10/21/2016

Los periodistas pal café. . . .



Las elecciones de 2018 ya tienen jueces partidistas facciosos, designados conforme al interés del grupo que los instaló en sus muy bien remunerados cargos. De acuerdo con la nota de Andrea Becerril y Víctor Ballinas, publicada en el portal internético de La Jornada, tres fueron impulsados por el PRI, dos por el PAN y uno por el PRD, según las denuncias de David Monreal y Layda Sansores, senadores formalmente adscritos al Partido del Trabajo (pero, en la práctica, representantes de Morena).
Con esas designaciones, ajenas a criterios de imparcialidad, se instala oportunamente el mecanismo judicial que valorará las acusaciones relacionadas con fraudes electorales en sus diversas etapas y circunstancias. En las dos elecciones presidenciales recientes, 2006 y 2012, las evidencias y pruebas de transgresiones a la legalidad en materia electoral fueron desoídas por los magistrados en turno y, en todo caso, se aceptaron las dimensiones e impactos de esas adulteraciones a toro pasado, sin afectar el resultado oficial, imponiendo cuando mucho recomendaciones, reproches o sanciones económicas ante hechos consumados.
Que nadie se asombre de las maniobras de estos integrantes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación nombrados por PRI, PAN y PRD: siete integrantes de la sala superior de ese órgano que estarán dispuestos (obligados), en su oportunidad, a devolver el favor a sus promotores. Tres de ellos, Mónica Aralí Soto Fregoso, Janine Madeline Otálora y Felipe de la Mata Pizaña, podrán calificar no solamente las elecciones federales de 2018, sino las de un sexenio después, las de 2024, dado que fueron designados para mantenerse en funciones nueve años.
La pinza fraudulenta se cierra impúdicamente: el Instituto Nacional Electoral, con su complaciente administrador inmobiliario, Lorenzo Córdova, ha mostrado abiertamente su condición burocrática propicia para organizar y permitir procesos adulterados, y ahora los juzgadores de los errores o trampas que se monten han sido nombrados (sin tomar en cuenta, realmente, su preparación o capacidad, sino los acuerdos entre los coordinadores de los partidos mayoritarios) para que a partir del mes próximo tomen las riendas de ese tribunal electoral, desde ahora inequívocamente parcial.
Con tufo a intercambio acordado en las alturas, un juez federal desechó las pretensiones jurídicas de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, para no ser deportado a Estados Unidos, un día después de que a México llegó Zhenli Ye Gon, el empresario mexicano de origen chino que podría ser utilizado por el poder mexicano para presiones y chantajes políticos de cara a la elección presidencial de 2018. La resolución dada a conocer por un juez de distrito de amparo en materia penal será impugnada por los abogados del narcotraficante sinaloense, para que sea una sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que emita la resolución final.
Hasta ahora ha prevalecido la intención peñista de agilizar la entrega de El Chapo a las autoridades del país vecino. Además de las decisiones judiciales adversas a Guzmán Loera, en meses recientes se han producido actos violentos que han vulnerado sus ámbitos antes intocados (como el poblado La Tuna, donde siempre vivió la madre del más famoso de los jefes del más longevo de los cárteles mexicanos; o, como la seguridad de los hijos del mencionado Joaquín, quienes fueron secuestrados durante días). Chapo por Zhenli es la fórmula cuyos resultados habrán de verse más adelante.
La indecisa postura de Donald Trump respecto del reconocimiento de los resultados de las próximas elecciones estadunidenses ha hecho que se equipare esa actitud con la sostenida en procesos mexicanos por Andrés Manuel López Obrador. El punto ha sido magnificado con claras intenciones electorales, sobre todo desde el flanco calderonista, donde se pretende instalar la idea de que Margarita Zavala sería una especie de Hillary mexicana, y el virtual candidato presidencial de Morena, alguien parecido al polémico empresario republicano.
Al respecto, el tabasqueño mandó al carajo las comparaciones. Primero tuiteó que Salinas apoyó a Bush en campaña y Calderón a McCain, ahora juntos con Claudio X y sus achichincles, dicen que soy como Trump. No manchen, y posteriormente, en Chihuahua, según nota de Misael Zavala, advirtió que Carlos Salinas, Felipe Calderón y Miguel Ángel Osorio Chong se han reunido en casa del empresario Claudio X González para planear cómo frenar a Morena. En esas reuniones clandestinas habrían instruido a sus achichincles que tienen de voceros en los medios de información para que desplieguen una campaña comparándolo con Donald Trump, así que imagínense, hoy les puse en el Twitter, como dicen los muchachos, no manchen, váyanse al carajo.
Astillas
En Morelia, Michoacán, Enrique Peña Nieto enfatizó que 2017 será un año difícil en términos de gasto público y mencionó que, contra lo que algunos suponen o presumen, los gobiernos no tienen un barril sin fondo, una bolsa de donde salga el dinero que se necesita (mmm, bonita reflexión de fin de una de las fiestas en las cúpulas)…
La Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó ayer el proyecto de dictamen de la Ley de Ingresos de la Federación 2017 (en ésta se mantienen las bolsas de recursos para que diputados promuevan obras en sus distritos, lo que ha dado pie a los famosos moches de corrupción). Dicho proyecto fue presentado al pleno de San Lázaro ayer por la noche se aprobó en lo general…
Empleados de las juntas de conciliación y arbitraje se están manifestando en contra de las reformas en materia laboral que conllevan la desaparición de esos órganos…
¡Oh, ahora sí debe ponerse a temblar el gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa! El gobierno mexicano ha solicitado a la Interpol que emita ficha roja y busque en 190 países al cómplice provisionalmente en desgracia, oh.… ¡Hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



