Los de abajo
Gloria Muñoz Ramírez
Una insólita decisión
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el decreto
emitido en 2016 por el gobierno de Yucatán, que declaró la entidad como
zona libre de transgénicos debido a las graves afectaciones a las
comunidades mayas y a la biodiversidad de la región. Nada grave para el
pleno de ministros, que consideró que se habían invadido atribuciones
exclusivas de la Federación contenidas en la Ley de Bioseguridad de
Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM).
Los impactos sociales, el incremento en tasas de deforestación, la
contaminación de los mantos freáticos por el uso de agrotóxicos –en
particular por el herbicida glifosato–, así como la contaminación de la
miel con polen transgénico, que pone en riesgo su calidad de
exportación, no fueron suficientes argumentos para quienes dictan la
justicia en este país, por lo que organizaciones ambientalistas y
defensoras de los pueblos indígenas, colectivos, campesinos, apicultores
y activistas lamentaron la inesperada sentencia.
No es simbólico, sino estratégico, que esta decisión se dé en una de
las cinco entidades en las que se proyecta el Tren Maya, considerado por
amplios sectores de los pueblos como un proyecto que intensificará las
afectaciones al medio ambiente y a la cultura que ya existen en el
territorio peninsular.
Desde hace tres años, Yucatán se convirtió en el símbolo de la lucha
indígena contra la siembra de transgénicos, que llegaron a la región
hace una década. La lucha de los pueblos logró el decreto que el pasado
14 de agosto fue echado por tierra, aunque aún no se permite la
liberación de siembra de transgénicos.
Cabe señalar que desde 2012 más de 2 mil apicultores yucatecos de los
municipios de Halachó, Muna, Oxkutzcab, Peto, Santa Elena, Ticul,
Tixméhuac, Tekax, Tizimín y Tzucacab han demandando la declaración de
Yucatán como zona libre de organismos genéticamente modificados, pero
aún están a la espera de una resolución de la Secretaría de Agricultura y
Desarrollo Rural (Sader), que encabeza Víctor Villalobos, promotor de
los transgénicos, cuya presencia en el gabinete contradice las promesas
presidenciales de poner fin a este modelo depredador de producción.
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