Pedro Echeverría V.
1. Me carcajeo con ganas cuando leo de panistas que “61 años de lucha los llevaron a la Presidencia”, cuando en realidad fueron once años de muy prostituidas negociaciones, durante los gobiernos de Salinas y de Zedillo –ya muy denunciadas y sabidas- las que les abrieron el camino a la Presidencia en el 2000. Fuera de la Guerra Cristera (1926-29) donde sacaron experiencias, de sus luchas contra el libro texto único y gratuito, sus publicitadas batallas de “cristianismo sí, comunismo no” y la oposición de Clouthier –presidente del Consejo Coordinador Empresarial- contra la “nacionalización bancaria” de López Portillo, los panistas no hicieron otra cosa que servir con fidelidad a los grandes empresarios y defender donde quiera sus tesis privatizadoras. Condenaron las luchas ferrocarrileras, la de los maestros, el movimiento estudiantil de 68, las guerrillas de Jenaro y de Lucio, las guerrillas urbanas y todos los movimientos de trabajadores.
2. El PAN le debe todo al presidente Salinas (1988-94) que se vio obligado a negociar su toma de posesión de la Presidencia con Castillo, Cevallos y Álvarez –los que dominaban el PAN- ante las fuertes protestas de la oposición que seguía a Cárdenas. Sin embargo, la realidad es que los artífices panistas Castillo/Cevallos habían visto desde 1982 las enormes semejanzas entre las ideas neoliberales y privatizadoras de Salinas y las del PAN. Por eso declararon: “Salinas está poniendo en práctica nuestro programa”. Mientras tanto la izquierda de las décadas de los 50 a 80 luchaba en las calles, en los sindicatos, se confrontaba con la policía, iba a las cárceles y muchos fueron asesinados. La derecha panista era inexistente y en períodos electorales se juntaba con algunos empresarios para hacer sus campañas políticas abanicadas por el gobierno y los medios de información. El PAN siempre fue electoral y la izquierda antielectoral hasta 1977.
3. Los procesos electorales y los mismos comicios mexicanos –desde los tiempos de Porfirio Díaz- siempre fueron una farsa. El dictador Díaz “ganó limpiamente” siete elecciones presidenciales porque tenía el control absoluto de todo; lo mismo se puede decir del PRI que ganó 12 (de 1929 a 1994) porque monopolizaba todo y no tuvo alguna oposición real. Los electores no cuentan, nunca han contado a través de la historia; la TV, la radio y los miles de millones que gastan en propaganda, regalos y promesas los partidos obligan al cerebrito de los electores a ordenarle a su manita a la hora de votar. Así durante 70 años el PRI controló el 99 por ciento del poder y regaló el uno por ciento al PAN, PPS, PARM y demás que sólo fueron partidos en la caza de subsidios. El PAN de 1939 a 1989 –durante 50 años- fue inexistente; era un simple partido de derecha de presión para lograr cuotas empresariales y de gobierno.
4. Nada de trabajo político o ideológico de base; nada de desarrollo de la conciencia de lucha o de defensa de los derechos ciudadanos. Lo que el PAN hizo “acertadamente” en los once años que preparó su ascenso a la presidencia fue negociar su programa a cambio de un apoyo total a Salinas que entonces era tan débil como Calderón cuando éste tomó la Presidencia en 2006. Podría decirse también que esa negociación entre Salinas y el PAN en 1988 fue la definitiva para sellar la estrecha alianza PRI/PAN que vive hasta estos días. Aunque veamos algunas veces confrontaciones entre PRI y PAN resultan siempre pasajeras, “por falta de comunicación”, porque en lo esencial siempre están de acuerdo al coincidir en sus objetivos. Por eso el panista Castillo Peraza –el único pensador del PAN- ayudando a su jefe Salinas, siempre “atacó al PRD diciéndole que era el PRI populista y echeverrista de los setentas”.
5. Así que el dominio de Díaz, del PRI y ahora del PAN no es un asunto de votos libres sino de estrategias políticas. Es la tarea de hacer que los votantes hagan lo que el candidato de las encuestas, de los medios, de los empresarios, desean. ¿Por qué creen que Esther Gordillo –la cacique magisterial que lleva más de 20 años jineteando a los trabajadores de la SEP- fue y es una figura clave, una pieza importante primero para Calderón y ahora para Peña Nieto? Obviamente no por guapa o simpática, sino porque en cada elección usa durante un año a más de 10 mil maestros con salarios base y pagos extras, que moviliza en toda la República para hacer asambleas, comprar votos, cuidar casillas y concretar fraudes. Por eso en cada gobierno la señora Gordillo recibe de recompensa, el ISSSTE, la SEP, Lotería Nacional, así como diputados, senadores y gobernadores. Por eso las luchas de la CNTE se han estrellado contra esa pared.
6. En la realidad política mexicana todo es negociación. Todos los cargos políticos grandes o pequeños se negocian o simplemente se van para abajo. Y no es solamente negociar con tus amigos para que te apoyen sino que en primer lugar hay que negociar con los grandes empresarios, con el gobierno, con los medios de información, con los EEUU y los jerarcas de la iglesia. La mayoría de los acercamientos entre candidatos y poderosos no los vemos porque aquellos siempre tienen un equipo para hacerlo. La muestra más evidente es la que se registra en las Cámaras entre dirigentes de partidos antes de cualquier votación, los legisladores enmudecen y se convierten en levantadedos. Por eso pienso que Peña Nieto ya negoció con todos y que Beltrones -su principal opositor en el PRI- sólo podría entrar como emergente. López Obrador -para conservar su pureza- se niega a negociar; está bien, ¿pero podrá llegar?
7. Mientras en la burguesía se negocia todo para aplastar las luchas del pueblo y mantenerlo en la miseria, en la izquierda hay una histórica negativa a acordar o “negociar” con otros grupos de izquierda, aunque sea con el fin de organizar frentes de lucha. Negociaciones de EEUU con el Reino Unido y España para invadir a Irak, de EEUU-Colombia para instalar bases militares, de EEUU y militares hondureños para dar un golpe de Estado, de EEUU y Calderón para tener en México a 50 agentes del Pentágono y la CIA, que claramente están contra los pueblos, deben combatirse. Pero que organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles y de colonos no negocien para salir a la calle, realizar huelgas, bloquear instituciones o para realizar marchas, también es condenable por su falta de visión y estrategia. Por eso los partidos burgueses PAN y PRI son fuertes y las izquierdas estamos a punto de desaparecer.
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