Estados Unidos vivió este martes una de las elecciones más cerradas de su historia, sin que por ello alguno de los dos candidatos represente una opción benéfica para la nación hegemónica y con ello para el resto del mundo.
En junio
pasado Julian Assange, director de Wikileaks, aseguraba que se trataba
de elegir entre dos males, y describió así la disyuntiva: “Donald Trump
es imprevisible. Hillary Clinton, por el contrario, es perfectamente
previsible. Por desgracia”.
Clinton,
pronosticó, seguirá una política de intervenciones militares en el
mundo, “algo que está en el alma misma de Estados Unidos”. Además la
calificó como “un halcón (como se señala a los gobernantes
estadunidenses proclives a las opciones bélicas) y va a tener el poder
de iniciar muchas guerras, aunque a lo largo de sus campañas ha
insistido en que quiere terminarlas”.
Así es como
tenemos a una Hillary Clinton belicosa, “la emperatriz de los conflictos
bélicos” , quien no dudará en desatar ataques de cualquier tipo, en
cualquier parte del mundo, posiblemente abiertamente armamentista en
Medio y Próximo Oriente y en países como México, injerencista con
acciones que un gobierno ‘sumiso’, como el de Peña Nieto acatará como órdenes, sin cuestionar.
Su falta de
humanidad ha sido demostrada, principalmente en naciones como Palestina,
y es que anteriormente habría hablado con gran elocuencia que “los
derechos de las mujeres son derechos humanos”. Para después escribir
sobre dicho país, no hablando de las graves violaciones a los derechos
humanos por parte de israelíes contra mujeres y niños palestinos.
Por el
contrario los describió como terroristas al acecho motivados solo por
las “provocaciones”, dando a entender que la ocupación militar israelí
no es una realidad. Clinton ha apoyado a un Israel armado que ataca a un
país calificado como “terrorista”, pero que no posee ni el armamento,
ni el ejército que el otro bando sí.
Clinton ha
apoyado agresivamente la ocupación militar, haciendo ver a Palestina
como un campo de sicarios, cuando su principal objetivo es intentar
mejorar su vida a través de la educación. Aunque no ha sido fácil.
La victoria
de Clinton prometía un apoyo total y absoluto a Israel contra Palestina,
compromiso certero con Arabia Saudí para generar un conflicto bélico,
donde cayera Assad, lo que perjudicaría a Siria, sin dejar de mencionar
que uno de sus principales objetivos ha sido destruir la alianza chií
entre Irán, Assad y Hezbolá. Todo ello involucrando así un absoluto
riesgo de conflicto militar con Rusia y Oriente Medio.
Clinton se
ha caracterizado por llevar una carrera política basada en el respaldo a
los conflictos bélicos, bajo el pretexto común del “combate al
terrorismo”, un camino que lleva siempre a un combate contra Rusia en su
frontera con Ucrania.
Ya el
periodista y escritor australiano John Pilger y el abogado y activista
estadounidense Ralph Nader, advirtieron que “Hillary Clinton podría
llevarnos a todos a la III Guerra Mundial”. Un ejemplo más de la
política beligerante de la ex primera dama, se reflejó en su voto a
favor de la guerra en Irak, “y como secretaria de Estados Unidos adoptó
una política neoconservadora usando el poder de Estados Unidos para
rediseñar el mundo”, advirtieron los especialistas.
Poco antes
de las elecciones, en internet se hizo viral un mensaje que se dijo
“firmado por el pueblo alemán”, el cual versaba: “adelante, voten por el
tipo con la voz ruidosa que odia a las minorías, amenaza con encarcelar
a sus oponentes, no le importa un pepino la democracia y defiende que
solo puede arreglarlo todo. ¿Qué podría salir mal?”, ante esto, una gran
mayoría de norteamericanos le ha dado la ventaja en las votaciones a
Donald Trump “el racista”, el también calificado como “Adolf Hitler
contemporáneo”, el otro peligro para el planeta entero.
El racismo
de Trump, no es un hecho que se conoce hasta este 2016, hace más de 30
años se evidenció el primer hecho, “la primera alarma se encendió en
1973, cuando el Departamento de Justicia del presidente Richard Nixon,
demandó a Trump y a su padre, Fred Trump, por discriminar
sistemáticamente a las personas negras que querían rentar viviendas”,
afirma una publicación del periódico The New York Times.
