Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
La
adulación es una de las prácticas más socorridas en el sistema político
con todo y la longeva transición a la democracia que se
institucionalizó con la reforma política de José López Portillo. También
en el ámbito de las relaciones no políticas (personales, religiosas,
empresariales y afectivas) es recurso generalizado.
Mejor
conocida como lambisconería, la adulación es “Alabanza exagerada y
generalmente interesada que se hace a una persona para conseguir un
favor o ganar su voluntad.”
Lo dicho es pertinente
para comentar el discurso del secretario de Educación Pública en el
acto del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en horario laboral, con
motivo del aniversario 71 del fallecimiento de Plutarco Elías Calles,
cofundador del abuelo del Revolucionario Institucional, el Partido
Nacional Revolucionario.
En el Monumento a la
Revolución donde reposan los restos de Calles, muy cerca de los de
Lázaro Cárdenas, quien lo mandó al exilio, además de los de Francisco
Madero, Venustiano Carranza y Francisco Villa, allí Aurelio Nuño arengó:
“La derecha radical busca recuperar privilegios perdidos y sobreponer
intereses particulares al bien común; de la misma manera, la izquierda radical busca destruir lo que tanto trabajo nos ha costado construir como nación.”
El
orador que hace discursos ante escolares sin que nadie le llame la
atención, pues obstruye la tarea educativa y manipula a niños, no se
molestó en explicar qué entiende por radical (de la raíz o relacionado
con ella), y sin decirlo colocó a su partido, a su jefe y amigo en el
inexiste centro, por lo menos donde los compromisos estratégicos entre
Acción Nacional y el tricolor datan de 1988, el PRIAN.
Dijo
más Nuño Mayer: “México necesita instituciones fuertes y no caudillos.
Cuando éstos se imponen a las instituciones, representan una amenaza”.
Omitió el olvidadizo orador que el Jefe Máximo (Calles) jugó un papel
clave en la Presidencia de la República sin ser el titular (1928-34).
Mas
lo medular del discurso fue el presente de un mandatario venido a menos
en el cuarto año de gobierno, como es la inveterada costumbre del
sistema y la sociedad que primero lo ensalzan y después lo
responsabilizan de todos los males hasta exigir su renuncia, como si con
ella se resolviera alguno de los problemas nacionales.
“Peña
Nieto se ha enfrentado al reto de reconstruir el Estado mexicano tras
el extravío que sufrió después de la primera transición democrática,
cuando fue cooptado por poderes fácticos e intereses ajenos al bien común”,
destacó Nuño y lisonjeó que “ha enfrentado el desafío con seriedad,
serenidad, audacia y determinación. Con gran visión y realismo ha sabido
sobreponer el interés de México a los intereses particulares, más allá
de coyunturas políticas o la búsqueda de popularidad.”
Por
si no fuera suficiente, Enrique Peña “ha sentado las bases para
construir en el siglo XXI un México en paz, incluyente, próspero y, al
igual que Calles, un México con educación de calidad para el
desarrollo”.
El malogrado suspirante presidencial
asumió que EPN “enfrenta importantes retos. El entorno internacional es
complejo y volátil, afectando las relaciones internacionales, la
estabilidad monetaria y las finanzas públicas. Pero también, por razones
ajenas a nuestro país, la caída en los precios del petróleo implica
restricciones presupuestales importantes”.
Seguramente
China forma parte de otro planeta y por ello su producto interno bruto
crece al 6.9 por ciento anual, en tanto el PIB mexicano crece al 2.2 por
ciento en promedio desde ¡1983!
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