José Antonio Rojas Nieto
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población económicamente activa (PEA) la integran las personas de 12 o más años que realizaron alguna actividad económica (población ocupada) o buscaron activamente hacerlo (población desocupada abierta) en los dos meses previos a la semana de levantamiento de datos e informes.
Los ocupados son los que durante dicha semana presentaron una de las siguientes cinco situaciones: 1) trabajaron al menos una hora o un día para producir bienes y servicios a cambio de una remuneración monetaria o en especie; 2) tenían empleo pero no trabajaron por alguna causa, sin dejar de percibir su ingreso; 3) tenían empleo pero no trabajaron por alguna causa, dejando de percibir su ingreso, pero con retorno asegurado a su trabajo en menos de cuatro semanas; 4) no tenían empleo pero iniciarían con seguridad en cuatro semanas o menos; 5) trabajaron al menos una hora o un día en la semana de referencia sin recibir pago alguno (ni monetario ni en especie) en un negocio propiedad de un familiar o no familiar.
Y los desocupados (abiertos) son los que no trabajaron ni tenían empleo, pero que estaban realizando trámites para conseguirlo. Incluye a los que lo iniciarán en menos de 30 días y los que estaban suspendidos temporal o indefinidamente de su empleo.
La PEA de 2019 alcanzó 57 millones de personas (56.991 oficialmente), casi 46 por ciento de una población estimada en poco más de 125 millones ese año. Del total de la PEA en 2019 los ocupados alcanzaron 35.5 millones de personas. Y los desocupados, 21.5 millones.
Sin embargo, en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para 2019 se registraron 55 millones de ocupados. Y esto, en virtud de que a los estrictamente llamados ocupados en los registros de la PEA se agregan dos categorías más: 1) trabajadores dependientes no remunerados; 2) trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades de autosubsitencia.
Con estos registros se estima la estructura de ingreso de este total de ocupados, muy próximo a toda la cifra de la PEA. Así, también, con datos oficiales para 2019, por debajo de un salario mínimo hay casi 10.9 millones de personas. Y entre uno y dos salarios mínimos, 17.5 millones de personas.
Esto significa que hay 28.3 millones de personas que ganan menos de dos salarios mínimos. Es decir, 51 por ciento de ocupados registrados por la ENOE. Siguiendo la información de esta encuesta habría 10 millones de personas que perciben entre dos y tres salarios mínimos. En consecuencia, el número de los llamados ocupados en este sondeo con ingresos menores a tres salarios mínimos alcanzaría un total de 38.3 millones de personas, es decir, 70 por ciento de los ocupados.
Hay, además, un registro de 4.6 millones de ocupados con ingresos de entre tres y cinco salarios mínimos. Y de 1.8 millones de personas que perciben más de cinco salarios mínimos. Completan la información de los 55 millones de ocupados, según la ENOE, dos datos importantes más. Un total de 3.3 millones de personas que no perciben ingresos por su ocupación, y un volumen final de casi 7 millones que no proporcionaron información sobre su ingreso.
En cualquier caso, aun suponiendo que estas dos últimas categorías de personas percibieran ingresos superiores a tres salarios mínimos, tendríamos 70 por ciento de ocupados con ese paupérrimo ingreso. Se trata de un dato muy difícil de aceptar. Sin duda.
N.B. ¡Qué hacer sin las brillantes reflexiones de Alejandro Nadal! ¡Abrazo enorme a su hija!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario