Hasta
los mismos puentes de la frontera con los Estados Unidos llegaron este
lunes los indignados agricultores mexicanos. Durante diez horas
bloquearon el carril de importaciones del puente internacional
Córdova-Américas que une las ciudades de El Paso, Texas, con Ciudad
Juárez, en México. A diferencia de otros años, éste, los agricultores no
se plantaron frente a la Cámara de Diputados para lograr incrementos en
el Programa Especial Concurrente (PEC), es decir, todos los rubros del
Presupuesto de Ingresos de la Federación destinados al campo. Por más
que el PEC aumente, también aumentan las dificultades y penurias de los
productores. Porque el presupuesto sólo es el punto de llegada de la
política económica y agroalimentaria del régimen que lleva a la
agricultura mexicana a la catástrofe.
Tan mala es dicha
política que ahora los productores se encuentran en una terrible
situación: sus bodegas están llenas, pero sus bolsillos están vacíos.
Han incrementado su productividad, pero los costos de producción los
están devorando, además de las pésimas políticas comerciales de un
gobierno que gira todo en torno al modelo económico neoliberal que sigue
de fracaso en fracaso.
Esta situación, ya insostenible,
es la que llevó a cientos de agricultores a manifestarse en el norte de
México, tanto en el puente internacional, como en varias carreteras.
Buscan a manifestar su inconformidad con la manera como el Gobierno
Federal conduce el sector productor de alimentos. De la urgencia y de la
amplitud de la problemática hablan los numerosos grupos que ahí se
dieronn cita: maiceros, frijoleros, manzaneros, algodoneros, chileros,
lecheros, transportistas.
El principal motivo y a la vez
principal demanda de la movilización de agricultores, sobre todo
medianos, es que el Gobierno Federal detenga la espiral alcista de los
costos de producción para la agricultura nacional que está golpeando
fuerte diversos sistema- producto. El núcleo duro de los incrementos
está en los energéticos. Las cifras que dan los productores son por
demás contundentes:
El diesel agrícola en Estados Unidos
cuesta el equivalente a 5 pesos mexicanos el litro; mientras que en
México, 14 pesos con treinta centavos. Los fertilizantes, de acuerdo al
Banco Mundial cuestan 200 dólares menos la tonelada en el mercado
internacional que en nuestro país.
Comparan los precios
actuales con los del año 2002: en ese entonces, con el barril de
petróleo a 50 dólares, los agricultores le pagaban a la Comisión Federal
de Electricidad (CFE) 25 centavos por kilowatt/hora de energía para
riego agrícola; el diesel costaba cinco pesos el litro y la gasolina,
siete pesos. Hoy, con el precio del barril de petróleo apenas llegando a
39 dólares, la CFE cobra el kilowatt/hora a 52 centavos, el doble que
hace 13 años, el precio del diesel se ha elevado en más de un 180 por
ciento y el de la gasolina , en casi un 100%.
No sólo es
el desproporcionado incremento de los energéticos, también afecta a los
productores nacionales, orientados al mercado interno, la devaluación
del tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar. Hay que tomar en
cuenta que una buena parte de las semillas mejoradas tienen que
importarse pues la estructura nacional para producirlas la desmantelaron
los neoliberales. Ahora con mismo dinero los agricultores adquieren una
cuarta parte menos de las semillas, de los fertilizantes y de los
agroquímicos que podían adquirir hace un año. Lo mismo sucede con las
refacciones y los implementos agrícolas que tienen que reponer.
A
la escalada ascendente de los costos de producción hay que agregar la
persistente tendencia a la baja de los precio internacionales de las
“commodities”, es decir, los productos agrícolas y las materias primas,
que es otra puñalada más a la economía de los productores.
Por
si fuera poco, ASERCA la instancia gubernamental que se dedica a la
fijación de precios de referencia, de subsidiar la comercialización de
alimentos básicos, se encuentra muy retrasada en el pago de subsidios
tanto a productores como a comercializadores. Tan sólo en el granero del
país, el estado de Sinaloa los maiceros reclaman se les cubran cinco
mil millones de pesos (unos trescientos millones de dólares),que se les
deben por sus cosechas. En Chihuahua el Gobierno Federal adeuda un total
de mil 634 millones de pesos (unos cien millones de dólares), por
coberturas de maíz, frijol, algodón, trigo y sorgo y apoyos a
productores y a empresas comercializadoras.
Toda esta
política de costos de producción revela que la Secretaría de Agricultura
del gobierno mexicano no es más que una dependencia de la Secretaría de
Hacienda, pues la lógica que prevalece no es la de producir más y
mejores alimentos para el Pueblo de México, sino la de las exigencias
tecnocráticas y financieras de quien maneja la política económica del
país.
Está sucediendo lo que a mediados de los años
sesenta: el sector agropecuario mexicano se encuentra exangüe de tanto
transferir valor a otros sectores de la economía nacional. Está
demostrando su gran capacidad productiva, pero a pesar de ello, enfrenta
un serio proceso de descapitalización, en primer lugar, por la escalada
de costos de producción en segundo, por la equivocada política de
precios y subsidios, y en tercero, por la integración económica
internacional subordinada promovida del Gobierno Federal. La negociación
del Acuerdo Transpacífico a espaldas de los productores del sector
agroalimentario vendrá a impactar muy negativamente la producción
nacional de alimentos básicos y generará aún más desempleo en el sector.
Ya se avizoran graves afectaciones para los productores de leche,
azúcar, café y manzana, entre otros.
Así, las políticas
librecambistas y neoliberales de quienes detentan el poder político y de
las trasnacionales del agronegocio apuntan directamente a desmantelar
el aparato productivo de alimentos y materias primas de México, para
hacerlo todavía más dependiente de las importaciones tasadas con un
dólar caro y compradas con un petróleo muy barato. Ya compramos al
extranjero más del 40% de lo que nos comemos. El camino al colapso.
- Víctor M. Quintana S. es asesor del Frente Democrático Campesino de Chihuahua e investigador/profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
http://www.alainet.org/es/articulo/173331
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