Mano dura exigen a AMLO
Provocaciones a militares
Embajador (formal) Landau
Nuevo examen migratorio
Una serie de agresiones a
militares está dando pie a que grupos opositores al presidente Andrés
Manuel López Obrador exijan detener tales ataques y la imposición de
castigos ejemplares. El poder militar es considerado como la última
frontera entre el orden jurídico defendible y aplicable mediante la
fuerza del Estado (considerada legítima, en estos casos) y el riesgo de
caos si soldados y marinos son rebasados por oleadas ciudadanas
relacionadas con el crimen organizado, con autodefensas o con mezclas
casi indistinguibles entre estos dos factores.
La postura del Presidente de México ha sido firme e infranqueable: no
habrá represión; diálogo, diálogo y más diálogo. Se ha sostenido en tal
posicionamiento incluso ante movilizaciones o protestas que parecían
destinadas a la confrontación violenta o a la necesaria intervención
militar o policiaca para evitar daños a la economía o al interés
relevante de terceros. Así sucedió ante profesores que pusieron en jaque
la distribución de mercancías desde regiones en conflicto o ante
policías federales que por su condición armada podrían significar un
riesgo de desbordamiento sangriento.
Ahora se han multiplicado las acciones de ciertos grupos sociales
contra soldados, marinos y policías. En una primera lectura, parecerían
consecuencias naturales de la permisividad que se ha ordenado a tales
fuerzas gubernamentales, con tal de no caer en provocaciones que serían
explotadas para trazar un boceto de ingobernabilidad que en otros países
se ha utilizado para escalar planes de desestabilización contra
gobiernos progresistas o apegados a intereses populares.
Entre las voces que demandan mano militar dura están perredistas y panistas que consideran inaceptables las
humillacionesal Ejército, como el único gobernador del sol azteca (en realidad, peñista), Silvano Aureoles, de Michoacán. En realidad, las preocupaciones expresadas con gravedad por esos opositores al lopezobradorismo se desentienden de la responsabilidad que han tenido en la creación de las criminales descomposturas institucionales que ahora les preocupan. Empujan, o tratan de hacerlo, al gobierno federal para que tome acciones de fuerza que luego usarían como material de propaganda política para erosionar al gobierno que tanto les incomoda.
El nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau,
ha empezado su inserción en la vida pública de nuestro país al estilo de
su antecesora, Roberta Jacobson, quien dedicó buena parte de su tiempo
al turismo cultural y gastronómico, dado que Washington no le daba mayor
importancia a su cargo, pues todo lo negociaba el yerno de Donald
Trump, Jared Kushner, con el virtual vicepresidente de México, Luis
Videgaray. No es el caso de Landau, quien viene con toda la fuerza de
Trump y la Casa Blanca. Nacido en Madrid y estudiante durante cinco años
en Paraguay, pues su padre fue funcionario diplomático y embajador de
Estados Unidos, no ha ocupado antes ningún cargo en el servicio
exterior.
Suele decirse que la relación entre México y EU ha estado desatendida
porque desde mayo de 2018 no había embajador formal y la antecesora,
Jacobson, parecía hacer todo menos tareas profundas de diplomacia. La
verdad es que la relación entre los dos países se ha procesado a los más
altos niveles durante la gestión de Enrique Peña Nieto y ahora con
López Obrador, lo cual ha reducido la importancia operativa de los
embajadores oficiales en ambos países.
Por lo pronto, Landau fue a la Basílica de Guadalupe y tuvo un
encuentro con el Presidente mexicano. El 10 de septiembre, además,
funcionarios de ambas naciones se reunirán para evaluar el cumplimiento
de nuestro país respecto a las exigencias en materia migratoria de la
administración Trump. México ha cambiado radicalmente su política en la
materia con tal de eludir las amenazas del presidente gringo de aplicar
aranceles a productos mexicanos como castigo si se sigue permitiendo el
tránsito de centroamericanos y otros extranjeros hacia la tierra del
falso american dream. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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