3/24/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada

Sin reversa, la cancelación de la cervecera
Las ambiciones políticas del presidente de Coparmex
Pierden especuladores con el peso
La cancelación de la planta cervecera Constellation Brands en Mexicali no tiene reversa, como tampoco la tuvo la del aeropuerto de Texcoco.
El ruido que está haciendo la empresa es, probablemente, porque busca la mayor indemnización posible del gobierno mexicano. (¿Debería destituir a sus ejecutivos que la metieron en tamaño enredo?) Sólo que no cuentan con que las organizaciones civiles cachanillas presentarán denuncias por presuntos actos de corrupción cometidos en la gestión y obtención de los permisos. Aparecen como principales sospechosos el panista Kiko Vega de Lamadrid, ex gobernador de Baja California y, para variar, funcionaros del gobierno de Peña Nieto. Así que los probables rendimientos del ruido pudieran ser decepcionantes. Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, tiene sus motivos personales. Quiere ser candidato a algo, ya sea gobernador de Baja California o –nada cuesta soñar– hasta Presidente de la República. ¿Por cuál partido? El PAN, obviamente. Sin embargo, acaba de resucitar Ricardo Anaya, ahora convertido en defensor del pueblo ante los peligros de la pandemia del coronavirus. Ya dejó de ser el solitario corriendo sobre la pista. Algunos desorientados dicen que podrían recurrir a tribunales internacionales e inclusive al presidente Trump. Se van a auto-emboscar –para usar una variante del terminajo utilizado por Gusavo de Hoyos–: el agobiado ocupante de la Casa Blanca no ve con buenos ojos a las empresas que se instalan en el extranjero y les quitan los empleos a sus ciudadanos. ¿Qué tal y les dice: come home?
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Pierden especuladores

