la desaparición forzada de 43 estudiantes y miles de personas más. Cómo aplaudir cuando México ha dejado de ser un país exportador de petróleo y ahora, oficialmente, lo adquiere del extranjero. Cómo aplaudir cuando todos los organismos internacionales nos dicen que en México se violan sistemáticamente los derechos humanos y que en esta materia damos pasos agigantados en reversa.

No, no tenemos nada que aplaudir, nada que celebrar a quien –una vez más- , pretende engañarnos con una investigación falsa de sí mismo, encabezada por un empleado personal de él, mientras por otro lado ha convertido a la Cámara de Diputados, con sus testaferros parlamentarios priístas del Estado de México, en el tribunal sumario de los enemigos políticos del presidente.

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