¿Qué pasaría si nadie trabajara en el hogar y en cuidados?
Puebla
es uno de los estados donde hay más trabajadoras del hogar remuneradas,
de acuerdo con cifras de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social
dadas a conocer en marzo de 2019 aquí se ocupa el 5.9 por ciento de las
personas empleadas en este sector, que representan a 136 mil 741
trabajadoras, pero ¿qué pasaría si de forma repentina dejaran de
trabajar?
En el conversatorio "No es amor es trabajo... discusiones en torno al
trabajo doméstico", organizado el 31 de julio por Secretaría para la
Igualdad Sustantiva del ayuntamiento de Puebla, especialistas trataron
de resolver esa pregunta.
La doctora en sociología e investigadora de la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla (BUAP), María Eugenia Martínez de Ita, dijo que el
trabajo del hogar y de cuidados -remunerado o no- es fundamental para el
bienestar de la sociedad.
Si se considera que nueve de cada 10 personas dedicadas al trabajo
del hogar remunerado son mujeres y que la mayoría de estas trabajadoras
tienen una doble jornada -en sus hogares tienen que desempeñar la misma
labor-, se entendería la relevancia de otorgarles prestaciones laborales
y condiciones dignas de trabajo.
Por eso la socióloga consideró de suma importancia que la Suprema
Corte de Justicia Nacional (SCJN) resolviera que es discriminatorio que
las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social excluyeran a la
trabajadoras del hogar del régimen de afiliación obligatoria a la
seguridad social.
Sin embargo, Martínez de Ita reconoció que el reto es que estos
ordenamientos se cumplan ahora que fueron reformados y entraron en vigor
el 2 de julio tras su publicación en el Diario Oficial de la
Federación. Ahora se reconoce el derecho de las trabajadoras del hogar a
la seguridad social obligatoria, prestaciones y contar con un contrato,
UNA TRAMPA, CREER QUE SOMOS FAMILIA
Por su parte la defensora Marcelina Bautista Bautista, perteneciente
al Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), comentó
que a las trabajadoras del hogar se les hace creer que son parte de la
familia, porque algunas viven en la casa donde se emplean, comen allí,
viajan con sus empleadores y pueden tener a sus hijas e hijos con ellas;
sin embargo, desde su punto de vista, esto sería una trampa para no
pagarles de manera digna y darles las prestaciones que les corresponden.
Marcelina Bautista dijo que en cualquier otro trabajo que se requiera
estar allí las 24 horas, quien emplea tiene la obligación de pagar el
alojamiento y la comida; pero cuando se trata del trabajo del hogar, se
piensa que esto es suficiente y que ellas no deben pedir más, porque
además hay cariño de por medio.
En su participación, la doctora en Economía Política del Desarrollo
de la BUAP, Zayra Morales Díaz, dijo que otra forma de combatir la
discriminación que viven las trabajadoras del hogar (el 95 por ciento de
quienes se emplean en el sector son mujeres) es comprendiendo como
sociedad que las labores de cuidado y las labores domésticas son una
labor social y, por tanto, corresponde a todas las personas involucrarse
en ellas.
De esa forma, agregó la especialista, las mujeres no se sientan
obligadas a contratar a alguien más para cumplir con una doble jornada
laboral, debido a que sus parejas hombres no cumplen con sus
responsabilidades.
CIMACFoto: Gabriela Mendoza
Por: Samantha Páez Guzmán, corresponsal
Cimacnoticias | Ciudad de México.
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