Preparaos, mexicanos incautos y pagadores, que todo apunta a un estremecedor 2017 en lo que a precios de combustibles se refiere. ¿Pagarían un máximo de 16.29 pesos por litro de gasolina Premium o 15.38 pesos por uno de Magna, a pesar de que en letras de oro quedó grabada una de las promesas mágicas del sexenio: con la reforma energética bajarán los precios de dichos productos (EPN y Videgaray dixit)?
Días atrás el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, aseguró que no hay ni explicita ni implícitamente, ni escondidos, ni a la vista, ni de ninguna forma, manera o modo, impuestos nuevos, ni incrementos en los impuestos existentes, y entre los gravámenes por él citados se cuenta el especial sobre producción y servicios (IEPS, que habrá de mantenerse fijo, según dijo) aplicable, entre otros, al precio de los combustibles (casi 50 por ciento del precio al consumidor).
Pues bien, si nada de eso sucederá (Meade dixit), entonces ¿qué hará la Secretaría de Hacienda para que en 2017 la recaudación por IEPS a gasolinas y diésel se incremente en 75 mil millones de pesos, es decir, un aumento de 36 por ciento respecto a la captación de 2016 por el mismo concepto?
¿Cómo? Para los tecnócratas de Hacienda la ecuación se resuelve fácil: en un escenario de liberación de precios simple y sencillamente aumentarán (con la venía de los levanta dedos de San Lázaro) la banda de valores mínimos y máximos al consumidor. En 2016 este factor tope fue de 3 por ciento (para arriba o para abajo, aunque en septiembre pasado alcanzaron el mayor nivel), y para 2017 lo ajustarán de acuerdo con sus requerimientos, con lo que dicha banda podría fluctuar entre 4 y 10 por ciento.
Con ese criterio, si Hacienda y el Congreso aprueban ampliar a 4 por ciento la banda de precios, el consumidor pagaría el litro de Magna a 14.54 pesos, el de Premium a 15.40 pesos y el diésel a 15.22 pesos, un aumento de 1.12, 1.18 y 1.17 pesos, respectivamente, en comparación con el cierre de 2016.
Ahora que si la ampliación es a 10 por ciento, la Magna se expendería a 15.38, pesos, la Premium a 16.29 y el diésel a 16.09 pesos, una diferencia de 1.40, 1.48 y 1.46 pesos por litro, respectivamente, contra lo pagado el último día de 2016. Para 2017 la estimación de los empresarios del ramo apunta hacia una banda de entre 8 y 9 por ciento, contra el 3 por ciento del presente año.
Todas las cifras y cálculos citados los aporta la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), organismo que advierte sobre la inexistencia de condiciones para una competencia efectiva que generalice la liberación de los precios en gasolinas y diésel en 2017, debido a la imposibilidad de que las empresas trasnacionales puedan ofrecer sus petrolíferos a corto plazo; no existen terminales de almacenamiento ni poliductos propiedad de terceros que permitan una real competencia de precios y calidad de las gasolinas.
Otro problema es el de logística, pues se registra un rezago de 10 mil pipas o auto-tanques que agilicen el mercado interno de las gasolinas en nuestro país, y que no ha sido posible resolver para que Pemex acepte sus permisos de transporte. No hay inversión si no hay certeza jurídica. Factor de peso también es el transporte por vías férreas, con muy limitada presencia en la mayoría de estados de la República e insuficientes carros-tanque que abaraten costos de transporte de petrolíferos, gasolinas y diésel. La competencia se da con diferentes marcas de gasolinas, precios y calidades; no puede haberla si sólo se vende gasolina Pemex-Magna, Pemex-Premium y Pemex-diésel.
La Amegas señala que “además hay que considerar el impredecible impacto que tiene el precio de barril al alza, que se refleja en mayores costos de compra o de referencia en 70 por ciento de los combustibles importados. A ello se suma el diferencial en la cotización de tipo de cambio del dólar, hoy en 19.10 pesos. Otro factor es la recaudación vía cuota del IEPS, que en octubre tiene un rezago en la gasolina Magna de un peso con 20 centavos por litro y que se cobrará completa la cuota de 4.16 pesos por litro de IEPS a partir de 2017. En la gasolina Premium el rezago no cobrado es por 1.28 pesos por litro. El costo de referencia o de compra en importaciones ha sido impactado por estos dos factores, y en datos de la memoria de cálculo de los precios máximos al público –publicados en Diario Oficial de la Federación por la SHCP– la gasolina Magna en marzo de 2016 se compró en 4.78 pesos el litro y en octubre se compra en 6.84 pesos, lo que representa 2.06 pesos más por litro, que provocó ajustar con subsidio o estímulos fiscales negativos para no rebasar el precio tope fijado por el Congreso para 2016”. La factura, pues, se pasará en 2017 a los consumidores mexicanos.
La Amegas detalla que en la compra de gasolina importada, en marzo pasado la Premium tuvo un costo de 5.60 pesos por litro y en octubre actual, con datos de la SHCP, de 7.41 pesos, reflejando un aumento al precio directo de las gasolinas de 1.81 pesos por litro, que se sumó al subsidio ya precisado. En igual periodo la importación de diésel registra un diferencial de 1.75 pesos por litro, que de igual forma motivó subsidio con cuotas complementarias y estímulos fiscales en negativo.


