MÉXICO,
D.F. (apro).- Sin habérselo propuesto, la película estadunidense
‘Tierra de nadie: Sicario’, del director canadiense Denis Villeneuve,
revela cómo operan en la República Mexicana –como si fuera su casa y sin
que nadie los controle– el Buró Federal de Investigaciones (FBI, sus
siglas en inglés) y la Administración para el Control de Drogas (DEA).
El filme de ficción, que se estrenará en México el próximo viernes 30,
es protagonizado por Benicio del Toro y Emily Blunt. También participan
Jon Bernthal, Jos Brolin y Victor Garber.
La cinta, llena de misterio, cuenta la historia de Kate, una agente del FBI que no tiene la menor idea de dónde se ha metido.
Como se ha publicado en diversas ocasiones en la revista Proceso, el filme muestra, sin proponérselo, cómo la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) –con operadores de todas las agencias federales de espionaje de Estados Unidos, como la Agencia de Inteligencia Militar (DIA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la DEA – viola la soberanía de México.
Sicario polémico filme.
No obstante, los creadores de la historia no se dan cuenta de esa situación, por el contrario, utilizan a esas instancias para acabar con un capo mexicano y se creen los “salvadores”.
La película también muestra la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, hecho que molestó al alcalde de esa ciudad fronteriza, Enrique Serrano Escobar, quien anunció en medios impresos de El Paso, Texas, y en ‘The New York Times’, que demandará a los productores de la película.
Y es que para Serrano, “el contenido de la cinta perjudica la imagen de la urbe”, que llegó a ser considerada la más violenta del mundo entre 2008 y 2010, en plena guerra del crimen organizado.
“Exigimos respeto, porque hemos superado muchas dificultades para reivindicar el valor e imagen de nuestra Ciudad Juárez. Todos los días buscamos un mejor porvenir, lo que hoy nos hace fuertes como comunidad para competir en el contexto global”, señaló en un escrito.
En contraparte, los ciudadanos han
señalado que no se cambia la opinión sobre una ciudad con una película,
ni se mejora con una campaña. “Para que haya un cambio en la percepción
es necesario que la realidad cambie”, destacó el presidente de la
organización civil Plan Estratégico de Ciudad Juárez, Sergio Meza.
En la película todo inicia cuando la agente del FBI de Arizona y líder
del equipo antisecuestros, Kate Macer, descubre una “casa de la muerte”
perteneciente a un cártel mexicano. El impactante hallazgo de cuerpos
tiene varias consecuencias a nivel personal y global. En el mismo lugar
estalla una bomba y pierde a varios de sus compañeros en misión. Kate es
reclutada para unirse a una misión encubierta dirigida por un
misterioso colombiano conocido como Alejandro (Del Toro, ganador del
Academy Award como mejor actor de reparto por Traffic, 2000), junto con
el agente especial Matt Graver.
Kate está dispuesta a una cacería
por la justicia. El equipo se pasa a Ciudad Juárez, donde se encuentran
con las drogas, el terror, la inmigración ilegal, la corrupción y una
escalada de crímenes trágicos que ha dejado a la gente de ambos lados de
la frontera atemorizada y en constante alerta. Pero el equipo no cumple
las reglas y eso desagrada y confunde a Kate.
El director
Villenueve ha declarado: “Sicario echa un vistazo sin concesiones a las
operaciones encubiertas y cárteles mexicanos, pero también es la
historia de Estados Unidos acerca del idealismo y realismo, que chocan
cuando trata de arreglar los problemas de otros países”.
“Es una
película sobre toma de decisiones”, ha manifestado Del Toro, quien se
aventura en uno de sus papeles más contradictorios, encarnando al
vengativo asesino Alejandro, un sicario. “Es difícil decir si alguno de
los personajes en Sicario es bueno o malo. ¿El fin justifica los medios?
¿Qué pasa cuando llegas a una situación en la que quieres matar a un
tipo y terminas matando a 20 inocentes? Mataste al tipo, ¿pero a qué
precio?”
El escritor
El guionista texano
Taylor Sheridan, quien es más conocido como actor, deseaba profundizar
en esa realidad: “Me di cuenta que aquel México que conocí de joven, ya
no existe, ese México al que uno podía ir en automóvil ya no está, se ha
vuelto un lugar sin ley. Al mismo tiempo me di cuenta que no había
visto películas sobre cómo ha cambiado la vida de norte de México, cómo
está dominada por drogas y corrupción, cómo los cárteles se han ido
militarizando.”
Y para escribir el texto hizo una larga
investigación. “Fui por toda la frontera… No puedes entrevistar a
miembros de los cárteles ni a trabajadores de gobierno, la única forma
de entrar era ganándome la confianza de los más afectados, es decir, los
migrantes, que por necesidad cruzan esta frontera y habitan la tierra
de nadie que se encuentra entre el sur de Arizona, Nuevo México y norte
de México, ellos eran mis recursos.
“Las historias de crímenes
generalmente se cuentan desde el punto de vista del héroe o villano.
Esta historia no podía ser así; esta es una historia en la que aunque
creas que han atrapado al villano, te das cuenta que el problema no se
ha resuelto, pues mañana habrá otro villano.”
Los productores
mismos dicen que “a pesar que la tasa de asesinatos ha caído desde 2012,
la ciudad sigue siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para
ejercer periodismo e investigación, y nuevos cárteles están surgiendo”.
A su vez, el productor Basil Iwanyk recuerda: “Cuando decidimos viajar a
Ciudad Juárez no pudimos hallar una sola agencia de seguridad
norteamericana que nos diera oficialmente el visto bueno para cruzar la
frontera. Acudimos entonces a un contacto del lado mexicano que
previamente había llevado a un equipo de CNN a Ciudad Juárez hace
algunos años, quien a su vez contactó a un montón de agentes federales
encubiertos que nos sirvieron de guías.
“Llevaban
subametralladoras al frente del coche y nos daban instrucciones
específicas, como que trajera siempre mis lentes; uso lentes de contacto
en caso que nos detuvieran para secuestrarnos. Manejábamos una
camioneta blanca porque sólo los narcos manejan camionetas negras, así
que si viajas en una camioneta negra puedes convertirte en un objetivo.”
Durante seis horas intensas, al equipo de búsqueda de locaciones se le
permitió salir del auto únicamente dos veces. Iwanyk narra: “Un Mustang
blanco se nos pegó como la sombra porque nos estábamos quedando
demasiado tiempo en ese lugar, pero valió la pena hacer el viaje por la
película y entendimos lo que era Ciudad Juárez; hizo que la visión de
Denis se congelara. Algo que te impacta de Ciudad Juárez es que la vida
sigue, los niños juegan al balón y la gente continúa con su vida diaria,
pero al mismo tiempo todo está cubierto por un manto de oscuridad y
crimen.
“Quienes fuimos a Ciudad Juárez fuimos sacudidos fuertemente, todos.”
Pero al final la mayor parte del rodaje se llevó a cabo en Albuquerque,
Nuevo México; El Paso, Texas, y Veracruz, México”, apunta.
Según
el productor Basil Iwanyk, Villeneuve era el indicado para plasmar el
gran espectro que abarca Sicario: tensión emocional, acción de alta
intensidad y complejidad ética.
“Dennis tiene un tacto elegante e
íntimo que enaltece la acción. También tiene una increíble habilidad
para retratar la oscuridad en las almas de sus personajes, incluso lo
más oscuro en almas de hombres y mujeres decentes”, concluye.
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