Carlos Bonfil
Fotograma del filme venezolano Desde allá
El derecho del más
fuerte. Caracas, época actual. Armando (Alfredo Castro), hombre de 50
años, taciturno y silencioso, recorre como fantasma las calles de una
ciudad en franco deterioro social. Entre los jóvenes de aspecto
pendenciero elige al objeto de su apetencia erótica, lo lleva luego
hasta su casa y ahí le ofrece algo de dinero a cambio de una mínima
gratificación sexual. La rutina parece repetirse a diario, tan
metódicamente como su propio trabajo en prótesis dentales. Cuando este
personaje hermético, incapaz de expresar sus sentimientos, conoce a
Elder (Luis Silva), agresivo joven de 21 años, y se interesa en él hasta
arrancarle una reciprocidad perversa, Desde allá, primer largometraje del venezolano Lorenzo Vigas, comienza a adquirir los tintes de una novedosa y muy negra trama de suspenso.
Más allá de la primera explicación sicológica de dos seres a los que
todo opone (medio social, educación, edades), y que parecen sin embargo
vinculados por una misma relación tormentosa con la figura paterna, lo
que prevalece y hace la fuerza de este filme es la exploración de las
relaciones de poder entre el hombre maduro capaz de someter las
voluntades con su poder de compra, y el delincuente de poca monta,
físicamente bravucón, pero sentimentalmente vulnerable. Una trama
paralela hace que la turbia historia pasional transite paulatinamente
hasta los territorios del crimen.
Lo notable es el modo en que el director y guionista evitan
las tentaciones evidentes: el sensacionalismo de la nota roja o el
regodeo en conductas volcadas a la abyección sexual, para ofrecer, en
cambio, un relato sobrio, dramáticamente muy controlado, cercano al cine
de Fassbinder (La ley del más fuerte) o al de François Ozon (Gotas de agua sobre piedras ardientes),
con la variante elocuente de un machismo tropical teñido de homofobia.
Alfredo Castro, actor predilecto del chileno Pablo Larraín, ofrece aquí,
de nueva cuenta, una caracterización soberbia (muy digna de su Tony Manero o de Post mortem), mientras
el joven debutante Luis Silva se vuelve toda una revelación en su
compleja composición de fragilidad moral y actitud canalla. Aunque el
tema declarado de la cinta es la ausencia del padre, asunto más
atractivo aún será el que también ahí se sugiere, el de un amplio
sometimiento voluntario ante el poder económico, político o sexual que
perversa y duraderamente se instala en nuestras sociedades en crisis.
León de Oro en la pasada Muestra de Arte Cinematográfico de Venecia.
Cineteca Nacional. Sala 1, a las 12 y 17:30 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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