Basurero de Cocula, en Guerrero.
“Forzar la evidencia para que encaje con el testimonio, eso no es ciencia”, comentó a Aristegui Noticias uno de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense, a raíz del comunicado divulgado este fin de semana.
El “documento inicial sobre investigaciones en el basurero de Cocula y Río San Juan” del caso Ayotzinapa pone en duda los resultados concluyentes presentados por la PGR, hace algunos días, y a los que el procurador Murillo Karam se refirió como “verdad histórica.”
El contendido del documento fue expuesto el sábado por la mañana a los familiares de los jóvenes en un encuentro de aproximadamente seis horas. Posteriormente fue difundido a la opinión pública a través de un comunicado de prensa.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF ) coordina el trabajo de 30 científicos de México, Argentina, Uruguay, Colombia, Canadá, Estados Unidos, Francia y España.
Los expertos internacionales dejaron en claro que la investigación del caso Ayotzinapa no puede darse por concluida y cuestionaron, seriamente, el uso sesgado de las evidencias científicas para hacerlas coincidir con los testimonios obtenidos.
Insistieron, también, en que no estuvieron presentes al momento de
la obtención de las evidencias en el río San Juan y que no han podido
tener acceso a la cadena de custodia completa de los restos encontrados en el río, encontrados según informó la Procuraduría, por buzos de la Marina.
La cadena de custodia de los restos que, según la versión de la
Procuraduría, fueron encontrados por la Marina no la tiene el equipo
argentino y, por lo tanto, sus integrantes no pudieron haberla firmado como se sugirió en la conferencia de prensa de Murillo Karam.
A pesar de que han solicitado que dicha cadena de custodia les sea
entregada en su totalidad, eso no ha ocurrido hasta el momento.
Los expertos cuestionan, también, que la zona de evidencia del basurero de Cocula se haya dejado abierta y sin custodia,
a raíz del anuncio del hallazgo de restos. Gente, en general, y medios
de comunicación pudieron deambular, libremente, por una zona que
debería haber sido reguardada.
Durante una reunión sostenida el 27 de noviembre, con
miembros de la Procuraduría pero, sin la presencia del procurador, los
expertos extranjeros cuestionaron la falta de custodia en la zona y las
diligencias realizadas el 15 de noviembre por parte de la Procuraduría, a las que no fueron convocados y en las cuales fueron encontradas evidencia importantes
que forman parte de la averiguación previa. En esas diligencia se
habrían obtenido elementos fundamentales que reforzaron la versión de
la Procuraduría.
Ante la crítica de los expertos, la PGR contestó que la zona, en realidad, si estaba bajo resguardo pero, que era un resguardo “intermitente.” Sorprendidos por la respuesta, los expertos extranjeros , señalaron que la custodia para una zona bajo investigación de ese tipo, debe darse las 24 horas al día y que –tal cómo lo habían acordado- los peritos internacionales debieron haber sido convocados.
Respecto a las diligencias que, en esa fecha, realizó la PGR sin la presencia de ningún miembro de EAAF , no hubo respuesta satisfactoria.
Los científicos extranjeros han visto obstaculizado su trabajo al
serles requerida firma y autorización, prácticamente, para cada
movimiento que realizan, aun los que se desarrollan en zona de
laboratorio. Tocar o mover una vasija, por ejemplo, ha requerido contar con permisos por escrito.
Respecto a las muestras genéticas tomadas a integrantes de 42
familias de los jóvenes de Ayotzinapa (fueron 42, porque dentro del
grupo se encuentran dos hermanos) se presentaron errores por parte de la Procuraduría que pusieron en riesgo la
posibilidad de identificar las identidades de los jóvenes, a través de
los perfiles genéticos, en caso de que las muestras enviadas a la
Universidad de Innsbruk hubieran logrado identificar material nuclear de ADN.
Las muestras de material genético de los familiares de los estudiantes,
fueron tomadas, por separado, por la Procuraduría General de Justicia
de Guerrero (sangre y saliva) y por el grupo de EAAF (sangre.)
El estudio para determinar los perfiles genéticos que realizó la
PGR, se hicieron con base en las muestras obtenidas por la Procuraduría
de Guerrero. La PGR no pudo tomar muestras propias,
una vez que los familiares se negaron a que se les tomará más material
genético. La PGJG tomó, en un primer momento, sólo muestras de saliva,
pero al ver que el EAAF tomaba muestras de sangre, decidieron pedirle a
los familiares otras muestras también de sangre. Cuando la PGR
pretendió obtener sus propias muestras de los familiares, éstos se
negaron a que les fueran tomadas por una cuarta vez.
