Si fuera posible retroceder el tiempo, volvería a participar en la Liga Comunista 23 de Septiembre, afirma David Cilia Olmos cuando se le pregunta acerca de lo que significó para él ser guerrillero y su opinión de la polémica desatada en días recientes.
Organismos de la iniciativa privada y legisladores pidieron la destitución del director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México (Inehrm), Pedro Salmerón, por haber llamado valientes a los guerrilleros involucrados en el asesinato, en 1973, del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada.
Cilia Olmos sostiene que la década de los años setenta fue un periodo de guerra. Y tan estábamos en guerra que murió Eugenio Garza Sada y murieron dos compañeros de nosotros que también son seres humanos. Estábamos en guerra. O sea, no los mató con un cortaúñas Garza Sada, traía gente armada. Y en la guerra, como en la guerra, manifestó.
Antes del escritor Carlos Montemayor –considerado referente en el estudio de los opositores armados– la única mención en la literatura y en los medios de comunicación era que los integrantes de esos movimientos eran delincuentes, facinerosos, criminales y cobardes.
Los comentarios de Cilia Olmos fueron tomados un par de horas antes de que el Inehrm dio a conocer el nombre de su nuevo titular. Al referirse a los comentarios de quienes criticaron duramente a Salmerón, adujo que quienes sostienen esa campaña rabiosa, acusando a alguien por reconocer que los guerrilleros eran jóvenes valientes, se quedaron con más de 30 años de atraso, gente que no reconoce que este país ha cambiado.
Ninguno de los que estuvimos en la lucha armada en este país desconocía lo que nos podía pasar aquí o en el campo militar número uno y los otros centros de tortura. No hubo ningún militante, de ninguna organización armada, que no supiera, en su momento, lo que le esperaba. Y también sabía que su nombre no se iba siquiera a conocer y no iba a obtener ningún beneficio personal. Y se atrevió, señaló Cilia Olmos.
Ustedes pueden tener cualquier concepción política acerca de la lucha armada de aquella época, pero nosotros sabíamos que peleábamos por lo que considerábamos justo. Ellos (los involucrados en el suceso de Garza Sada) sabían lo que les esperaba. Así que díganme si no eran jóvenes valientes, agregó.
Florencio Lugo Hernández, partícipe del asalto al cuartel de Ciudad Madera, dijo que las guerrillas han existido desde siglos anteriores y no son algo nuevo. “Es dar desde el fondo de tu corazón, desde tus sentimientos más profundos: dar la vida sabiendo que se va a dar la vida.
De alguna manera se busca a la persona que representa la oligarquía, el grupo poderoso de Monterrey, en Chihuahua, en muchos lugares, que todavía son los más poderosos, dueños de fortunas de miles de millones de dólares. Es una lucha, y en la lucha se va a morir o vivir estos momentos, comentó.
En un encuentro de sobrevivientes de movimientos armados, realizado en el edificio del cuartel general de la Dirección Federal de Seguridad, organismo policiaco que encabezó la represión de la protesta mediante el secuestro, la tortura y la desaparición de personas, se anunció que el Premio Nacional Carlos Montemayor de este año será para Florencio Lugo Hernández y Francisco Ornelas Gómez, sobrevivientes del asalto al cuartel de Ciudad Madera en la sierra de Chihuahua el 23 de septiembre de 1965, acto que marcó el inicio de la lucha guerrillera en México.
El galardón se entregará la mañana de hoy en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos.
Fabiola Martínez
Periódico La Jornada
Domingo 22 de septiembre de 2019, p. 11
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