La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA)
publicó su informe “La presencia de las mujeres en el sector
cinematográfico”, correspondiente a 2015.
Entre sus conclusiones destaca que la reproducción de los roles de
género en el cine ha crecido en los recientes 10 años: hay 7 por ciento
más de trabajadoras en vestuario, maquillaje y peluquería (82 por
ciento), y se ha elevado en 11 puntos porcentuales el número de
empleados en sonido y efectos especiales (92 por ciento).
En cuanto a la llamada “segregación vertical”, el estudio demuestra el difícil acceso para las mujeres a los grupos directivos.
El trabajo, realizado por la especialista Sara Cuenca, se presentó en la
tercera edición del CIMA Mentoring. Con base en sus resultados, es
absolutamente necesario hablar sobre la representatividad de las mujeres
en el mundo del cine, ya que la estructura laboral que lo conforma está
ampliamente masculinizada.
La investigación busca conocer con exactitud el papel que ocupan las
mujeres en la industria cinematográfica a través de los siguientes
parámetros: analizar la representatividad femenina en los puestos de
mayor responsabilidad, y el reconocimiento público a los trabajos en los
que ellas han ocupado los cargos de directora y/o guionista.
La muestra del estudio son 143 largometrajes, por lo que no es un
análisis sobre todas las películas estrenadas en el año, pero sí sobre
la mayoría de ellas.
En las producciones participaron mil 876 personas, encabezando las
especialidades de mayor responsabilidad, de las cuales 493 son mujeres y
mil 383 son hombres. Es decir, ellas representan 26 por ciento de los
puestos más importantes, frente a 74 por ciento que ocupan los hombres.
Los cargos con mayor feminización son maquillaje y peluquería, y diseño
de vestuario, alcanzando 75 y 92 por ciento, respectivamente.
El resto de porcentajes los encontraríamos por debajo de la mitad, lo
que muestra que sólo dos de las 12 categorías superan esa marca
porcentual.
Con una media de 44 por ciento de mujeres está el puesto de dirección
artística, y con 43 por ciento el de dirección de producción. Al
descender los porcentajes encontramos los puestos de montaje (25 por
ciento); producción y producción ejecutiva (24 por ciento); dirección
(19 por ciento); guión (12 por ciento), o efectos especiales (11 por
ciento).
En el caso de la animación, se analizaron cinco películas. La presencia
de las mujeres en este género es reducida, pese a que el número de
largometrajes de animación también lo sea. Los resultados develan que en
este género la presencia femenina es de 8 por ciento respecto del
total; es decir, sólo seis de los 72 cargos destinados a la elaboración
de películas de animación fueron ocupados por mujeres.
En definitiva, ellas se ven afectadas tanto por la segregación laboral
“horizontal” como “vertical”. La “segregación vertical” se refleja en la
dificultad de acceso a los grupos directivos. La “segregación
horizontal” se manifiesta de manera acentuada en la alta
representatividad de las mujeres en los cargos relativos a maquillaje,
peluquería y diseño de vestuario, mientras que ellos tienen los cargos
técnicos, como sonido o efectos especiales.
Por otra parte y pese a que el porcentaje de representatividad de las
mujeres es significativamente menor al de los hombres en las categorías
de dirección y guión, el reconocimiento a los trabajos dirigidos y
escritos por las mujeres es porcentualmente algo más elevado que el
reconocimiento atribuido a los hombres en las mismas categorías.
Como explica la autora del estudio, “sólo cabe continuar y desarrollar
medidas que apoyen los valores de igualdad entre los sexos, como el
acceso de las mujeres a la diversidad de funciones necesarias en la
creación fílmica en su más alta categoría”.
Las medidas, acciones y cambios que acontezcan en la estructura laboral
del ámbito cultural adquieren especial importancia por ser este sector
un agente activo de transmisión cultural. Si la estructura en la que se
sustenta el mundo del cine es ampliamente masculinizada, podría pasar
que se perpetúen valores que no ayudan a terminar con el sexismo y la
visión androcéntrica.
Por una parte, no se recogen ni atienden necesidades y el discurso de
más de la mitad de la población; por otro, no favorece el cambio de
valores ni pautas culturales.
Es por ello que CIMA trabaja por cambios a favor de la igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres. Igualdad de oportunidades
centradas en favorecer el acceso de las mujeres profesionales del mundo
del cine y el audiovisual a puestos directivos y de responsabilidad.
CIMA pone especial énfasis en que haya más personajes femeninos
protagonistas en los productos audiovisuales, y defiende que éstas
representen modelos de mujeres activas, responsables y cuya actuación no
quede supeditada al papel de los hombres protagonistas, así como la no
complacencia ante la violencia machista.
Por: la Redacción
Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid, Esp.-
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