En el prólogo a Teoría de las necesidades en Marx (TNM, Península, Barcelona, 1978), de Agnes Heller (AH), Pierre Rovati (PR) advierte que “se trata de material de trabajo todavía no elaborado por completo, ni siquiera lingüísticamente”. Esta advertencia me parece central: mi ejemplar de TNM tiene muchas anotaciones al margen que dicen no entiendo. Además de mis limitaciones, parece haber dos razones más de mis dificultades de comprensión: el carácter semielaborado de la obra y las dificultades de cualquier traducción. Algunos pasajes no se entienden y otros muestran titubeos de la autora. En algunos casos, para tratar de clarificar qué quiso decir AH, acudí a la traducción al inglés: The Theory of Need in Marx, Allison & Busby, Londres, 1976. A pesar de lo ya citado, PR piensa, con lo cual coincido, que TNM es a la vez un material rico en sugerencias y en auténticos descubrimientos. AH se sitúa, comenta PR, en un marxismo no escolástico, pues lee a Marx desde una nueva perspectiva, desde la pregunta “¿qué son y qué papel juegan las necesidades (N) radicales?” Es una lectura “motivada por la exigencia de ir más allá de Marx, de enriquecerlo, advertir sus desigualdades, sus dificultades o incluso sus impedimentos históricos, interrogándolo a partir de las urgencias prácticas y teóricas del presente (p.14).
TNM está conformado por cinco capítulos que versan sobre: observaciones al concepto marxiano de necesidad (N); el concepto filosófico de N y de la alienación de las N; el “concepto de necesidad social’; las necesidades radicales; y, finalmente, el sistema de N y la sociedad de los productores asociados. En el primero, AH señala con agudeza que “Marx acostumbra a definir mediante el concepto de N, pero no define nunca el concepto de N y ni siquiera describe qué debe entenderse con tal término” (p.21). Sostiene que el concepto de N ocupa un lugar central en el pensamiento de Marx, para lo cual muestra que los tres puntos en los cuales Marx resume su originalidad respecto de la economía política clásica (venta de fuerza de trabajo y no de trabajo; elaboración de la categoría general de plusvalía y su demostración; descubrimiento del significado del concepto valor de uso) están construidos sobre el concepto de N.


