Eduardo Ibarra Aguirre
La
alcaldía de Matamoros pagaba entre 20 y 25 millones de pesos mensuales
“por derecho de piso” al crimen organizado, mejor conocido por aquellos
tamaulipecos rumbos como La Maña. La denuncia política pero no
ministerial, la formuló Leticia Salazar, la controvertida presidenta
municipal por el Partido Acción Nacional, en un discurso pronunciado en
Nuevo Laredo, el 27 de octubre.
Que bien que Salazar
Vázquez, quien apenas el 9 de marzo sufrió un atentado y salvó la vida
porque el automóvil en que viaja es de alto blindaje, hace público el
grave hecho; pero mal, muy mal está el que no proceda ministerialmente,
pues si las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los tres
poderes de la Unión no pregonan con el ejemplo a sus gobernados, los
ilícitos no denunciados permanecerán en 98 de cada 100.
Más
todavía en un país donde el cobro por “derecho de piso” no es privativo
de las bandas criminales, sino práctica generalizada en miles de
municipios donde el vigoroso comercio informal, que también vende
productos no sólo robados sino fabricados por aquéllas, operan desde
hace décadas pagando una “cuota”, también en las delegaciones políticas
del Distrito Federal.
La
valentía aparente o real de la joven y hasta guapa alcaldesa de la
“tres veces heroica” Matamoros, como con orgullo llamaban a la
fronteriza ciudad sus nativos, no logra ocultar algunas confusiones tan
elementales como peligrosas, como colocar en el mismo saco la acción del
Cártel del Golfo, con las críticas de sus opositores políticos al
sostener, de acuerdo con el reportero Juan Manuel Reyes (Excélsior,
27-X-15): “Hemos
recuperado muchos espacios y eso ha incomodado a mucha gente; sabía que
era una película fea pero no de terror”. Los que “buscan desprestigiar a
mi gobierno” no pueden porque el trabajo realizado se caracteriza “por
rendir cuentas claras”.
Denunciar
en términos tan genéricos (“mucha gente”) pareciera de una
irresponsabilidad impropia de quien se ufana de no pagar “derecho de
piso”. Máxime cuando observadores del estado del golfo de México,
estiman que en la última contienda en la que resultó electa Norma
Angélica Salazar, compitieron candidatos “apadrinados” por uno u otro
corporativo criminal por medio de distintas franquicias electorales. Con
independencia de la veracidad de la tesis, da clara idea del enjambre
de relaciones existentes entre la política, el crimen organizado y las
autoridades tamaulipecas.
Fenómeno
que, por cierto, data de los años 40 del siglo pasado, cuando Juan
Nepomuceno Guerra, tío de Juan García Ábrego, fundador y primer capo del
Cártel de Golfo, era el amo y señor del contrabando, factótum de la
política local y terror de los habitantes. Todo ello con la amistad de Raúl Salinas Lozano, el padre de los Salinas de Gortari.
Imposible
omitir que el 28 de octubre de 2014, la alcaldesa estuvo envuelta en un
escándalo por la desaparición de tres jóvenes estadunidenses (Érica,
Alex y José Ángel Alvarado Rivera, de 26, 22 y 21 años), presuntamente a
manos del Grupo Hércules, policías de élite bajo su mando. Uniforme que
también usa en ocasiones Salazar.
Por
si lo anterior fuera poco, Norma Leticia Salazar Vázquez explica con
frecuencia a sus paisanos que “su fortaleza” como presidenta municipal
obedece a que “viene de lo alto”. Y con el abuso de frases que no
resultan convincentes cuando se trata de poner a buen resguardo la vida y
los bienes e inmuebles, jura: “Y si yo estoy en Matamoros es por Dios”.
Acuse de recibo
María
Teresa Menéndez Monforte, de Mérida, Yucatán, sí registró que Utopía
llegó el viernes pasado a la edición 1600 y con tal motivo envió
felicitación… Política y delito y delirio. Historia de 3 secuestros
(Ediciones Cal y Arena, 2012) es una investigación realizada por José
Woldenberg, de obligada lectura para entender los secuestros de Arnoldo
Martínez Verdugo y Félix Bautista en 1985. A lo largo de 306 páginas y
en base a recortes de periódicos, citas de algunos libros y los
testimonios de Antonio Franco y Jorge Alcocer –quienes se quedaron muy
cortos y el segundo muestra más preocupación por reconocer el importante
papel jugado por el presidente Miguel de la Madrid en el afortunado
desenlace de los graves hechos–, Woldenberg reconstruye, hurga en
antecedentes y contextualiza muy bien. En 13 páginas comparte su propia
interpretación… De los 40 reportajes, entrevistas y notas que integran
el número 325 de Forum en Línea, le recomiendo: Cómo sugerir a Bush que felicitara a Calderón (Pablo Cabañas Díaz). En crisis, el sistema penitenciario: Musi (José Sobrevilla). “Los jales de la muerte” en Guerrero (José Hugo García Salcedo). La huelga nos salvó la vida: mineros de Taxco (Julio Pomar Jiménez). ¿A qué teme el gobierno?: Madres de Los 43 (Angélica Soto Espinosa). Ayotzinapa: Nuestra entrevista con Beristain (Orsetta Bellani). Las mujeres rurales son ignoradas (Jocelyn Soto Espinosa). http://www.forumenlinea.com/site/
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