Cordero, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; Lujambio, de la Secretaría de Educación Pública; Lozano, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, y hasta los que andan por la libre: el nuevo “periodista” Manuel de Jesús Espino (cuyo texto amenazante contra el suscrito es una joya de inquisitorial censura e intolerancia); Santiago Creel y Ramírez Acuña, creen que uno de ellos será coronado candidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de la República… que perderán en la elección dentro de año y medio. No quieren darse por enterados de que el verdadero poder tras el trono, derrumbándose de Calderón, es el policía Genaro García Luna, adueñado de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), que funciona como las SS y la Gestapo, y donde se manejan miles de millones de pesos sin el menor control. El nazi Goebbels “fue un mentiroso profesional”. Heinrich Himmler, dueño de las temibles policías de la SS y con mucho que ver en la Gestapo, acompañó en sus perversidades a Hermann Göering.
A ellos tres debe su personalidad García Luna, quien parece ser el auténtico heredero de Calderón para aspirar a la candidatura presidencial del PAN, si de plano la evolución del militarismo calderonista ha de recrear al nuevo Victoriano Huerta. Al fin y al cabo, el Coloso exhibido en el carnavalesco espectáculo para burlarse del bicentenario está inspirado en el matón huertista Benjamín Argumedo (confesó el escultor al reportero Arturo Cano de La Jornada, 17 de septiembre de 2010; en esta misma edición, Pablo Moctezuma Barragán nos ilustra sobre ese contrarrevolucionario y traidor, en la sección El correo ilustrado).
Y es que, por enésima vez, García Luna montó un espectáculo (con su vocera y Facundo Rosas), haciendo parecer como hazaña el rescate de cuatro periodistas en Gómez Palacio, Durango, que entre el 26 y 31 de julio pasado fueron levantados. Ellos fueron puestos en libertad por los delincuentes, pero García Luna se atrevió, con harto cinismo, a presumir que sus policías, dirigidos por él y Luis Cárdenas (su segundo a bordo) los habían rescatado. Uno de ellos, Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de televisión, lo desenmascaró. Con precisión, el columnista Miguel Ángel Granados Chapa (Reforma, 17 de septiembre de 2010) da cuenta y razón de las mentiras del titular de la SSP, quien una vez más confirma que es un funcionario mendaz (mentiroso descarado). Y al firmar que el secuestro por sicarios del cártel de Sinaloa los ha expuesto a venganzas de esos delincuentes, Hernández decidió pedir asilo, con su familia, pues considera que peligra su vida.
Peligra porque desmintió a García Luna (su vocera ha enviado “aclaraciones”, que son más mentiras) y ya sabemos cómo se las gasta el protegido de Calderón, quien vive en la más completa impunidad, muy a pesar de los abusos del poder policiaco con que se desempeña desde hace 10 años (pues brincó del foxismo al calderonismo), y elevado a su nivel de incompetencia, es cuando más apoyo presidencial tiene. En sus comparecencias, los legisladores federales inexplicablemente han aprobado su desempeño. Es cierto que Calderón odia a quienes ejercen las libertades de prensa en el contexto de los derechos y garantías constitucionales, y más cierto es que García Luna (con el exvocero presidencial Max Cortázar y su pandilla de directores de comunicación de las dependencias federales), para quedar bien con su jefe, tiene al periodismo independiente en la mira de sus abusos. “Nos utilizaron al cubrirse de gloria ellos [García Luna y sus policías] y nos usaron para pararse el cuello nada más”, declaró Hernández Pacheco.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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