No por manoseado deja de tener vigencia el recurso político de ventilar en los medios de comunicación los problemas inherentes a los cargos públicos. Seguramente no deja de tener efectividad.
Por ello los funcionarios prefieren menospreciar los recursos legales y utilizan este procedimiento que nada resuelve, pero quienes lo practican creen que los cubre de una aureola de santidad, en tanto que el exhibido es el representante del demonio, y ello influye en el ánimo público.
Así, el secretario de Finanzas del gobierno del estado, Héctor Apreza Patrón, declaró que el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero desvió más de 5 mil millones de pesos sólo durante 2013, y el faltante con que terminó su administración asciende a 18 mil millones de pesos.
Si bien desviar no significa precisamente apoderarse, sustraer o embolsarse algo para beneficio personal, el conglomerado percibe en el ex gobernador un político corrupto que saqueó las arcas del erario estatal.


El cine ha sido pródigo con el Nobel de Literatura de este año, aunque no siempre para gloria del compositor e intérprete. En primer lugar figura Don’t Look Back, documental que en 1966 dirigió D. A. Pennebaker, en el que muestra la gira que Bob Dylan realizó un año antes por Reino Unido. El exigente crítico del New York Times lo definió como una mirada a la vida privada de los artistas que en ese momento emergían en el mundo de la música.
Le sigue en 1978 la película Renaldo and Clara, que protagonizó con su entonces esposa Sara. La sepultó la crítica. Queda como un documento sobre parte de su carrera y sus conciertos en varias ciudades. Mucha mejor suerte tuvo en 2005 No Direction Home, de Martin Scorsese, que cuenta la vida del compositor y cantante durante los cinco años que separan su irrupción en las cafeterías del Greenwich Village neoyorquino de la gira de 1966 por Inglaterra, la cual marcó su consagración definitiva.



Dylan no merece el Premio Nobel de Literatura, espetó el New York Times el viernes pasado, a través de Anna North, tras la decisión de la Academia Sueca de otorgar dicha presea al más importante cantautor folk estadunidense de la segunda mitad del siglo XX. El texto argumentaba que aunque Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan, es un fabuloso músico con cientos de premios en su ámbito, no es un escritor, por lo cual no debía llevarse el galardón: Es perder la oportunidad de premiar a un verdadero escritor, y de paso fomentar la lectura, en un momento en que cada vez menos gente se acerca a los libros. Palabras similares inundaron la discusión global en torno a lo justo o no del premio.
Tras rumores de que el de Minnesota lo habría rechazado o que lo donaría a la causa palestina (surgidos porque tardó una semana en hacerse el entendido), Dylan aceptó ayer al fin en su página oficial ser receptor del mismo.



Tras una negociación con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó los dictámenes de la Ley de Ingresos de la Federación 2017. El acuerdo incluye la creación de una bolsa adicional de 51 mil millones 380 millones de pesos, de los cuales 10 mil millones tienen el propósito de garantizar los recursos del ramo 23, que dotará a cada legislador con 20 millones de pesos para destinarlos a obras de infraestructura en sus respectivos distritos.

Voracidad inmobiliaria
En Iztapalapa, al igual que en todas las colonias de nuestra sufrida CDMX, la voracidad inmobiliaria hace de las suyas, ya que a hurtadillas (mátalas callando) se dispone a construir una unidad habitacional en un terreno enclavado en el pueblo de Mexicaltzingo, en la esquina que forman las calles Jorge Enciso y Fresno, sin que le importen las grandes carencias de agua y el hacinamiento que ya padecemos, y sin que los vecinos sepamos si ha habido un estudio sobre el impacto ambiental que la obra traerá. Ojalá las autoridades delegacionales tomen cartas en el asunto y eviten la construcción, que sólo aumentará los graves problemas que ya afrontamos.

