Manuel Fuentes
Ganó el proteccionismo salvaje, y ello significa que aumentarán las dificultades económicas para los mexicanos.
Como
balde de agua fría en la espalda de la mayoría de los mexicanos fue el
anuncio del triunfo del republicano Donald Trump como presidente de los
Estados Unidos de Norteamérica. Desde el primer momento en que se
instaló como precandidato del partido republicano se mofó de los
mexicanos calificándolos de violadores y delincuentes, pero allá el
discurso con los suyos fue anunciar que “los olvidados ya nunca más
serán los olvidados”.
Ganó el proteccionismo salvaje, y ello
significa que aumentarán las dificultades económicas para los mexicanos,
que tenemos una economía colonizada e incipiente. Nuestro principal
problema es tener a esa potencia mundial en el patio de al lado, que
ella si traspasa cuando quiere para llevarse lo mejor de nuestra riqueza
a través de sus empresas trasnacionales.
A nosotros la construcción de un muro y para ellos las puertas abiertas para arrasar con nuestras riquezas.
Ellos,
a través de esas empresas voraces siguen explotando lo mejor de
nosotros y lo seguirán haciendo aún más. A nuestros hombres y mujeres
como esclavos, nuestras riquezas naturales de las que se han apoderado
con la ayuda de gobernantes mexicanos en turno, que han operado como
empleados suyos.
Los presidentes y legisladores mexicanos que han
reformado la Constitución para dar manga ancha a inversionistas y
permitir la explotación sin reserva de lo mejor de nuestro país.
El
futuro de los trabajadores mexicanos no pinta nada bien con la llegada
de Donald Trump. Las empresas estadounidenses que lleguen a nuestro
país exigirán se mantengan los miserables salarios a cambio de un empleo
prestado. Nuestros gobernantes seguirán ofreciendo las mejores
garantías para la inversión a cambio de unas cuantas monedas devaluadas.
México
“el país de las cero huelgas” y “cero sindicatos” es y seguirá siendo
la mejor oferta de nuestros gobernantes ahora con la simulación de una
mejor justicia laboral por medio de los juzgados laborales, que no
mejorará la imparcialidad y prontitud en los juicios laborales.
Proteccionismo
estadounidense apertura total de nuestra economía, es y seguirá siendo
la contradicción de nuestros días. El nuevo presidente Trump empeñado
en crear una industria cada vez más creciente, nuevos empleos y mejor
pagados fue la consigna para ganar votantes, ello a costa de lo que sea.
La
peor noticia es que la economía de guerra seguirá imperando en un país
que se ha fortalecido imponiendo la violencia internacional. Ojalá que
el congreso estadounidense le ponga límites al nuevo presidente que
llega sin atadura alguna y dispuesto a lograr sus objetivos a como dé
lugar.
Para las corrientes más conservadoras de nuestro país la
elección de Donald Trump será una oportunidad para seguir vendiendo el
país al mejor postor. El “libre mercado”, abrir fronteras, acabar con
industrias propias, será la consigna.
Saldrá del sepulcro político
Luis Videgaray, exsecretario de Hacienda quién ahora tendrá derecho de
picaporte con el nuevo presidente republicano. A lo mejor en una de
esas hasta se convierte en candidato a la Presidencia de República por
el PRI y del PAN para que la relación con el país del norte sea de
maravillas.
Acabar de una vez por todas con lo que queda de Pemex,
la CFE y minería, borrar todo rastro de nacionalismo, será el discurso
de nuestros gobernantes para caerle bien al nuevo patrón.
Dicen ellos ¡viva el nuevo rey! ¡viva el imperio norteamericano!
No lo permitamos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario