Pedro Echeverría V.
Nerilicón, la elección |
1. El capitalismo lleva dominando 500 años, pero los yanquis sólo 71
años (desde 1945) al arrojar sus bombas asesinas en Japón, triunfar en
la Segunda Guerra, organizar la ONU, endeudar a una serie de países y
obligarlos a vivir como esclavos. Hillary Clinton buscaba continuar con
la política asesina de dominación y acrecentarla; Trump –aunque con
mucha lengua larga- no ha expresado con claridad el futuro de su
política, pero no se debe esperar –como con la Clinton- nada en
beneficio del mundo. Si el partido Demócrata fue menos derechista y
brutal que el Republicano antes de 1945, a partir de entonces los dos
partidos han luchado por dominar totalmente al mundo sometiéndolo a sus
muy directos intereses. Ni un país se salva.
2. Desde los años sesenta he leído y escuchado que el “imperialismo
es la última fase del capitalismo” y que los EEUU estaban viviendo –como
el imperio más poderoso- sus últimos años de dominación. Pero sucedió
lo contrario: los EEUU extendieron y acrecentaron su poder cambiando sus
formas de control y dominación: antes de las dos guerras competían con
tres o cuatro países; luego concentraron su competencia con la URSS; al
caer el llamado “bloque socialista” en 1989 se transformó en país único
por un corto tiempo, hasta aparecer Japón, Europa y China. Sin embargo,
la realidad, es que con el enorme desarrollo económico, armamentista y
el control de organizaciones internacionales y países, los EEUU siguen
dominando al mundo.
3. No me asusta la falsa o voluble palabrería de los gobernantes del
tipo Trump o su hijo Fox porque nisiquiera saben explicar lo que
quieren; pero es obvio que tenemos que estudiar bien a estos personajes
porque en sus oscuros arranques nos pueden llevar dentro de las patas.
Con la Clinton teníamos garantizado de que iba a ser peor o más de lo
mismo; con Trump se pueden esperar cambios más radicales que pueden
acelerar muchas cosas en beneficio del imperio yanqui, pero también en
políticas que profundicen el descontento y el movimiento social mundial.
Aplaudiría con enorme alegría que las políticas radicales contra los
miserables explotados lleven al fin a los pueblos a levantamientos que
entierren a quienes han despojado a los pueblos de su felicidad.
(9/XI/16)
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