Antes de que podamos hablar del establecimiento de una política científica congruente con el deseo de hacer que México se desarrolle como una nación que pueda elegir su propio destino y, por tanto, ser realmente independiente, necesitamos ver las causas por las cuales esto último está lejos de darse. En primer lugar, México dedica a investigación entre 0.4 y 0.5 por ciento del producto interno bruto (PIB). Si tomamos en cuenta que Estados Unidos gasta 2.5 y Japón 2.1, y que además el PIB de esos países es mucho más alto, las diferencias son aún más marcadas. De hecho, México es una de las naciones en el mundo que menos dinero dedican a la investigación científica. Ahora bien, dentro de ese poco dinero que aquí se dedica a la ciencia, 95 por ciento proviene del sector púbico. O sea, que prácticamente no hay aportación de la iniciativa privada (IP), siendo que en países como Alemania, Estados Unidos y Japón cerca de 50 por ciento de los fondos provienen de ese sector.

Máscara. Un día, durante su exilio en París, Walter Benjamin (1892-1940) se compra una máscara antigás. Puesta en la mesa de su pequeña habitación, le parece una desconcertante réplica de cráneos que decoraban celdas de monjes estudiosos; cuando deja la ciudad tratando de huir de Francia se la lleva consigo (H. Eiland y M. Jennings, W. Benjamin: a critical life, 2014, p. 657). La Primera Guerra Mundial de manera inédita puso los avances tecnológicos al servicio de la muerte (tanques, aviones, gases venenosos). Según Peter Sloterdijk, el primer ataque con gas (Ypres, 22/4/1915) marca el nacimiento no sólo de atmo-[sfero]-terrorismo, sino del siglo XX y de la modernidad como tal, que en su esencia era “un ataque a lo que antes ‘fue dado’” [en este caso, el aire] ( Terror from the air, 2009, p. 10). Todo esto deja una profunda –y ambigua– huella; ningún otro objeto que la máscara antigás representa mejor esta mezcla de temor y fascinación. En los 20 y 30 se da por sentado que el próximo conflicto se decidirá mediante masivos bombardeos aéreos de ciudades con gases. La guerra química –véase el drama Los últimos días de la humanidad (1922), del gran escritor vienés Karl Kraus (1874-1936)– domina la literatura de Weimar y Austria. Benjamin, gran admirador de Kraus, también está fascinado (y aterrado) con nuevos armamentos que influyen su pensar sobre la tecnología, que no es neutral, sino enraizada en la política y en las relaciones de producción, y tiene que ser liberada del poder de la industria. La disyuntiva según él es: “socialismo o ‘la última guerra’”. La que sigue –al contrario de los pronósticos– termina sin el uso de gas (aunque sí de la bomba atómica), al menos no del modo que se anticipaba.

Para México es imprescindible reconstruir su cancillería. Está obligado a inspirarse en la que encabezó don Manuel Tello Baurraud, secretario de Relaciones Exteriores entre 1948 y 1952, y de 1958 a 1964. Fue una de las más profesionales. En el periodo intermedio, de 1952 a 1958, don Manuel fue embajador de México ante la Casa Blanca. Su sabiduría sobre la relación bilateral permitió gestionar con admirable altura difíciles episodios de nuestra política exterior, como fue el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, ante la paranoia anticomunista de Estados Unidos (EU) vertida en el Tratado de Río de Janeiro.

La propuesta zapatista y del Congreso Nacional Indígena (CNI) de postular a una indígena para la Presidencia de la República desató (como era de esperarse y como seguramente lo previeron sus autores) una avalancha de reacciones apasionadamente críticas o elogiosas, según la postura de cada quien. Sin afirmar de ninguna manera que el análisis ha estado totalmente ausente en esas reacciones, se puede decir, sin embargo, que la prisa por calificar o descalificar, ya sea a los zapatistas, ya sea a sus críticos, ha tenido prioridad sobre el análisis racional y sereno. Unos buenos amigos y compañeros de lucha en Chiapas comenzaron por defender apasionadamente la propuesta del EZLN-CNI y acabaron confesando que en realidad no entendían por qué la figura de una candidatura presidencial, cuando tanto se ha criticado el proceso electoral y cuando lo que se busca es la organización y no la Presidencia. Es indispensable invertir ese orden: hay que dejar atrás la obsesión de estar en pro o en contra y atender primero la necesidad de entender.

La filósofa española María Zambrano revela que su formación transitó entre claridad, transparencia, reflexión, de José Ortega y Gasset y oscuridad de Zubiri. Quizá por esto y por la experiencia del exilio, sumados a un talento y sensibilidad excepcionales, se convirtió en la escritora de luz y sombra.

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