Gran Angular
Adital
Por Magali Zevallos
Las violaciones sexuales durante la guerra interna es una de las más
graves violencias contra la mujer en la historia del Perú, la CVR
registró 538 casos: 527 fueron contra mujeres,principalmente campesinas y
amas de casa, quechua hablantes, analfabetas, entre 10 y 29 años. El
83% de estas violaciones son imputables a agentes del Estado. Aunque
según elRegistro Único de Víctimas, la cifra se elevó a 4,405 mujeres,
sin embargo ninguna ha obtenido justicia. Otra grave violencia
perpetrada contra miles de mujeres ha sido las esterilizaciones forzadas
llevadas a cabo durante el régimen de Fujimori, política de Estado que
vulneró profundamente la vida, la integridad y la dignidad de miles de
mujeres pobres.
El llanto y la amargura de la violencia política vivida por muchas
mujeres ayacuchanas, es un rasgo que demuestra que aún las heridas
siguen abiertas, y que el país está lejos de la reconciliación y la
verdad, y que carece de una memoria histórica frente a los hechos más
violentos y dolorosos de la historia del Perú, sufridos durante los años
1980 al 2000.
Han transcurrido doce años de la entrega del Informe Final de la CVR,
María Emilia Flores, quechua hablante nos muestra un documento que
certifica que forma parte del número de víctimas registrados por la CVR –
fue golpeada, torturada y violada –, ella reconoce a sus agresores como
"Los Cabitos” – nombre de un cuartel del Ejército Peruano, ubicado en
Huamanga, Ayacucho. María Emilia después de más de una década de la
visita de una comisión de la CVR señala que ningún representante del
Estado volvió para cumplir con lo que le habían ofrecido: reparación, ni
siquiera con su principal demanda: tratamiento médico y psicológico.
Los soldados tocaron la puerta de su casa mientras su esposo iba a
cuidar y trabajar la chacra. Su última hija tenía nueve meses de nacida.
Aprovechando la ausencia de su esposo, dos soldados la encerraron en
una habitación de su casa, la torturaron y abusaron sexualmente de ella.
No la soltaron sino hasta las once de la noche.
María Emilia Flores.
Entre lágrimas y lamentos María Emilia nos relata uno de los peores
episodios que le toco vivir: "Los Cabitos también me golpearon. Me
torturaron, me violaron y quisieron ponerme brasas de fuego en la boca.
Los Cabitos me golpearon y maltrataron. Desde esa fecha no dejo de toser
y no escucho nada. Hace mucho tiempo que me he quedado sorda”.
Las víctimas eran analfabetas o con estudios primarios. Mujeres
quechua hablantes (75% de los casos), de origen rural (83%), campesinas
(36%) o amas de casa (30%).
Hipólita Oronjuy tiene el mismo patrón de agresión y violencia de los
años 90, ella es de Ayacucho, y se tuvo que desplazar hasta Chilca,
Huancayo, con su hijo en brazos para poder salvar su vida y la de su
familia. Hipólita fue violada sexualmente en dos oportunidades, además,
ella y su esposo fueron torturados: "Habían muchas violaciones, ni una
mujer se salvaba, era terrible, ahí, no valía vivir. Allá te torturaban,
acá te torturaban, era terrible, esa vida no quisiera que la llevara
nadie”.
Para huir de la guerra iniciada entre las fuerzas armadas y el
terrorismo en Ayacucho, tuvo que caminar muchos días, sin alimentos y
descalza – para no hacer bulla con sus pasos –, tampoco podía permitirse
gritar y llorar, solo sollozar en silencio, tenía que huir para
sobrevivir a la guerra. Aunque pensó que nunca más volvería a ver a su
esposo, meses después se encontrarían en Chilca.
En el tramo entre Ayacucho y Huancayo encontró un hospedaje, "ahí
entraron encapuchados, entraron al hospedaje y no sabía cómo escapar
porque estábamos ahí con mi hijo, y me agarraron entre dos, ahí es lo
que pasó la violación. Hasta en dos oportunidades, otro fue en el campo,
le tiraron a mi hijo para otro lado, no podía como defenderme, me
agarraron entre tres, y así sufrí de violación”.