También se
explica que en ese entonces, Donald Trump era el presidente de la
empresa familiar de bienes raíces, y el gobierno reunió evidencia
contundente que la compañía tenía una política de discriminación contra
las personas negras, incluidas aquellas que prestaban servicio en el
Ejército.
Además, un
exsuperintendente de los edificios Trump explicó que había recibido la
instrucción de marcar cualquier solicitud de una persona negra con la
letra C (“de color”), aparentemente, para que la oficina supiera que
debía ser rechazada. Un agente inmobiliario de los Trump declaró que
ellos querían rentar únicamente a “judíos y ejecutivos” y desalentaban
las oportunidades de renta para personas negras.
“Al parecer,
Fred Trump fue arrestado en una reunión del Ku Klux Klan en 1927; Woody
Guthrie, quien vivía en una propiedad de los Trump en la década de
1950, arremetió contra Fred Trump en unos documentos encontrados
recientemente por provocar odio racial”, continúa el texto.
Además se
señala otro momento revelador en 1989, “cuando la ciudad de Nueva York
estaba convulsionada con el caso de la ‘corredora de Central Park’, la
violación y golpiza a una joven blanca mientras trotaba en el
emblemático parque. Cinco adolescentes negros y latinos fueron
arrestados.
Trump se
involucró, denunció el llamado a la calma del alcalde Ed Koch y compró
anuncios de página completa en algunos periódicos en los que exigía la
pena de muerte. Los cinco adolescentes pasaron años en prisión antes de
ser exonerados. En retrospectiva, sufrieron una versión moderna de
linchamiento, y Trump jugó un papel importante en la incitación de la
multitud”.
Para 1991,
un libro escrito por John O’Donnell, antiguo presidente de Plaza Hotel
and Casino Trump en Atlantic City, describió cómo Trump criticaba a un
contador negro, y lo citó: “¡Negros contando mi dinero! Me molesta. El
único tipo de personas que quiero que cuenten mi dinero son pequeños
hombres que usen kipás todos los días… Creo que ese hombre es un flojo. Y
probablemente no tiene la culpa, porque los negros ya traen la pereza
en ellos. De verdad lo creo.
No es algo
que puedan controlar”. O’Donnell relató que durante meses después de
eso, Trump lo presionó para despedir al contador negro hasta que el
hombre renunció por su cuenta.
En hechos
actuales, NYT cita los episodios más conocidos: como la afirmación que
el presidente Obama había nacido en Kenia; las insinuaciones que Obama
había sido admitido en las universidades de la Ivy League solo por
discriminación positiva; las declaraciones en las que se refirió a
inmigrantes mexicanos como “en muchos casos, criminales,
narcotraficantes, violadores”; la construcción del muro entre México y
Estados Unidos; los llamados a que se prohíba temporalmente la entrada
de musulmanes a dicho país; su rechazo a un juez estadounidense de
ascendencia mexicana al decir que era un mexicano que no podía escuchar
su caso con justicia; su negativa a distanciarse del Ku Klux Klan
durante una entrevista de televisión; y muchas evidencias más de
racismo, son las que hoy han elegido, al parecer, los norteamericanos.
Hasta las
cero horas de este miércoles el racismo de Trump continuaba sumando
victorias; cabe resaltar que el último estado importante que ganó Trump
fue Florida, con un 49.2% frente a 47.7% de Hillary Clinton.
El
republicano ha obtenido la victoria en 25 entidades, las cuales suman
244 votos electorales y la demócrata, ha ganado en 17 entidades y suma
ya 215 votos electorales. Sin embargo, aún se desconoce resultados de
cinco entidades.
Clinton aún debe ganar algunos estados, en tanto Trump, solamente esperar se confirmen las tendencias de los estados que hasta ahora se inclinan por los republicanos y llegar así a la Casa Blanca.
Clinton aún debe ganar algunos estados, en tanto Trump, solamente esperar se confirmen las tendencias de los estados que hasta ahora se inclinan por los republicanos y llegar así a la Casa Blanca.
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