Pedro Echeverría V.
1. ¡Que viva Marta Camacho, y su esposo asesinado –encarcelada 42 años y militante de la Liga Comunista 23 de septiembre- que hoy obtuvo su libertad! A los asesinos presidentes López Portillo y Miguel de la Madrid, así como a los cinco presidentes (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, que mantuvieron encarcelados a luchadores sociales) sus cenizas olerán –donde las coloquen- a basura podrida. ¿Así las conservarán sus familiares?
2. Esperaba ilusamente que el presidente López Obrador liberara por decreto a todos los presos políticos, a los miles de miserables que por robar un pan o una cartera, que se encuentran en prisión. Pensé que pisotearía, que mandaría al carajo, cualquier ley o reglamento construido por la burguesía para aplastar a los pobres. Marta Camacho fue además presa política –durante 10 meses- de López Obrador. ¿Cuántos siguen en prisión por obedecer leyes de la burguesía?
3. ¿Se dará cuenta el presidente López Obrador que está gobernando -y tontamente obedeciendo- leyes que redactaron gobiernos y abogados al servicio de un poder criminal? ¿Cómo carajos seguir respetando leyes que protegen a los ladrones y asesinos, así como mantienen en la cúspide a miembros del poder judicial, a representantes bandidos de partidos en el INE? Seguir respetando esas leyes que evidentemente están contra el pueblo es claudicación gubernamental.
4. La Liga Comunista 23 de septiembre fue la organización política de guerrilla urbana más importante, más valiente y más heroica en los años setenta. Hubo más grupos guerrilleros en la ciudad y en el campo, personajes que entregaron la vida luchando a favor del pueblo explotado y miserable después de la criminal matanza de estudiantes en Tlatelolco aquel dos de octubre de 1968. Espero que mis amigos de aquellos años publiquen más para la memoria histórica.
5. Les decía en artículo anterior que también a nosotros y a quienes llegaban a preguntar (un grupo de 30 o 40 compañeros, reunido para estudiar) de una corriente espartaquista, nos madrearon en marzo de 1973 para hacernos confesar en la prisión de Tlaxcoaque y en otra cárcel de la calle de Manuel González, a una cuadra de Tlatelolco. ¿Pueden imaginarse cómo cientos de La Liga fueron asesinados y muertos en torturas en cárceles de varios estados, en este caso Sinaloa?
6. No podemos decirle a Marta “bienvenida a la lucha” porque después de la madriza de 42 años en la cárcel y su edad, parecida a la de muchos de nosotros, le corresponde hacer otra cosa como vivir con sus familiares y amigos. Pero Marta y todos los guerrilleros valientes y honrados conservarán la admiración de los que los conocieron. Como alguien diría: “así es esto de la política”. Cada quien entrega lo que puede, su vida; mientras otros se hinchan traicionando al pueblo. (24/IX/19)
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