Guadalajara, Jal., En los 11 años y 6 meses transcurridos desde que el niño de 8 años Miguel Ángel López Rocha pereció intoxicado por arsénico tras caer por accidente al río Santiago y tragar agua, han fallecido mil 293 personas de cáncer o insuficiencia renal –la mayoría menores de edad y mujeres– que vivían cerca del cauce, en la zona suroriental del área metropolitana de Guadalajara.
La asociación civil En Defensa Ambiental de El Salto lleva un conteo ciudadano que atribu-ye las muertes a la contaminación de las aguas, no sólo del río Santiago, sino del arroyo de El Ahogado, por donde llegan al río gran parte de las aguas negras de la capital jalisciense y todos los residuos que echan al drenaje cientos de fábricas instaladas en el corredor industrial de El Salto, el más grande de Jalisco.
Miguel Ángel murió en febrero de 2008, luego de dos semanas de permanecer en coma, y a partir de entonces Raúl Muñoz, un ambientalista que vive en El Salto, decidió iniciar un conteo de personas que enfermaban por vivir cerca del río o del arroyo del Ahogado.
Omisión de los tres niveles de gobierno
Cada día nos sorprende más la omisión de los tres niveles de gobierno para atender este problema. Casi mil 300 personas han muerto, de ellas al menos 800 por insuficiencia renal, entre el 13 de febrero de 2008 –cuando Miguel Ángel murió– y el 31 de julio de 2019, cifras que son actualizadas cada semestre, dijo Muñoz.
Además existen más de mil 500 enfermos de los mismos padecimientos: (mil 209 con insuficiencia renal y 347 con cáncer), la mayoría otra vez niños y mujeres, casi todos pobres al tratarse de la cuenca de El Ahogado, un polígono que incluye asentamientos humanos irregulares o con permisos ilegales, al construirse muy cerca de la contaminada cuenca en los municipios de El Salto, Tonalá, Tlaquepaque y Tlajomulco.
Nuestro recuento es exclusivamente de El Salto y en la parte colindante de Tlajomulco, donde está la planta de tratamiento de El Ahogado, y pequeñas partes de Tonalá y Tlaquepaque. La cuenca es muy grande y los daños han sido poco estudiados en otros municipios, agregó Muñoz.
Respecto de las medidas cautelares emitidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que el gobierno mexicano informe sobre el estado en que se encuentra el río Santiago, sobre sus repercusiones en la salud pública de los habitantes que viven en los márgenes y sobre el deterioro ambiental que lo mantiene muerto desde casi 40 años atrás, Muñoz dijo desconfiar en la respuesta que darán las autoridades al organismo internacional defensor.
Dijo que el proyecto del gobierno estatal para construir plantas de tratamiento de aguas residuales a lo largo de la cuenca del Santiago pueda resolver de fondo la contaminación. Mientras el proyecto no incluya un reordenamiento de la cuenca de El Ahogado no va a pasar nada, aseguró.
Para marzo de 2012, apremiados por el fin de sus sexenios, el gobernador Emilio González Márquez y el presidente Felipe Calderón inauguraron, aún sin terminar, la planta de tratamiento de aguas residuales El Ahogado, con la que ambos anticiparon que terminaría la contaminación del río ante la gran cantidad de residuos que era capaz de limpiar.
Es obvio que nada pasó, hoy la planta –concesionada y por la que cada mes el gobierno de Jalisco paga 9 millones de pesos mensuales a la empresa Atlatec durante 17 años–, no sólo es insuficiente, sino que mucha del agua que limpia es devuelta al arroyo de El Ahogado donde se mezcla con agua sin tratar que luego fluye hacia el río Santiago.
Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 25 de agosto de 2019, p. 24
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