Los perfiles genéticos obtenidos por el EAAF se hicieron con las
muestras tomadas, de forma independiente, por el propio EAAF. Existían,
pues, dos paquetes con perfiles genéticos. Entre uno y otro, se
registraban 20 diferencias (“errores nuestros”, habría
reconocido, en junta de trabajo, un integrante de servicios periciales
de la PGR). Algo atípico, según la experiencia de los expertos
internacionales. Sobre todo si se considera que las diferencia o
errores que quedaron en el reporte enviado a Innsbruk, con los perfiles
genéticos, no aparecen igual en la averiguación previa, en dónde sí se
encuentran coincidentes 11 de los perfiles obtenidos por la
Procuraduría y los expertos argentinos
La Universidad de Austria solicitó que fuera enviado un solo paquete con los perfiles. El enviado fue el obtenido por la PGR, a pesar de las diferencias.
Esos errores, hubieran afectado a 16 de las 42 familias, si de los restos calcinados, enviados a Austria se hubiera rescatado ADN nuclear.
Sólo se pudo obtener del resto óseo de Alexander Mora, pero no de las
demás muestras enviadas. En caso de que se hubiera preservado ADN nuclear en otros restos, existía el peligro de que no se pudieran identificar las identidades de todos por los errores de la procuraduría.
Al discutir intensamente, con la PGR, las discrepancias en los
resultados de los perfiles genéticos enviados a Innsbruck, los expertos
del EAAF lograron que el procurador Murillo Karam –presente en la
discusión- ordenara que se le pidiera a Innsbruck tomar en cuenta sólo los resultados de los especialistas extranjeros.
Transcurrió un mes para que esa notificación fuera enviada a la Universidad de Innsbruck, a través de un correo electrónico, en un mensaje que no reflejaba, del todo, la instrucción del procurador Murillo Karam.
Dado que no se excluye la posibilidad de enviar otros restos encontrados,
el peligro de lograr una cabal identificación persiste, habida cuenta
de que no queda claro si la Universidad de Innsbruk tomará los perfiles
genéticos que le envió la Procuraduría con los errores, o los perfiles
enviados después por los expertos argentinos.
Los cuestionamientos hechos por el equipo de expertos con los que rechazan las conclusiones anticipadas de la PGR, incluyen información y fotografías aéreas sobre otros incendios ocurridos en el basurero por lo menos desde 2010.
Los expertos mostraron fotografías satelitales de la zona del basurero, con evidencia de fuego y humo en diferentes fechas: 12 de octubre de 2010 y 28 de octubre de 2013.
Evidencias obtenidas de aluminio fundido o restos de ladrillo
calcinado, pudieron ser producto de incendios ocurridos en el lugar en
fechas distintas a la señalada e incluso tomados de zonas aledañas. No
hay, pues, evidencia categórica e inequívoca , como se ha hecho creer
, de que en ese basurero ocurriera entre el 26 y 27 de septiembre del
año pasado un incendio en el que habrían quedado calcinados los cuerpos
de los estudiantes.
Los expertos cuestionan que la Procuraduría haya omitido información sobre otros incendios en el mismo lugar en fechas distintas
y haya mostrado como evidencias concluyentes muestras calcinadas de
las que no se puede saber, a ciencia cierta, de qué evento procedieron
. En la conferencia de enero 2015, del procurador Murillo Karam, no se
explicó con claridad que el basurero de Cocula tiene fuego, desde hace
años.
Los especialistas encontraron en la zona identificada como el lugar en donde habrían sido calcinados los jóvenes, una prótesis
parcial superior de una dentadura y una prótesis inferior que embonan
entre sí engarzadas con un diente. Ninguno de los jóvenes
desaparecidos contaba con ese tipo de prótesis, según consultas con los familiares. El hallazgo encontrado en ese lugar corresponde a los restos de una persona distinta
a los 43 muchachos desaparecidos. Evidencia y restos presentados como
parte de una investigación concluyente, podrían corresponder a otros
eventos y personas.
“La evidencia física debe ser interpretada en todas sus
posibilidades, sin dar preferencia a aquellas interpretaciones que sólo
incluyen una posible coincidencia con los testimonios de los imputados”, señala el comunicado.
A los familiares de los estudiantes se les dijo, este sábado, que
si bien es cierto no hay evidencia contundente de que el asesinato y
calcinamiento de los jóvenes hubieran ocurrido en el basurero de Cocula
la madrugada del 27 de septiembre, tampoco se puede negar que alguno, algunos o todos los estudiantes hayan estado en ese lugar en esa fecha. En pocas palabras, no es posible afirmar, en estos momentos, una cosa ni la otra.
