La Marea
En
México la democracia sería una farsa si no fuera una tragedia. El país
está sumido en una complicada trama en la que los megaproyectos
neoliberales de rapiña y devastación ambiental, así como el tráfico
ilegal, se sustentan en las corruptelas de la clase política, que a su
vez hace amplio uso tanto del ejército como del sicariato, convertido
en la principal salida laboral para algunos sectores desfavorecidos.
Esta situación desemboca en violencia criminal, sobre todo contra
quienes tratan de oponerse: pueblos originarios, activistas,
periodistas.
A veces los números se hacen escandalosos y las
noticias trascienden, como en el caso de la indignación mundial
provocada por la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela
Normal de Ayotzinapa el año pasado. La mayor parte del tiempo, sin
embargo, las noticias de la violencia en México apenas si logran romper
el cerco mediático. Tal es el caso del multihomicidio ocurrido el
pasado viernes 31 de julio en un piso del céntrico barrio Narvarte, en
la Ciudad de México. Ahí perdieron la vida Nadia Vera, promotora
cultural y activista por los derechos humanos; Rubén Espinosa,
fotoperiodista especializado en la documentación de movimientos
sociales; Yesenia Quiroz y Mile Virginia Martín, quienes compartían el
piso con Nadia; Alejandra Negrete, la empleada doméstica del edificio.
Los cadáveres presentaban el tiro de gracia y excoriaciones en el
cuerpo; las mujeres, además, mostraban huellas de violación.
Rubén
y Nadia recién se habían autoexiliado del estado de Veracruz, a causa
de las amenazas y acosos que habían sufrido por su trabajo. El
gobernador de Veracruz se llama Javier Duarte y pertenece al poderoso
PRI (Partido Revolucionario Institucional), que actualmente detiene
también la Presidencia de México. Su mandato es tristemente célebre por
el incremento exponencial de los asesinatos de periodistas en Veracruz.
La
línea oficial que se está intentando manejar en las investigaciones se
inclina por el lado del robo, el narcotráfico, hasta el crimen
pasional: se intenta culpar a las víctimas por jóvenes, por hacer
fiestas en el piso, por ser drogadictos y/o traficantes y/o
prostitutas, porque una de ellas (Mile) era colombiana y eso se
considera tácitamente un estigma. Solo las presiones de la sociedad
civil han logrado que se pidiera información al gobernador de Veracruz
y se considerara el asesinato político entre las líneas de
investigación.
Activistas de Xalapa, la capital de Veracruz,
compañeros de Nadia y Rubén, denuncian mientras tanto que se están
poniendo trabas a su coadyuvancia en la investigación y que hay
resistencia hasta a llamarlos a declarar. También denuncian el
incremento del hostigamiento hacia sus personas: sujetos no
identificados les siguen, les vigilan, les toman fotos ahora más que
nunca antes.
Exigimos la protección de la integridad física de
todos, así como la renuncia del gobernador de Veracruz, Javier Duarte,
y del presidente de México, Enrique Peña Nieto, culpables de solapar la
preocupante escalada de la violencia represiva y la impunidad en México.
Circulan en la red dos peticiones para quienes deseen solidarizarse:
Más información en la página del Comité Universitario de Lucha de Xalapa, Veracruz, México: https://www.facebook.com/CULXALAPA?fref=ts
No hay comentarios.:
Publicar un comentario