4/12/2015

La Muestra: Radicales


Carlos Bonfil

Fotograma de este thriller político de la estadunidese Kelly Reichardt

Foto
Catástrofes individuales. En Radicales (Night moves, 2013), cinta estadunidense de Kelly Reichardt (Wendy y Lucy, 2008), el tema de una militancia ambientalista orillada, por la impotencia y la frustración, a tomar decisiones extremas sugeriría la elaboración de un thriller político con etapas muy precisas, desde la minuciosa planeación de un atentado hasta el éxito o fracaso del mismo, y el modo en que los participantes consiguen burlar o no la persecución de las autoridades.

Hasta cierto punto, la directora se atiene en una primera parte a este esquema narrativo. El granjero ecologista Josh (Jesse Eisenberg), su compañera sentimental Dena (Dakota Fanning) y un experto en explosivos, el ex marine Harmon (Peter Sarsgaard), deciden pasar a la acción y hacer estallar una presa hidroeléctrica en Portland (lugar simbólico de la protesta ambientalista), hartos de luchar por la vía pacífica contra un irrefrenable deterioro del ecosistema.

Con cierta morosidad y ritmo pausado, Radicales detalla los preparativos del atentado, la difícil obtención de sustancias químicas controladas –abono industrial para grandes superficies agrícolas–, que poseen un potencial destructivo, y las complejas relaciones que se tejen entre los tres personajes a la luz del proyecto. Buena parte de esa exposición reposa en una utilización astuta de la elipsis narrativa. El procedimiento de escamoteo visual con fines de suspenso será todavía mayor en la escena clave del atentado.

La destreza de la realizadora tiene su mejor momento en la exploración de los efectos sicológicos de la acción extrema sobre dos de los personajes (la pareja sentimental), y de modo especial sobre Josh, el joven cuyo equilibrio emocional parece encaminarse al colapso. Esta observación casi clínica de los sentimientos de paranoia y culpa, de desorientación total frente al objetivo inicial y sus consecuencias imprevistas, y también la mirada a personajes secundarios –los moradores de la granja– al filo del temor y la suspicacia, recelosos de ser cómplices involuntarios en una tragedia que apenas comprenden, crea un clima de desasosiego generalizado con el que Radicales rebasa holgadamente su aparente filiación genérica. Es interesante ver a Jesse Eisenberg, tan habilidoso y fatuo en Red social (The social network, Fincher, 2010), transformado aquí en un ser anímicamente vulnerable, un manojo de nervios y una voluntad extraviada. Una constatación complementaria del talento de una directora (también editora y guionista) en pleno control de sus capacidades narrativas.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. Funciones a las 15 y 20 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1

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