Humberto Vinicio Freire Aguilar, CATWLAC, Ecuador
De la redacción
México, DF 21 oct. 10 (CIMAC).- Si en el mundo cada hombre cambiara de actitud, dejara de lado tradiciones y costumbres que perpetúan la violencia contra las mujeres, y tuviera claro que los hombres somos responsables de que mujeres, niñas y niños no sean víctimas de explotación sexual, podríamos llegar a un verdadero cambio y eliminar el flagelo.
Así lo consideró Humberto Vinicio Freire Aguilar, de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por su siglas en inglés) capítulo Ecuador, quien agregó que para combatir la trata de personas con fines sexuales se necesitan cambios radicales, ya que el mundo es responsabilidad de quien lo habita.
Agregó que la realidad de las y los latinoamericanos es muy similar entre los países, toda vez que no sólo compartimos parte de la historia y la cultura sino también la pobreza y la explotación que afecta más a las mujeres.
Durante su participación en el II Congreso Latinoamericano de Trata y Tráfico de Personas, realizado en septiembre pasado, señaló que la igualdad entre mujeres y hombres es la solución para llegar a la eliminación de estos flagelos.
“Todas y todos merecemos respeto, somos iguales, merecemos justicia, pero para eso es necesario que yo como hombre me lo demuestre conmigo mismo y reste de mis relaciones con mis hermanas, enamorada, madre, abuela, tías, con todas las mujeres para tener una nueva forma de hacer relaciones horizontales”, afirmó.
Freire Aguilar, señaló que tener una actitud de igualdad hacia las mujeres y los hombres, en su experiencia personal lo ha llevado a enfrentar un gran peso social, por la cultura machista que prevalece en la región la cual ha sido sostenida por quienes obtienen “privilegios”.
En la región aún existe la mala forma de ver a las mujeres como objeto, y no como igual, por lo cual ellas pueden ser víctimas de cualquier tipo de abuso, normalmente de quienes se mantienen en el poder.
Al ver a una persona como objeto, se dan cualquier tipo de transgresiones, lo que hace que los hombres lleguen a una etapa en la que deben cumplir sus roles: patriarcales, misóginos y falocéntricos.
Es por ello que las mujeres, niñas y niños que están en situación de explotación sexual son vidas arrebatadas por seres que han visto en ellos productos para comercializarlos, que sin importarles que son seres iguales los utilizan como objetos.
La lucha por la igualdad debe partir del individuo, pero siempre en conjunto, ya que no es cuestión de hacerle frente a toda una cultura que ha sostenido esta desigualdad e injusticia, es por ello que hay que exigir nuestros derechos de manera conjunta, abundó.
Cada minuto y medio, en el mundo alguien es víctima del delito de trata y tráfico de personas. En México el problema es grave porque el esfuerzo de las instituciones para combatirlo es pobre, pese a que estudios señalan lugares y rutas donde operan las redes, coincidieron especialistas que participaron en el Congreso realizado en septiembre pasado.
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