Al darse a conocer las consideraciones científicas de los expertos independientes,
se pone en duda lo que ha sido presentada como versión única y
prácticamente definitiva de la PGR, obtenida, fundamentalmente, de
los testimonios de presuntos sicarios de la organización “Guerreros
Unidos,” que señalaron que asesinaron a los muchachos en el basurero,
calcinaron y fragmentaron sus restos para depositarlos en bolsas para
basura negras, que habrían sido arrojados al río San Juan, algunos
contenidos todavía dentro de la propia bolsa.
Los especialistas del equipo internacional decidieron salir al paso de las declaraciones de la Procuraduría
en la conferencia de prensa del 25 de enero, en la cual se afirmó que
los forenses argentinos si bien no estaban al momento de la obtención
de las evidencias del río, se encontraban por ahí cerca y que el
hallazgo se hizo ante la presencia de decenas de peritos mexicanos.
Es verdad que los argentinos eligieron las muestras de restos de la lona
en la que se encontraban tendidos a la vera del río San Juan, pero, no
vieron la forma en que fueron obtenidos. Se les dijo que procedían de
una bolsa negra que habría sido rescatada del río por buzos de la
Marina, pero no podrían autentificar la veracidad de lo dicho, al no
haber estado presentes.
Uno de los restos que ahí se encontraban, resultó positivo de la
identidad de Alexander Mora Venancio después de los análisis de la
Universidad en Austria. Ese fragmento, señala uno de los expertos, se
distinguía del resto por su grado de conservación. Era el más grande y
saltaba a la vista. La muestra de Alexander no estaba calcinada. Era una muestra muy distinta a las demás.
“Es como si en una mesa – explicó un experto a Aristegui
Noticias- se encontraran bananas… la muestra de Alexander sería como
si fuera una manzana.” No se pudo determinar el porqué esa muestra era tan distinta a las demás. “Pudo
ser que haya quedado protegida del fuego esa parte del cuerpo, por
alguna razón no determinada, pero pudo ser también otra cosa”, afirmó uno de los expertos.
Los especialistas, si bien no dudan que ese resto óseo pertenece a uno de los estudiantes, insisten en que ellos no fueron partícipes de la recolección del hueso.
Subrayan también que no se les ha entregado, a pesar de haberlo solicitado, el documento en el que se explique cómo fue obtenida la bolsa al interior del rio, con las cenizas, de entre las cuales se encontró el fragmento en buen estado de Mora Venancio.
El primer tramo de esa cadena de custodia que deberían haber firmado los buzos de la Marina, no ha sido proporcionado, a la fecha, a los peritos internacionales.
Sobre el “efecto horno” que se habría producido según la
versión de la Procuraduría, gracias a la profundidad de la hondonada y
que habría permitido que los cuerpos fueran consumidos por el fuego en
horas, a pesar de estar al aire libre, es algo sobre lo que no se
pronunció el equipo forense.
En tareas conjuntas, peritos de la PGR y del EAAF permanecieron del
26 de octubre al 6 de noviembre de 2014 tanto en la Parota como en
Cocula. Supieron, después, que la PGR acudió a la zona a “recabar evidencias,” sin haber sido avisados. Especialmente, se inconforman de no haber sido invitados el 15 de noviembre de 2014, como peritos independientes. En esa fecha, los ministerios públicos y peritos de la PGR llegaron a recabar evidencias balísticas y de tierra –fundamentales
para la averiguación- a la zona dónde habría ocurrido el crimen, sin
la presencia de ningún de los peritos internacionales.
La zona, en ese momento, no se encontraba bajo resguardo ni acordonamiento. El informe de la propia PGR confirma que “el
lugar en sus generalidades se observa que no se encuentra preservado,
ya que en el momento de la presente intervención no hay elementos de
seguridad resguardando el lugar, o algún tipo de acordonamiento”. Con esta “intervención” de la PGR, lograron obtener 43 evidencias balísticas. 42 de un mismo calibre y una de otro, según
reportaron en su informe. Los expertos internacionales sólo se
enteraron de ello al leer ese documento. Pidieron, incluso, que esas
pruebas fueran desestimadas, aunque no fueron escuchados. La PGR
mantuvo como parte de la averiguación las pruebas balísticas
obtenidas de esa manera el 15 de noviembre de 2014.
*Comunicado difundido el sábado por los peritos argentinos:
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