Si la consulta de Mexicali hubiera favorecido a Constellation Brands, de cualquier modo la moneda mexicana se hubiera deslizado a la cotización récord de 25.40 pesos por dólar –con variaciones a lo largo de la jornada–. La razón de la devaluación del peso y otras monedas emergentes es lo que informa Bloomberg. Titula la nota: Las compras de pánico de dólares se disparan frente a las monedas de los mercados emergentes. Luego, dice: “En una carrera casi sincronizada por seguridad, la mayoría de los activos son utilizados para comprar dólares, dijo Eugenia Victorino, directora de estrategia de Asia en SEB AB en Singapur. Las operaciones de carry-trade de los mercados emergentes se están precipitando hacia la mayor pérdida trimestral en al menos dos décadas, ya que el coronavirus alimenta una fiebre salvaje hacia la moneda de reserva mundial (el dólar). Los rendimientos de las operaciones en las que los inversores piden prestado en dólares para invertir en monedas de países en desarrollo han caído 13 por ciento en lo que va del año, la mayor cantidad desde al menos 1999. En otras palabras: compraron pesos con dólares de 18 ahora y los están vendiendo por dólares de 25.
El virus de la desconfianza
Empresarios contra AMLO
Cervecera, coronavirus, rescate 
Presidencia: primero los pobres
Son tres los más recientes motivos de enojo de los grandes capitales contra el Presidente de México. Sumados a la constante insatisfacción de la mayoría de los empresarios por las políticas de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), arrojan como resultado un activismo mediático y político, ya nada disfrazado, que busca presionar y chantajear al titular del Poder Ejecutivo Federal para que cambie o matice su ruta de trabajo o se atenga a las consecuencias de una cantada crisis económica que podría ser acentuada o magnificada por relevantes personas de negocios.
Concentrado en Mexicali, pero con pretensiones de que tenga repercusiones internacionales está el caso de la cervecera Constellation Brands, cuya inversión de unos mil 400 millones de dólares quedará en el aire si se cumple el resultado de una consulta pública realizada en la capital de Baja California que rechazó la continuidad de la construcción de esa planta productora de cerveza, a la que se ha acusado largamente de atentar contra el derecho colectivo al uso del agua regional.
El aplastante triunfo de la voluntad popular contra dicha cervecera se dio a pesar de las maniobras de partidos y gobiernos, entre ellos, el morenismo estatal, que buscaban la aprobación de la construcción. Ayer, en la conferencia mañanera, se informó de manera oficial el resultado de la consulta y la aceptación de los resultados, aunque se habló de negociar daños causados a la firma trasnacional, lo cual debería ser al revés, pues dicho proyecto se aprobó a partir de maniobras típicas del pasado reciente, en este caso el del priísmo peñanietista. En realidad, Constellation Brands debería indemnizar a Mexicali, como ya exigen grupos de defensa del interés popular.
Las cúpulas empresariales, sin embargo, están utilizando lo sucedido en Mexicali para lanzar señales de alarma y advertencias claras de que los capitales podrían asustarse o replegarse ante la falta de certidumbre jurídica en México.
Otro de los temas que están impulsando de forma crítica los empresarios es el relacionado con las políticas de salud pública destinadas a tratar de paliar el contagio masivo del coronavirus. Hay una corriente de comentaristas y declarantes que denuncian con alto sentido de gravedad la conducta personal del Presidente de la República (el Detente religioso, el mantenimiento de giras por diversas poblaciones de la nación y la contradicción de no frenar el contacto físico, cuando la Secretaría de Salud y varios gobiernos, entre ellos el de la Ciudad de México, apremian en sentido contrario).
A ese antiobradorismo epidemiológico resultan chirriantes las actitudes y discursos de López Obrador y en las redes sociales se ha incrementado la carga explosiva de troleadores y cuentas robotizadas que esparcen acusaciones, insultos y descalificaciones hasta en términos de salud mental contra el político tabasqueño.
A esos fervores en cabalgata contra López Obrador ha de agregarse como elemento acelerante la declaración mañanera de este lunes, cuando el Presidente estableció que su prioridad es la protección de los segmentos sociales más desprotegidos, los pobres, y no las cuentas de los empresarios deseosos de incentivos, compensaciones, descuentos y arreglos bajo la mesa al estilo del Fobaproa, como ejemplo histórico. Con ese tono que tanto irrita a sus adversarios, el Presidente de México advirtió: ya nada de rescates al estilo del periodo neoliberal, que le daban a los bancos, a las grandes empresas. No: que ni estén pensando en que va a haber condonaciones de impuestos, otros mecanismos que se usaban antes. Si tenemos que rescatar, ¿a quién tenemos que rescatar? A los pobres, por el bien de todos, primero los pobres.
La peste y los negocios
Nada es seguro en esta tierra y menos los negocios. Ante una crisis como la que padece el mundo muchas empresas van a quebrar, otras más van a cambiar de dueño y la mayoría tendrá pérdidas y despedirá trabajadores.
Hay negocios críticos, como aviación, cruceros, hoteles, restaurantes y armadoras de autos. En estos nichos se presentará una depuración de las empresas menos eficientes, si es que no reciben una inyección de capital o de apoyos gubernamentales.
Al mismo tiempo, empresarios con recursos líquidos podrán aprovechar las oportunidades que se presentan al quebrar la competencia. En el caso de los restaurantes muchos cerrarán sus puertas, ya lo vemos por ejemplo con Alsea, de Alberto Torrado, que realiza ajustes importantes en sus negocios y cuya acción ha caído en el mercado de valores.
Hay que considerar que pandemias como la actual no duran mucho tiempo, aunque sus secuelas pueden traducirse en una gran depresión mundial. Si tomamos de ejemplo a China, donde se inició el problema, en menos de cuatro meses se revirtió el contagio, lo que indica que pronto restablecerán actividades la mayor parte de ciudades y personas afectadas. Algo semejante se espera en el resto del mundo donde más temprano que tarde se controlará el coronavirus. Sin embargo, las repercusiones económicas negativas se mantendrán por años.
El tema desde la perspectiva de los negocios es que las empresas no estaban preparadas para una crisis de este tipo, por lo que no se protegieron. Muchas pudieron acumular reservas para enfrentar una posible recesión, pero nunca pensaron en el desarrollo de una pandemia como la que padecemos.

