Náufrago en la luna
Por si las ingeniosas estrategias de supervivencia no bastaran para animar una acción tan bizarra, el director añade un personaje que observa todo desde la ciudad con ayuda de un zoom fotográfico. En efecto, una joven ha decidido recluirse durante meses en su habitación, acumular basura, relacionarse con su madre sólo por mensajes de celular, y navegar infatigablemente por Internet, su único contacto con el mundo exterior.
La comunicación que establecen el joven náufrago y la mujer que espía cada movimiento suyo no es menos absurda que lo anteriormente planteado, pero la propuesta narrativa funciona muy bien gracias al notable trabajo de edición y a una dirección siempre ágil y segura.
Náufrago en la luna tiene como virtud central no hacer de sus sugerentes metáforas el objeto de obvias reflexiones sobre la crisis de valores en la sociedad de consumo, la enajenación juvenil cibernética o el modo en que un hombre en soledad extrema templa su carácter en la adversidad (como el Náufrago, de Robert Zemeckis, interpretado por Tom Hanks). Simplemente narra con gran desenfado una historia de amor con personajes tan excéntricos como los protagonistas de El espíritu de una pasión/3-Iron, del también coreano Kim Ki Duk, jugando libremente con sus neurosis y despropósitos en una de las propuestas más originales del cine oriental reciente.
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