Hace unas semanas, el exgobernador de Veracruz Javier Duarte se fugó del país utilizando un pasaporte falso. La entonces procuradora general de la República y ahora secretaria de la Función Pública, Arely Gómez, coincidentemente esperó hasta unas horas después de la desaparición del gobernador para girar los órdenes de aprehensión correspondientes en contra del veracruzano por haber encabezado uno de los robos más grandes del siglo.
Hace unos días, quien fuera secretario de Hacienda de Felipe Calderón (2006-2009) y ahora gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, anunció que él también está haciendo maletas para abandonar el país. Como bien demostró Proceso la semana pasada, la normatividad no permite la renuncia de Carstens. Pero no le importa la ley al principal arquitecto de la fallida estrategia económica neoliberal de la última década. Prefiere huir antes de tener que rendir cuentas frente al total colapso económico que se acerca en 2017.