AMLO: se acabaron los rescates
Bolsonaro, ídolo del gran capital
La cúpula empresarial mexicana estaría loca de contenta con un presidente fascista como el que tienen en Brasil, porque, ni tardo ni perezoso, Jair Bolsonaro publicó un decreto por medio del cual autoriza a la empresa privada a suspender el contrato con sus trabajadores y dejar de pagarles hasta por cuatro meses, con el fin, según dijo, de enfrentar los efectos económicos de la pandemia y preservar los empleos.
Sin embargo, dicho decreto, publicado el pasado domingo por la noche (hasta el palacio de Planalto, en Brasilia, se escucharon los aplausos de empresas como la mexicana Alsea, que pretende hacer lo mismo que Bolsonaro), tenía un problema de origen: para su puesta en práctica debía contar con la aprobación del Congreso brasileño en un plazo no mayor a 120 días, y ante lo que se adelantaba como un rotundo rechazo del órgano legislativo, el mandatario fascista reculó ayer mismo.
Pero Bolsonaro es de los que cree que, en automático, todo el costo de la crisis sanitaria y económica debe trasladarse a los jodidos, tal cual lo hizo la cúpula empresarial mexicana –con sus seis gobiernos neoliberales– a lo largo de las múltiples crisis registradas en nuestro país en las últimas cuatro décadas, mientras ella con generosidad se servía del erario.
De hecho, por estos días ya se escucha el grito de la cúpula empresarial mexicana –siempre con el chantaje de la pérdida de empleos– para que el gobierno federal le condone ISR, le devuelva impuestos (IVA), le deje de cobrar esto y aquello, le otorgue estímulos fiscales para aminorar y contener el impacto negativo que pueda ocasionar la emergencia sanitaria por el Covid-19 a las finanzas nacionales, y de pilón tenga acceso a créditos de Nacional Financiera y Banco Nacional de Comercio Exterior (Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex) y mucho más, al tiempo que avala lo que pretende poner en marcha el consorcio chatarrero Alsea.
Los seis gobiernos neoliberales acostumbraron –no de gratis, desde luego– a la cúpula empresarial a que de todas siempre ganara todas, con o sin crisis, y de ello dan cuenta, por ejemplo, los multimillonarios rescates –vía banca de desarrollo– con los que grandes corporativos se beneficiaron en tiempos de la sacudida de 2008-2009 (económica y sanitaria, esta última por la influenza). Y exige más.
De aquellos tiempos rescato una denuncia de senadores de dos partidos políticos, publicada en México SA: “el gobierno federal –de Felipe Calderón–, a través de Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, instrumentó (otro) Fobaproa empresarial. El total de este programa de ‘garantías bursátiles’ contempló 50 mil millones de pesos y hasta el momento lo único que se sabe es que 10 grandes empresas acudieron al esquema, entre ellas Coppel, con mil 491 millones de Bancomext; Cemex, mil 420 millones de Nafin; y Soriana, mil 50 millones de Bancomext.
También se conoce que se ha apoyado a ocho empresas por 14 mil millones: Vitro, mil millones de Bancomext, además de Comercial Mexicana, 3 mil millones de Nafin (ambas instituciones públicas a cargo de un ex presidente de los banqueros privados y del consejo de administración de BBVA-Bancomer). También a Mexicana de Aviación (de Gastón Azcárraga, quien un año después quebró la aerolínea y dejó en la calle a 8 mil 500 trabajadores).

Vuelven enfermedades de la pobreza
Se dejó crecer el problema del agua 
Empieza la época de estiaje 
Adultos mayores son relegados
Por más que sea cierto y la realidad moleste a muchos, no se puede decir ninguna otra cosa que no sea: el modelito tronó y su consecuencia son la pandemia, el regreso de las llamadas enfermedades de la pobreza, como el sarampión, y los añadidos generados por la locura del mercado: la diabetes, la obesidad y la hipertensión que han convertido a la Ciudad de México en una zona de riesgo mayor.
Pero no solo eso. La capital de México encierra otro problema, añejo sí, y se dejó crecer durante los pasados 30 años porque siempre hubo esperanza de poder convertir la extracción y la distribución del agua en una empresa para que alguno de los amigos o conocidos fuera el nuevo rostro de Forbes, o cuando menos, de una de las fortunas más reconocidas por esa revista.
Más allá de esto, las cifras oficiales señalan que un millón 800 mil personas no reciben agua diariamente, y esto se traduce en que 358 colonias de las mil 812 que comprenden la Ciudad de México carecen del suministro cotidiano, la reciben por tandeo o simplemente no les llega a sus domicilios.
Lo grave, como se ve, es que si bien durante el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum casi se ha duplicado la inversión en el servicio, en años recientes el dinero que se gastó en el rubro apenas alcanzaba para mantener las cosas como estaban, sin que se resolviera ninguno de los males que aún afectan la distribución.
Y el resultado ahora es que las colonias altas en Iztapalapa, Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Tlalpan tendrán problemas graves, esto sin contar que Venustiano Carranza e Iztacalco son las últimas alcaldías en recibir el líquido, que a veces no alcanza.


