Eduardo Ibarra Aguirre
Cuatro
ciudadanos mexicanos –Josefina Ricaño Bandala, Armando Santa Cruz
González, José Pablo Girault Ruiz y Juan Francisco Torres Landa Ruffo–
ya pueden “sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer, transportar y
consumir” (perdón por la horrible cacofonía) mariguana para autoconsumo
lúdico y recreativo, por decisión de la primera sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación que los amparó ante una negativa rotunda del
Ejecutivo, específicamente de la Comisión Federal para la Protección
contra Riesgos Sanitarios.
Sin
precedente es la decisión que aprobaron los cuatro ministros al votar
el dictamen elaborado por Arturo Saldívar, y el único voto en contra fue
porque –dijo Jorge Pardo Rebolledo– “el documento omitió incluir la
manera en que los quejosos debieran adquirir la semilla de la
mariguana”. En rigor, la primera sala coincide con la sustancia del
dictamen.
El
carácter defensivo de la posición del presidente Enrique Peña si bien
es comprensible por cuanto él lleva tres años llamando al debate sin dar
el más mínimo paso en esa dirección que ya es ineludible y, por el
contrario, envió previamente a los impresentables Manuel Mondragón y
Arturo Escobar a subestimar el análisis de la SCJN, pagará altos costos
políticos al minusvalorar una decisión que hoy beneficia sólo a los
cuatro amparados. Pero es inconcebible que en el futuro no se
multipliquen los beneficiarios de la puerta que el miércoles 4 abrió la
Suprema Corte. Y que marcará un antes y un después en las políticas
prohibicionistas y punitivas en materia de drogas ilegales.
Una
obligación del primer empleado de los mexicanos –no otra función tiene
el presidente por más que lo rodeen aduladores de oficio y más de
beneficio–, es valorar los alcances de una decisión como la que se
reseña, pero cosa muy distinta es acotarla hasta la subestimación. Y más
aún envolverse en la bandera de que la “comunidad
internacional” debe analizar el tema. Requiere hacerlo, pero antes es
preciso que México tome distancia por lo menos discursiva de las
políticas y programas que le impuso la Casa Blanca desde que obligó a
Lázaro Cárdenas a modificar el Reglamento Federal de Toxicomanías, de
febrero de 1940, y después con la guerra contra las drogas de Richard
Nixon, en la que probablemente se inspiró Felipe Calderón.
Casi
todos los políticos llamaban al debate antes del día 4, al parecer como
recurso cómodo para eludir definiciones que les resten votos a partidos
y grupos. La SCJN ya les quitó el pretexto que razonable y ruidosamente
(“No nos hagamos pendejos”) criticó Jorge Castañeda.
Los
márgenes para las indefiniciones se estrecharon y el pospuesto debate
ya no tiene pretextos. Televisa, es preciso reconocerlo, desempeña un
importante papel al impulsar la discusión esta semana, espacio duopólico
que sin embargo regateó tiempo a las reformas energética y educativa,
pese a que dos terceras partes de la ciudadanía no apoyó a la primera. Y
en el caso de la segunda aún encabeza la estigmatización de los
docentes afiliados a la Coordinadora Nacional como vándalos, aviadores y
hasta mal vivientes.
Aclaro
que nunca fumé la llamada yerba mala que medicinalmente es
extraordinaria. A los 15 años de edad me la ofrecieron como gesto de
“amistad” en la prisión de Monterrey, participé en convivios donde la
mayoría la consumió y por el hornazo descubrí que me encantaría. Por
ello, guardo respetuosa distancia, misma que no logré con el cigarrillo
sino hasta años recientes.
Acuse de recibo
“Ya
es hora Eduardo, antes de que tengamos el sonido de las valientes
cacerolas. De esas faldas necesitamos, de esa estatura, de esa valentía,
incluyendo a militares. Abrazo, licenciado Ibarra, que se difunda entre
los militares para que conozcan a nuestra generala, alcaldesa Leticia
Salazar Vázquez. Que el señor la empodere y los hombres de la milicia
mínimo la protejan con una herradura círculo permanente”; escribe Jorge
Rogelio Castro sobre la Utopía: “Y si yo estoy en Matamoros es por
Dios”… Federico Campbell Peña invita a la subasta de la obra fotográfica
de Armando Lenin Salgado, el 9 de noviembre a las 18 horas en el
restaurante Peces, Jalapa 237, colonia Roma. Las fotografías son, entre
otras, sobre el movimiento estudiantil y popular de 1968, el 10 de junio
de 1971 y Genaro Vázquez Rojas… Textos para leerse en el portal de
Forum: Venció al machismo para ser lideresa agraria (Angélica Soto
Espinosa). Asistencialismo, punta de lanza del PEF (Anayeli García
Martínez). AVG, incapaz de acabar el “pacto patriarcal” (Anaiz Zamora
Márquez). Sin avances en el Sínodo de los Obispos (Leonardo Bastida
Aguilar). La disputa sobre los derechos y la mariguana (Héctor Barragán Valencia). Mondragón y Kalb, las adicciones y “el bisne” (Francisco Rodríguez). Sobre sí mismo el individuo es soberano (Jorge Meléndez Preciado). Mandaron a los marinos a la guerra a matar “poquito” (Isabel Arvide). http://www.forumenlinea.com/site/
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