"Cuando empezó la guerra ya no sabías con quién estar, o a quién
apoyarte ¿qué hacías? estar sentada ahí o sino irte a los montes para
que puedas sobrevivir, llevar tu vida para que puedas salvar con los
hijos cargados, ya no te importaba si tenías o no comida. Y así teníamos
que ir, si nos encontraba ahí el Ejército o los terroristas, ahí te
mataban. Tenías que estar calladito, sin decir nada”, dice.
Para ellas, los años del terror no terminaron con las torturas y
violaciones, sumado a ello, poco tiempo después, fueron sometidas a una
política de esterilización forzada, bajo la excusa de erradicar la
pobreza en los sectores más pobres del país, el gobierno de Alberto
Fujimori, emprendería una feroz campaña para el control de la natalidad,
dirigido principalmente a mujeres andinas, campesinas, analfabetas y
pobres. María Emilia e Hipólita forman parte de las aproximadamente 300
mil mujeres que alcanzó este programa en todo el país, aunque ninguna de
las dos están incluidas en el expediente de la investigación penal, que
reporta un total de 2,074 víctimas.
En Memoria del caso peruano de esterilización forzada, Giulia Tamayo,
Alejandra Ballón y Kimberly Theidon sustentan que estas intervenciones
se dieron en Ayacucho pese a que había un crecimiento negativo
poblacional, debido a la mortalidad asociado al conflicto armado
interno, es decir que se siguió diezmando a las poblaciones justo en un
contexto de una baja poblacional extrema.
"Nos llevaron y nosotros no queríamos, llorábamos y nuestros hijos
también. Y me cortaron, mi esposo no estaba aquí, estaba de viaje.
Cuando regresó, casi después de dos meses me dijo: Quién te obligó,
diciendo se enojó, quién te mandó ir allá. Le reclamó al doctor: quién
te ordenó llevar a mi esposa, sin mi consentimiento has llevado, le
dijo”.
Aprovechando la ausencia de su esposo, dos soldados la encerraron en una habitación de su casa.
Pese a su llanto incontenible continua su relato: "A mí sola me
hicieron esto, estaba sola con mis hijos. El doctor nos dijo que nos iba
a dar alimentos. Desde que me operaron todo es diferente, estoy enferma
y no tengo fuerza para nada. Cuando trabajo mis fuerzas disminuyen y no
puedo viajar. Mis hijos están en edad escolar, tengo que educarlos,
pero no puedo. Antes trabajaba normal. Iba a donde sea a trabajar”,
sostiene María Emilia.
Cuando Hipólita empezaba una nueva vida en Huancayo, después del
nacimiento de su segundo hijo, fue a la posta donde ya tenía historia
médica, ahí le dijeron que tenía que operarse: "pero señorita por favor
yo no quiero, no. Tú ya tienes varios hijos ya, yo no te voy a soltar
ya. Ahí ya me amarraron para que me operaran, cuando desperté estaban
amarados mis pies y mis manos, y me habían operado ya sin querer, yo no
quería”.
Debido a la ausencia de un Registro Único de Víctimas (RUV) es que a
la fecha no se conoce el número exacto de personas esterilizadas contra
su voluntad. El actual gobierno se niega a impulsarlo, el viceministro
de Derechos Humanos, Ernesto Lechuga, afirmó que el Ejecutivo no puede
crear un registro oficial de víctimas, hasta que no se resuelva el caso
en los tribunales. Lo que confirma que no hay voluntad política para
sincerar las cifras, ya que tanto las reparaciones y el RUV van de
manera independiente y paralela del tema judicial.
Campaña electoral y las esterilizaciones forzadas
El caso de las esterilizaciones forzadas estará en la escena política
debido al proceso electoral presidencial que se avecina. Keiko
Fujimori, quien encabeza las preferencias, fue primera dama cuando se
llevaron a cabo este Programa de Planificación Familiar impulsado desde
Palacio de Gobierno (1996-2000).