Editorial
En la conferencia de medios que todas las mañanas tiene lugar en Palacio Nacional, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, presentó abundante información sobre cifras, tendencias y perspectivas de la violencia y la inseguridad en el país. A su vez, los titulares de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, almirante Rafael Ojeda Durán, reseñaron los avances del despliegue de la Guardia Nacional en las distintas regiones de la República y operativos portuarios de combate a la evasión fiscal.

Xenofobia en la Central de Abasto
Mi marchante local me contó que en la Central de Abasto (CA) hay muchos chinos que han contagiado al mundo con el coronavirus. Le dije que no es un virus chino, sino internacional, y ellos llevan décadas ahí y son mexicanos. Pero no logré conjurar su miedo, recelo y rechazo xenófobo a extranjeros a quienes ve como peligrosos para la salud nacional.

El 18 de marzo, tan sólo cinco días antes de cumplirse tres años del asesinato de la periodista Miroslava Breach, Juan Carlos M. (alias El Larry) fue declarado culpable por el juez de enjuiciamiento en Chihuahua. Luego de un mes de juicio llega el primer avance tangible para la familia que legítima e incansablemente ha exigido justicia.
En las escuelas de historia aprendemos que la clave del oficio, lo que distingue al historiador del cronista o del ideólogo, es la crítica y confrontación de fuentes. En la UNAM y la mayoría de las escuelas de historia estudiábamos esa técnica de la mano de los teóricos adscritos a la escuela historicista, como José Gaos, Edmundo O’Gorman, Ramón Iglesia, Luis González, y sus discípulos, como mi maestro Álvaro Matute.
Un ser diminuto, tan pequeño e insignificante que no podemos verlo, ha cambiado ya la ruta del planeta. Parece una escena de ciencia ficción. Sin embargo, este he­cho inaudito había sido ya anticipado por las nuevas corrientes de la ciencia, como la teoría del caos o las ciencias de la complejidad o de la resiliencia. Todo lo que hemos vivido estas últimas semanas en el escenario planetario, no es sino una simple guerra de especies. La guerra entre un microbio oportunista que ha logrado, con cierto éxito, parasitar al animal más abundante del orbe (un mamífero, un mono desnudo, nosotros), y esa especie que lucha con todos sus medios por defenderse y sobrevivir. Somos de nuevo una especie amenazada. ¿Cuántas veces no les habrá ocurrido a nuestros antepasados de las sociedades simples como las bandas o las aldeas? ¿No estamos experimentando nuevamente vivencias paleolíticas o neolíticas? ¿Una batalla más entre el depredador y su presa? La novedad ya no es biológica, sino cultural, porque este fenómeno se ha dado en la era de la modernidad que, se nos ha inculcado hasta el cansancio, es la más avanzada, segura, confortable y predecible de la historia. La cultura que es una secreción de la naturaleza y no lo contrario, queda de nuevo desnudada e inerme ante un mecanismo de la vida. “Cuando creemos que nos extirpamos de la naturaleza, afirma Michel Onfray en Cosmos (2016, p. 152), la estamos obedeciendo; cuando imaginamos que nos emancipamos, nos estamos sometiendo a ella; cuando suponemos que la hemos dejado atrás, nos estamos plegando a su orden. Nunca comunicamos mejor nuestra subordinación que cuando creemos liberarnos. No somos más que lo que la naturaleza quiere que seamos.”
El 13 de abril de 2012, el rey de España Juan Carlos de Borbón, tropezó en Botsuana, se rompió la cadera y se abolló la corona. El traspié inició el declive político que culminaría con su abdicación al trono. El monarca se encontraba en ese país africano acompañado de su amante en un safari para cazar elefantes.

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