Por: Edgar Rosas
(06 de noviembre, 2015.Revolución TRESPUNTOCERO).- En México, la
represión por motivos políticos ha tenido un aumento importante desde
que Enrique Peña Nieto llegó a Los Pinos. De acuerdo a datos del
informe: “Defender los derechos humanos en México: La represión
política, una práctica generalizada”, de diciembre de 2012 a mayo de
2015 se documentaron 629 ataques en contra de líderes sociales o
defensores de derechos humanos, cantidad mucho mayor a los 192 casos
registrados durante los dos últimos años del sexenio de Calderón.
Si bien los ataques contra líderes sociales han sufrido un incremento
significativo con el retorno del Partido Revolucionario Institucional
(PRI), desde 2006, con la llegada de Felipe Calderón, los actos de
represión comenzaron su escalada, junto con lo que han llamado una
“estrategia de terror”.
De acuerdo con Francisco Cerezo, coordinador del Comité Cerezo
México, con la puesta en marcha de la llamada “guerra contra el
narcotráfico”, emprendida desde los primeros días de la segunda
administración federal panista, la represión a luchadores sociales y
defensores de derechos humanos -y la sociedad en general- había tomado
un nuevo camino, en donde la desaparición forzada y las ejecuciones
extrajudiciales eran los métodos empleados, los cuales se insertan en
una lógica de terror que trata de inhibir la organización y
participación.
Francisco Cerezo detalló que luego de la documentación de los casos
de ataques, realizada por el Comité Cerezo México, se pudo identificar
que el principal motivo por el que se presentaban estos actos se
centraba en la profundización de las medidas neoliberales en el país.
“Documentamos ejecuciones, desapariciones, detención arbitraria,
presos por motivos políticos, pero también empezamos a decir que no
servía estar contado nada más a la gente, a los luchadores sociales, los
defensores que están siendo asesinados, desaparecidos, detenidos,
torturados, aprehendidos si no podemos explicar por qué suceden esas
cosas. Y empezamos con la documentación a determinar que el origen de
la represión por motivos políticos y el terror propagado
es la profundización de las políticas neoliberales”, señaló al
participar en el foro: ‘La Ciudad de México: entre el despojo y la
resistencia’.
Para explicar lo expuesto, el defensor de derechos humanos citó el
caso del Valle de Juárez, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Este lugar fue
uno de los azotados por la violencia, especialmente la violencia
feminicida.
“Un ejemplo que documentamos fue el Valle de Juárez; el Valle de
Juárez se le conoce por los casos de mujeres jóvenes que fueron
asesinadas, mujeres trabajadoras, muchas de ellas de origen indígena.
Después de mucho tiempo se agudizó más y empezó las ejecuciones. Toda la
gente decía que eran una locura, (se preguntaban) por qué matan a la
gente así nada más. Desaparecían a las mujeres, mataban a las personas,
las desparecen también, estaban quemando las casas.
“El objetivo (de todo esto) era vaciar la zona que es conocida como
el Valle de Juárez. Empezamos a documentar y descubrimos años después
que en ese lugar va a aterrizar el puente de tráfico de mercancías más
grande entre Estados Unidos y México, y va a caer en el Valle de Juárez,
entonces qué necesitaban, sacar a la gente. No lo iban a hacer
ofreciéndoles dinero, diciéndoles: ‘tome el dinero que cuesta su casa’,
sino que utilizaron una estrategia de terror indiscriminada para que el
precio de la tierra bajara, más el terror de matar, desaparecer a la
gente de manera indiscriminada, obligó que más de 250 mil personas
fueran desplazadas de manera forzada del Valle de Juárez”, explicó.
Detalló que el Valle de Juárez, luego de esta ola de violencia, quedó
semi-vacio, en las condiciones necesarias para desarrollar los planes
antes descritos.
“Hoy el Valle de Juárez esta semi-muerto, pero ya está comprado y
claro va a caer un puente y van a crear una ciudad increíblemente bonita
para los trabajadores de ese puente y de todas las mercancías que van a
ir de un lado a otro. Inclusive se usó también que la gente que estaba
en situación de calle las patrullas los subía y los llevaban 2 – 3 horas
al desierto, y ahí los dejaban. Algunos de ellos sobrevivieron y
después narraron esto, era una limpieza social, que efectivamente ser
indígena, ser pobre, no tener propiedad te hace desechable. Entonces
dijimos, estamos documentando los efectos de una política económica
neoliberal que lo que quiere es obtener todo el territorio posible”,
apuntó.
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