7/26/2017
El PRI y Peña, en ruta de confrontación para el 2018
Enrique Peña Nieto, titular del Ejecutivo. Foto: Octavio Gómez
Por
Jenaro Villamil
,
25 julio, 2017
(apro).- La Asamblea Nacional del PRI, el 12 de agosto próximo, se realizará en el peor escenario posible para el partido gobernante: la reciente encuesta del periódico Reforma confirmó que el 80% de los consultados se oponen a la continuidad del tricolor en la presidencia de la República, no tienen un candidato sólido e indiscutible al interior del gabinete de Enrique Peña Nieto y ahora ya se ventila la posibilidad de abrir los “candados” estatutarios para abrir el abanico de aspirantes.
No hay nada peor para los priistas que la incertidumbre. Acostumbrados a los rituales sexenales del “destape”, el “tapado” y la “cargada”, el peñismo ha sido tan anticlimático en este punto como en prácticamente todos. Las alianzas, las finanzas, las trampas y las candidaturas a diputados federales, senadores y gobernadores se mueven a partir de la elección del sucesor presidencial.
El problema es que ante la ausencia de un aspirante claro, muchos militantes priistas se han unido a “la cargada” a favor de Andrés Manuel López Obrador, aunque no lo digan públicamente. Y, en otros casos, están concentrados en salvar sus cotos de poder ante la posibilidad de que Peña Nieto designe al peor de los aspirantes posibles.
La incertidumbre es un aliento también para incrementar la corrupción, de por sí desatada en este sexenio. La falta de certezas en el futuro transexenal es un incentivo para que alcaldes, gobernadores y legisladores priistas decidan adelantar el “año de Hidalgo”. Tienen, además, el ejemplo de su propio presidente de la República que no remueve a ninguno de los funcionarios acusados de corrupción. Ahí está el caso escandaloso de Gerardo Ruiz Esparza, titular de la SCT, contra quien no ha podido ni el mismo Luis Videgaray.
Los laberintos de la candidatura del PRI se agravan ante los siguientes datos, reflejados en la encuesta a domicilio entre mil 200 personas, publicada este domingo 23 de julio por el periódico Reforma:
-El 80% de los mexicanos rechazan que el PRI gobierne un sexenio más y sólo 13% respalda la continuidad. El PRI se ha colocado como tercera fuerza electoral, por debajo de Morena (28%) y del PAN (23%). El PRI tiene sólo el 17% de preferencias. Ni con el 5% del Verde alcanza a rebasar a Morena y al PAN.
-La “caballada” priista está tan flaca como débil. Quien encabeza las preferencias del lado priista, según todas las encuestas, es el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong. En el caso de Reforma registra un 20% de preferencias en población general y 30% entre priistas. Muy lejano, en segunda posición, está el gobernador mexiquense saliente, Eruviel Ávila con 9 y 16%, respectivamente, entre población abierta y simpatizantes priistas; el canciller Luis Videgaray tiene apenas 4% en ambos casos y el titular de la SEP, Aurelio Nuño, registró 2%. Ni todo el dinero invertido en la campaña de medios de Nuño ha logrado que se eleve un poco más el “consentido” de Peña Nieto.
-Otros precandidatos ni siquiera figuran en el imaginario demoscópico: el exrector de la UNAM y secretario de Salud, José Narro, es desconocido por el 74% de los consultados; José Antonio Meade, secretario de Hacienda, tiene apenas el 4% de nivel de reconocimiento; y el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, a quien algunos lo proyectan como aspirante, es desconocido por el 74% de la población.
-A esto hay que agregar que los aspirantes que no forman parte del entorno “peñista”, como el exdirigente nacional Manlio Fabio Beltrones, y la exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, están por debajo de las preferencias de los otros candidatos del PAN y del PRD.
-De los aspirantes “independientes”, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez El Bronco, registró 13% de menciones, seguido por el periodista Pedro Ferriz de Con, quien tuvo el 12% y el senador guerrerense Armando Ríos Piter, con 8%. El PRI ni siquiera ha perfilado a un candidato “independiente” cercano a sus filas.
-En medio de este panorama, el coordinador de los priistas en la Cámara de Diputados, César Camacho, declaró este lunes 24 de julio que un “simpatizante” podría ser candidato presidencial del PRI. Es decir, no tendría que llenar el candado estatutario de 10 años mínimos de militancia.
El exgobernador mexiquense, que nunca dice nada fuera del guión presidencial peñista, afirmó que, en 2013, en la XXI Asamblea del PRI, se abrió la opción “a que muchos de nuestros candidatos puedan salir de entre ciudadanos simpatizantes del partido”.
-Por otro lado, el exgobernador de Oaxaca, José Murat, ha hecho una ronda de declaraciones con un claro objetivo de reforzar a su aliado, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. En entrevista con La Jornada, Murat advirtió que “hay intentos de personas y grupos que buscan arrebatarle la candidatura presidencial” al PRI, pero que la XXII Asamblea Nacional “no será un traje a la medida y mucho menos la unción de una candidatura”.
A buen entendedor pocas palabras: “ya pasaron los tiempos de los ungidos y de la nomenclatura que todo decidía”.
-¿Quién es el candidato del Grupo Atlacomulco? Todo parece indicar que entre ellos se están arrebatando la nominación. Y Peña Nieto ha alentado esta fragmentación dentro de su propia casa matriz. Lo peor es que el peñismo y las redes de corrupción del Grupo Atlacomulco acaben por optar por un candidato presidencial priista débil para reforzar a un candidato “opositor” y funcional, que les garantice su continuidad. Ahí están en fila Margarita Zavala y el exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
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