El invasivo desplazamiento de los profesionales de la diplomacia mexicana por los
incorporados−cónsules y embajadores designados políticamente por los sucesivos presidentes de México− se dio de la mano de las políticas neoliberales de las pasadas tres décadas y la irrupción de una tecnoburocracia amaestrada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, como instrumentos del Departamento del Tesoro estadunidense.
Al principio del salinismo, junto con Gustavo Petricioli, profesional
de las finanzas y la economía egresado del ITAM y con una maestría en
Yale, fueron incorporados a la Secretaría de Relaciones Exteriores otros
cuatro ex secretarios de Estado del sexenio de Miguel de la Madrid: el
de Educación, Miguel González Avelar, fue titular del Instituto Matías
Romero (organismo encargado de la formación y capacitación de los
miembros del servicio exterior); el de Agricultura y Recursos
Hidráulicos, Eduardo Pesqueira, designado representante ante la
Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO); el de Relaciones Exteriores, Bernardo Sepúlveda, jefe de misión
en Londres, y el de Energía, Minas e Industria Paraestatal y aspirante
fracasado a la silla presidencial, Alfredo del Mazo, quien había sido
enviado por el propio De la Madrid a la representación en Bélgica, y
siguió en funciones.
Otra
golondrina sexenalen el servicio exterior que dio mucho de que hablar entonces fue Miguel Alemán Velasco, ex presidente ejecutivo de Televisa y subdirector del diario Novedades, designado por Salinas
embajador especialpara promover el turismo en el extranjero. El nombramiento se entendió como una concesión a Televisa y al gran capital: Alemán era el principal inversionista en el ramo turístico del país. Otra promoción
de afuerafue la del economista Alfredo Phillips Olmedo, opaco ex director del Banco de Comercio Exterior, quien había hecho carrera en Hacienda y fue designado a la embajada en Canadá.
La tendencia no se alteró tras la llegada del PAN al gobierno en
2000. Los ex presidentes Fox y Calderón colocaron a conocidos políticos
sin experiencia ni carrera diplomática en importantes embajadas y
consulados. A los ya nombrados ex representantes ante el reino de
España: Gabriel Jiménez Remus (designado luego a Cuba), Jorge Zermeño y
Francisco Ramírez Acuña se sumaron Luis Felipe Bravo Mena, ex legislador
y ex presidente de Acción Nacional, enviado por Fox como embajador ante
la Santa Sede, y Francisco Barrio, ex gobernador de Chihuahua y ex
secretario de Estado, nombrado por Calderón embajador en Canadá.
Entre los políticos sin carrera diplomática designados por Peña Nieto
bajo la lógica del compadrazgo destaca Enrique Martínez y Martínez, el
ex gobernador de Coahuila que fue secretario de Agricultura en los
primeros tres años del actual sexenio, que remplazó en Cuba a Juan José
Bremer, a quien le pasaron de noche los 18 meses de negociaciones entre
Washington y La Habana con mediación del Vaticano. Un caso similar es el
de otro cuate del Presidente, el mexiquense y actual embajador en
Colombia Arnulfo Valdivia, quien no figuró ni como testigo en las
negociaciones de paz entre el presidente Juan Manuel Santos y las FARC.
Otra designación cuestionada fue la del priísta Fernando
Castro Trenti, quien tras perder la elección a gobernador en Baja
California en 2014 fue designado embajador en Argentina. En Japón
despacha Carlos Almada, quien antes de adquirir
experienciaen la embajada de Portugal fue acusado de haber formado parte del Pemexgate. Recientemente fue designado en Singapur el mercadólogo Nathan Wolf Lustbader, protegido de la comunidad judía, quien tras reprobar cinco veces el examen del servicio exterior regresa ahora como… embajador plenipotenciario.
El nuevo paraíso consular. Hasta hace algunos años, la veda al acceso
a las embajadas más atractivas no incluía a los consulados. Pero desde
los 90, connotados políticos y simples recomendados con poco nivel
intelectual −por lo general ex legisladores y civiles desconocidos−
comenzaron a aceptar designaciones como cónsules generales en las más
importantes plazas de Estados Unidos: Los Ángeles, Chicago, Nueva York,
Houston, Denver, San Diego, Orlando.
El fundamento de la irritación que prevalece entre los miembros del
servicio exterior no se limita al número o las características de las
plazas perdidas por quienes deben desarrollar, en promedio, una carrera
de 25 años ascendiendo por el escalafón para ser designados en un
consulado medianamente importante, sino que encuentra sustento adicional
en el perfil y la personalidad de los seleccionados, algunos con mala
fama pública y sin ética como para representar al país en el extranjero.
A casos como los ya mencionados de Agustín Barrios Gómez, Fidel
Herrera y el defenestrado Andrés Roemer se suman los de la ex
procuradora general de la República Marisela Morales, actual cónsul en
Milán, Italia, cuya designación en 2013 llevó al senador Alejandro
Encinas a decir que fue una
carta de impunidadpor su papel en episodios como el michoacanazo y la falta del debido proceso en el caso de la francesa Florence Cassez.
En 2016, el ex gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero fue
designado cónsul en Orlando, Florida, pese a que durante y después de su
mandato se le acusó de haber dejado una deuda de 40 mil millones de
pesos y un faltante de mil millones por obras públicas no ejecutadas.
Otra designación sonada fue la del ex embajador en Inglaterra, el
mexiquense Diego Gómez Pickering, quien durante los festejos patrios de
México en Londres, en 2015, introdujo en la arenga del Grito de
Independencia un
¡Viva Porfirio Díaz!: Peña Nieto lo premió con el consulado en Nueva York. Un caso atípico es el de María de los Remedios Gómez Arnau, cónsul en Raleigh, Carolina del Norte, quien sin ser de carrera desempeñó ese mismo cargo antes en Atlanta y San Diego bajo la protección del embajador eminente Andrés Rozental.
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