Campaña Regional por una Maternidad Libre y Voluntaria
En hospital de Ometepec, Guerrero
Por Sandra Torres Pastrana, enviada Ometepec, Gro, 3 dic 10 (CIMAC).- Agustina, María y Rosalía, son sólo tres casos de un gran porcentaje de mujeres indígenas embarazadas que buscan que se les realice un ultrasonido en el Hospital General de Ometepec. Pero quienes requieren ese estudio tienen que buscar servicios particulares donde les cobran más de 300 pesos, o esperar un mes y medio porque sólo hasta esa fecha hay citas.
Para las mujeres indígenas amuzgas de la región, que no hablan español, es muy importante el acompañamiento de sus promotoras comunitarias, porque en la mayoría de los casos los hospitales no cuentan con traductores que les ayuden a comunicarse.
También es muy importante este apoyo para que les proporcionen los servicios completos que necesitan, pues en su condición económica, es casi imposible hacerse estudios en servicios particulares.
Es el caso de tres indígenas amuzgas de la comunidad de Cumbre de Barranca Honda, municipio de Ometepec, Guerrero, situado aproximadamente a una hora del Hospital General de la localidad, quienes acudieron al hospital para pedir atención médica durante su periodo de gestación.
AGUSTINA
Agustina Morales Añorve, tiene 17 años de edad y siete meses de gestación. Es la primera vez que visita el hospital y necesitaba un ultrasonido, pero no se lo hicieron. “No entendí bien -nos cuenta en lengua amuzga y apoyada por una traductora- yo estuve sola y no hay ningún traductor, pero no me hicieron nada”.
Nos dice que su primer bebé lo tuvo con partera, pero ahora decidió ir al hospital porque tiene dolor y le cuesta mover sus pies y manos, pero no le hicieron nada.
MARIA
No muy alejado de la realidad que se vive a diario en el Hospital General de Ometepec, donde la calidad del servicio médico y administrativo no es la prioridad, se encuentra el caso de María Lidia Morales, de 22 años de edad y tres meses de embarazo.
Por segunda ocasión está embarazada. Su primer hijo falleció hace casi ya dos años. “De pronto agarró una enfermedad que hizo se hinchara de todo su cuerpo”, dice, ella lo llevó al hospital pero no se lo quisieron atender; regresó a su comunidad y poco tiempo después su niño murió.
A pesar de la mala experiencia que vivió en el Hospital de Ometepec y la mala calidad en el servicio, María fue nuevamente al hospital, tiene dolor en sus brazos y requiere de un ultrasonido que no le hicieron.
Ni siquiera la dejaron pasar con el doctor para consulta, con el poco español que sabe, nos dice que la primera vez no la recibieron, luego le habían dicho que tenía que dejar una muestra de sangre, pero tampoco se la tomaron. Ella insiste en que va a tener a su bebé en el hospital, a pesar de los malos tratos.
ROSALÍA
Rosalía Lorenzo Santiago de 23 años de edad, quién será madre por tercera vez y al parecer tiene tres meses de embarazo, nos dice que fue al hospital porque quiere que le hagan un estudio para saber cuántos meses tiene de embarazo, no lo sabe, sólo “se le fue la regla” y no se dio cuenta en que mes.
Nos comparte que en el caso de sus otros dos hijos, uno nació en su casa y otro en el hospital donde la tardaron mucho, sólo le decían que faltaba y faltaba, que caminara, ella caminaba afuera del hospital, ya que pasó bastante tiempo la recibieron y le dieron su cama. Estuvo sola mucho tiempo, el doctor sólo llegó a la hora de que su bebé nació.
Para las mujeres indígenas amuzgas de la región, que no hablan español, es muy importante el acompañamiento de sus promotoras comunitarias, porque en la mayoría de los casos los hospitales no cuentan con traductores que les ayuden a comunicarse.
También es muy importante este apoyo para que les proporcionen los servicios completos que necesitan, pues en su condición económica, es casi imposible hacerse estudios en servicios particulares.
Es el caso de tres indígenas amuzgas de la comunidad de Cumbre de Barranca Honda, municipio de Ometepec, Guerrero, situado aproximadamente a una hora del Hospital General de la localidad, quienes acudieron al hospital para pedir atención médica durante su periodo de gestación.
AGUSTINA
Agustina Morales Añorve, tiene 17 años de edad y siete meses de gestación. Es la primera vez que visita el hospital y necesitaba un ultrasonido, pero no se lo hicieron. “No entendí bien -nos cuenta en lengua amuzga y apoyada por una traductora- yo estuve sola y no hay ningún traductor, pero no me hicieron nada”.
Nos dice que su primer bebé lo tuvo con partera, pero ahora decidió ir al hospital porque tiene dolor y le cuesta mover sus pies y manos, pero no le hicieron nada.
MARIA
No muy alejado de la realidad que se vive a diario en el Hospital General de Ometepec, donde la calidad del servicio médico y administrativo no es la prioridad, se encuentra el caso de María Lidia Morales, de 22 años de edad y tres meses de embarazo.
Por segunda ocasión está embarazada. Su primer hijo falleció hace casi ya dos años. “De pronto agarró una enfermedad que hizo se hinchara de todo su cuerpo”, dice, ella lo llevó al hospital pero no se lo quisieron atender; regresó a su comunidad y poco tiempo después su niño murió.
A pesar de la mala experiencia que vivió en el Hospital de Ometepec y la mala calidad en el servicio, María fue nuevamente al hospital, tiene dolor en sus brazos y requiere de un ultrasonido que no le hicieron.
Ni siquiera la dejaron pasar con el doctor para consulta, con el poco español que sabe, nos dice que la primera vez no la recibieron, luego le habían dicho que tenía que dejar una muestra de sangre, pero tampoco se la tomaron. Ella insiste en que va a tener a su bebé en el hospital, a pesar de los malos tratos.
ROSALÍA
Rosalía Lorenzo Santiago de 23 años de edad, quién será madre por tercera vez y al parecer tiene tres meses de embarazo, nos dice que fue al hospital porque quiere que le hagan un estudio para saber cuántos meses tiene de embarazo, no lo sabe, sólo “se le fue la regla” y no se dio cuenta en que mes.
Nos comparte que en el caso de sus otros dos hijos, uno nació en su casa y otro en el hospital donde la tardaron mucho, sólo le decían que faltaba y faltaba, que caminara, ella caminaba afuera del hospital, ya que pasó bastante tiempo la recibieron y le dieron su cama. Estuvo sola mucho tiempo, el doctor sólo llegó a la hora de que su bebé nació.
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