Como sociedad, nos quejamos de la corrupción, de la impunidad y de la inseguridad en México, pero nosotros mismos fomentamos la cultura de la ilegalidad.
lasillarota.com
Uno de los temas más relevantes en el actual contexto político,
es el relativo a la inseguridad que existe en el país y la constante
violación de los derechos humanos, entre otros, por ello, la pertinencia
de analizar la relación que existe entre el estado de derecho, la
cultura de la legalidad y los derechos humanos.
El estado de derecho se refiere al apego a las leyes a un status o
situación jurídica de eficacia normativa, es decir, al hecho de que las
leyes sean cumplidas u observadas.
En el estado de derecho, el poder político está limitado por la
existencia de una constitución escrita en donde se establece la
distribución de poderes (expresión preferible a la tradicional y
equívoca de “división de poderes”)[1].
Para la Organización de las Naciones Unidas, el “estado de derecho se
refiere a un principio de gobierno según el cual todas las personas,
instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio
Estado, están sometidas a unas leyes que se promulgan públicamente, se
hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser
compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos
humanos”[2].
El estado de derecho no se funda sólo en la eficacia de las normas
jurídicas, sino que tiene como propósito lograr el bienestar y el
progreso de todos los integrantes de la sociedad; es decir, se refiere a
los principios democráticos y a la defensa y promoción de los derechos
humanos, basados en la cultura de legalidad.
La cultura de la legalidad se refiere al hábito de conocimiento y
cumplimiento de la ley, es decir, todo esto se traduce al simple respeto
de las leyes. Según Pedro Salazar Ugarte, la cultura de la legalidad de
una sociedad determinada es el conjunto de conocimientos, creencias,
usos y costumbres, símbolos, etc., de los miembros de esa comunidad en
relación con los aspectos de la vida colectiva que tienen que ver con
las normas jurídicas y su aplicación[3].
Como sociedad, nos quejamos de la corrupción, de la impunidad y de la
inseguridad en México, pero nosotros mismos fomentamos la cultura de la
ilegalidad. Debemos dejar atrás la idea de actuar por miedo al castigo,
o por la búsqueda de recompensa, y empezar a actuar por la conciencia
de que necesitamos un entorno mejor para vivir.
El conocimiento y respeto de los derechos y libertades individuales
es fundamental en un Estado, a través del cumplimiento de las normas,
sin embargo, éste mecanismo no ha sido suficiente para resolver los
casos de atropello y violación de estos derechos.
El reto a vencer para hacer valer el estado de derecho, es alcanzar
una mayor exigencia ciudadana, para conocer y defender los derechos
humanos, consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y en diversos tratados y ordenamientos jurídicos.
Flor de loto: El pueblo no cumple la ley porque la legalidad no está en nuestra cultura. Y el gobierno emana del pueblo…
Twitter: @drarmandohdz
[1]
Covían, Andrade Miguel. La Teoría del Rombo. Ingeniería Constitucional
del Sistema Político Democrático. Centro de Estudios de Ingeniería
Política y Constitucional, A.C., Primera Reimpresión, 2002, México. p.
222
[2] Consultado en http://www.un.org/es/ruleoflaw/
[3] Salazar, Ugarte Pedro. Democracia y Cultura de la Legalidad. Consultado en http://www.ine.mx/docs/Internet/Biblioteca_Virtual_DECEYEC/deceyec_DECEYEC/docs_estaticos/cuadernos_divulgacion/cuaderno25.pdf, pág.24
No hay comentarios.:
Publicar un comentario