La información sensible que se filtra sobre los
asesinatos de mujeres constantemente es para poner en tela de juicio a
las víctimas, ya sea para culparlas o criminalizarlas. Esto genera que
se vulnere su dignidad, incrementa el dolor para sus familias y también
obstaculiza el debido proceso, aseguran especialistas en el tema.
Señalaron que el caso de Ingrid Escamilla, asesinada por quien era su
pareja, es ejemplo de lo que ha ocurrido de forma sistemática y sin que
haya sanciones para los responsables. Advirtieron que los medios de
comunicación han jugado un papel muy importante, pues con la publicación
de este tipo de contenido
se ha promovido una pedagogía de la violencia machista.
Las organizaciones y activistas han denunciado lo anterior en muchas
ocasiones. Los señalamientos se han hecho en casos como el de Lesvy
Berlín Rivera Osorio, asesinada por su pareja en Ciudad Universitaria, y
hace unos meses sucedió con una menor de la alcaldía Azcapotzalco,
quien acusó a policías de violarla y fue criminalizada después de
filtrarse información.
María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano
Nacional del Feminicidio, destacó que en la mayoría de los homicidios
hay filtración de información, pero en los relacionados con mujeres los
costos son mayores
por la sociedad machista en la que vivimos.
Dijo que con estas acciones se afecta la dignidad de las víctimas y sus familias
porque las estigmatizan, las culpan y exponen sus cuerpos. Esto
es violatorio a la Ley General de Víctimas y el propio protocolo de feminicidio.
Con Ingrid, a raíz de las filtraciones la gente se ha preguntado, entre otras cosas,
¿qué tipo de mujer era?, ¿cómo es que estaba con un viejo? Cuando no lo entienden... Eso no puede tomarse a la ligera, dejarlo al escrutinio público. Una cosa es que digas que mataron a una mujer y otra es que detalles lo que sólo debe estar en una carpeta de investigación.
Por otro lado, señaló que en algunos casos a través de pasar esa
información se da voz a los agresores. Este tipo de testimonios provocan
morbo,
generan una opinión pública incorrecta y los feminicidas por lo regular se victimizan o son expuestos como monstruos.
Aimée Vega Montiel, investigadora del Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, destacó que en
las filtraciones sobre estos casos están implicados funcionarios e
instituciones de gobierno
que sistemáticamente han difundido información sensibley que es entregada
a medios de comunicación que han hecho de esto un gran negocio.
Explicó que el contenido de este tipo no puede considerarse informativo porque magnifica los hechos, entre otros cosas,
se describe de manera gráfica o narrativa cómo actúan los feminicidas, eso es pedagogía de la violencia machista y no ayuda a la sociedad a entender las causas estructurales.
Vega Montiel indicó que las autoridades
tienen ya pinzaspara sancionar a los medios que vulneren los derechos de las víctimas. Señaló que la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia da facultades a la Secretaría de Gobernación para que lo haga.
Por su parte, la geofísica y creadora del mapa de feminicidios, María
Salguero, reconoció que la nota roja en otras situaciones ha ayudado a
obtener más información sobre los asesinatos. En su trabajo utiliza este
contenido
para entender el contexto de violencia, tener más datos que las cifras oficiales no dan.
Agregó que hay cuentas en redes sociales que difunden este material con el fin de informar,
no lo hacen por morbo; sin embargo, reconoció que hay límites. En el caso de la publicación de las fotografías del cuerpo de Ingrid, hay
una revictimización muy grave.
Jéssica Xantomila
Periódico La Jornada
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