MONEDERO
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Con el sistema actual de pensiones las mujeres están en total desventaja: en relación a los hombres es menor el número de mujeres que reciben pensión, apenas 16 de cada 100, y su pensión es menor que la masculina.
Además tardan más años en jubilarse, en reunir el número de cotizaciones, porque ganan menos y frecuentemente las cargas de género –cuidado de las y los hijos y las tareas domésticas–, las obligan a interrumpir su vida laboral.
En conjunto, estos factores provocan que la mujer adulta mayor viva en pobreza, dependiendo de su familia, o lo que es peor, a expensas de los 500 pesos mensuales que entrega la Sedesol como pensión para adultos mayores, en la mal llamada pensión no contributiva.
Actualmente sólo 33 de cada 100 personas mayores reciben pensión y son 12 millones las que tienen 60 años y más. La tasa de recuperación de las pensiones (el porcentaje del sueldo con que se jubilan) es muy bajo, el menor entre los países miembros de la OCDE, que es de 70 por ciento; en México apenas llega a 30 por ciento del salario, es decir, son jubilaciones miserables.
Tan miserables que no alcanzan para la canasta básica. Basta ver la gráfica para darse cuenta de que la variación en los precios de los alimentos supera con mucho al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que es de 44.8 por ciento en el periodo 2005-2014.
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En opinión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los cambios más importantes en los sistemas de pensiones son:
–Aumento de la edad de jubilación
–Reducción de beneficios
–Aumento de las tasas de cotización
–Incentivos para la postergación del retiro
–Penalización del retiro anticipado (“Reformas de los sistemas de pensiones: visión de la OIT a partir de la experiencia internacional”, junio de 2015).
En todos estos casos (o cambios) las más afectadas son las mujeres.
Los aumentos en las tasas de cotización implican buenos salarios que las sustenten y no es así: los salarios de las mujeres son los más bajos y pagan muy poco de cotización, por tanto duran más años para jubilarse, o de plano no alcanzan jubilación o pensión alguna; cuando por fin lo logran sus pensiones, son muy reducidas.
Otro factor que afecta de manera importante a las mujeres es la baja cobertura: las reformas no tuvieron ningún impacto en la mejora de la cobertura, ya que los pobres no tienen ninguna capacidad para contribuir a los costosos sistemas de seguros privados, ni las compañías administradoras de fondos de pensiones tienen interés en cubrir a los pobres o personas en el sector informal con ingresos erráticos.
En una palabra, la alta informalidad limita la cobertura de la seguridad. Y resulta que las mujeres –sobre todo las jóvenes– están en la informalidad laboral.
Contribuyen a la desigualdad: los sistemas de cuentas individuales han contribuido a aumentar la desigualdad. Con excepciones, han generado altos niveles de ganancias para las compañías administradoras de fondos de pensiones y han perdido la capacidad de redistribución que tienen los sistemas públicos solidarios.
Además las cuentas individuales han exacerbado las desigualdades de género, ya que las mujeres cotizan menos años y tienen menor remuneración.
Son lecciones aprendidas después de nueve años de reformas privatizadoras a nivel latinoamericano. En México se inician en 1997, pero siguen. Ahora está la iniciativa presidencial de desaparecer del ISSSTE a su Afore (Administradora de Fondos para el Retiro) Pensionissste, y convertirla en una empresa paraestatal.
La pregunta obligada es: ¿de verdad se requiere una Afore pública? Seguramente sí, pero sin las trabas burocráticas que tiene actualmente en el ISSSTE. Dentro del mercado es la Afore con la tasa de comisión más baja, 0.92 por ciento anual sobre saldo. Estas comisiones alcanzan hasta 1.69 por ciento de usura. El efecto es que ayuda a bajarlas dentro del mercado.
Sus rendimientos también están por encima del promedio, especialmente para las personas de 60 años y más. Administra un millón 465 mil 717 cuentas, con una cartera de 118 mil 309.4 millones de pesos. ¿Se mantendrá igual cuando sea empresa paraestatal?
Twitter: @ramonaponce
*Economista especializada en temas de género.
Especial
Cimacnoticias | México, DF.-
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