Hipólita fue violada sexualmente en dos oportunidades, además, ella y su esposo fueron torturados.
Alejandra Ballón, señala que con las esterilizaciones forzadas se
tienen pruebas de que significó un crimen de lesa humanidad. "Fue una
política de Estado, durante el Gobierno de Fujimori, esto fue reconocido
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el 2003, en el
acuerdo amistoso de María Mamérita Mestanza. Llamar mitos a las
esterilizaciones forzadas, me parece gravísimo de parte de una candidata
a la presidencia”, dice la investigadora en respuesta a las
declaraciones de Keiko en la Universidad de Harvard, quien
responsabilizó a los médicos y calificó dichas esterilizaciones forzadas
como un error lamentable.
La indignación de los médicos no se hizo esperar. La Federación
Médica del Perú recordó de manera tajante que las intervenciones fueron
el resultado de una política de gobierno aprobada por Alberto Fujimori.
"Las declaraciones de la candidata presidencial demuestran que no existe
un sentido de autocrítica real por lo ocurrido durante el régimen de su
padre. En el gobierno de Fujimori se impuso una política de gobierno
que cambió las normas sobre planificación familiar y obligó a los
médicos a realizar esos procedimientos”, sentencia el comunicado.
Keiko pre-candidata a la presidencia del Perú, junto a su padre, el dictador Alberto Fujimori.
Julio Arbizu abogado de las víctimas, representadas por la
organización feminista Demus, sostiene que hay responsabilidades que
exceden a las de los médicos. "Me temo que este giro discursivo de la
señora Keiko Fujimori no sea sino una estrategia de campaña que abandone
prontamente el mensaje cuando se dé cuenta de que en realidad,
responsables de esa campaña y de otras igualmente nefastas, han sido su
padre y su entorno más próximo”.
El caso en los tribunales
Las denuncias por esterilizaciones forzadas han sido archivadas hasta
en dos oportunidades (2009 y 2014), el caso no está judicializado, se
encuentra en la etapa de investigación fiscal que vence entre enero y
febrero de 2016.
"Los Cabitos también me golpearon. Me torturaron, me violaron y quisieron ponerme brasas de fuegoo en la boca”.
El único caso de violación de derechos humanos que ha reconocido el
Estado fue el de la fallecida María Mamérita Mestanza. En 2003 el Perú y
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) suscribieron un
Acuerdo de Solución Amistosa, por el cual el Estado aceptó indemnizar a
la familia de esta mujer que murió en 1998 tras ser víctima de este
programa en Cajamarca. En este Acuerdo se obligó también al Estado a
investigar y sancionar a los responsables.
"Con la ampliación de las investigaciones el personal de la Fiscalía
sigue recogiendo declaraciones de más víctimas y testigos. La Segunda
Fiscalía Supraprovincial, a cargo de la doctora Marcelita Gutiérrez ya
ha tomado declaraciones de presuntas víctimas en distintas localidades
de la sierra sur del país, y ya ha programado diligencias para lugares
como Moquegua, Cuzco y Piura”, dice Arbizu.
Según fuentes fiscales las cifras de las 2074 víctimas irán en
aumento, porque ya se vienen recogiendo testimonios que no están
comprendidas en las denuncias actuales.
No sabremos la verdadera magnitud de esta política hasta que no se
concluya una investigación exhaustiva y haya un registro único de
víctimas, y cuando lleguemos a esa verdad ¿Cómo procesará la sociedad
que el Estado haya cometido una de las más graves violaciones de
derechos humanos en la historia reciente de nuestro país? ¿Cómo asumirá
una parte de la sociedad que culpabiliza a estas mujeres por ser pobres y
rurales, y que por ello justifica este delito de lesa humanidad?
Video testimonial de María Emilia: https://goo.gl/hSwHJ8
Video testimonial de Hipólita Oronjuy: https://goo.gl/tHLkRw
Link del reportaje: http://goo.gl/Kta47d
Fuente: Gran Angular
Twitter: @El_Gran_Angular
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