11/14/2010

¿Qué pasa en Juárez?



Gustavo de la Rosa

Tres hechos que erizan la piel en una semana son demasiados para una ciudad, aunque sea nuestro indomable Juaritos. Describirlos solamente no abona nada en la comprensión del fenómeno.

Una sinopsis de Aristóteles sostendría que el método de investigación social consiste en buscar lo específico de los individuos y lo genérico de las especies.

Como los teóricos del gobierno mexicano, con Poiré a la cabeza no pasan de augurarnos el destino de Colombia; intentemos usar del método de aquel hombre que al menos sí ha sido reconocido como sabio.

¿Qué es lo específico del ataque a los niños de Horizontes del Sur, al transporte de los obreros de maquila y a la manifestación estudiantil?

Creo que si la pregunta está bien hecha ya valió por el espacio. Pero intentemos respuestas.
Un factor común en todos los casos, es la falta de previsión de las esferas de gobierno; parece que no analizan escenarios posibles y las maneras de actuar si se presentan las hipótesis previstas.

El ataque a los niños de Horizontes es por lo menos el centésimo (de 100) atentado a fiestas familiares y nadie hace nada para prevenir muy posibles ataques en ellas.

La agresión a los trabajadores de maquila se veía venir desde hace mucho, y los gerentes de las fábricas solamente ponían cara de susto y decían “afortunadamente a nosotros no nos han agredido, gracias a Dios”, y los cuatro mil camiones escolares que se usan para mover decenas de miles de obreros circulan confiando sólo en la buena suerte de los ocupantes.

Las manifestaciones estudiantiles y de activistas no se merecen el cuidado y protección de las patrullas de Tránsito, porque incomodan a los jefes esa bola de greñudos. Creo que tenemos una especie, la falta de atención, la falta de precaución, la falta de consideración para los niños, obreros y estudiantes.

Y cuando vemos las estadísticas, advertimos que la mayoría de los secuestrados son jóvenes mayores de 14 años y menores de 30 y amas de casa, que muchas de las víctimas inocentes asesinadas son estudiantes, obreros de maquiladora y policías. Así ha sucedido en los últimos tres años.

Entonces ¿cuál será el género que une de manera global a los tres hechos? Y ¿cuáles las políticas de gobierno específicas?

Casi no me atrevo a escribir lo que el razonamiento me dicta: se refiere a las características de las víctimas. Toda la sangre derramada ha sido de “los de abajo”, por eso al gobierno no le preocupa seguir la guerra.

Supongamos que sólo 1% de los 30 mil muertos pertenecieran a las familias del club de los 60 grandes hombres de negocios, que sólo 300 de los caídos fueran de sus familiares. Estoy seguro de que ya estaban pensando cómo parar la guerra o cómo tomar todas las previsiones posibles para evitar lo daños colaterales.

Recuerdo cuando las guerrillas de los 70 secuestraban a millonarios y diplomáticos. La respuesta del Estado fue terrible, fue contundente; la persecución a los guerrilleros, implacable; no los detuvo la ley, ni la moral ni la falta de presupuesto. Usaron de toda la fuerza del presidente de la República, intervinieron todos los teléfonos, acorralaron a los simpatizantes, infiltraron los grupos, compraron traidores. Formaron una anticonstitucional brigada blanca con derecho para matar.

Si había la pista de un grupo guerrillero en Juárez, aterrizaban ese mismo día policías, soldados, agentes del Ministerio Público, y todos bajo una sola voz de Nassar Haro actuaban coordinadamente y con una eficacia aterradora. Pronto cambiaron el papel y a los guerrilleros los convirtieron en víctimas de la violencia.

Por otro lado, en cuanto controlaron la etapa confrontativa del movimiento guerrillero, ofrecieron amnistías, indultos, cambiaron las reglas del juego electoral, despenalizaron el comunismo, no hubo ni un solo teórico que argumentara las bondades de continuar penalizando a los socialistas que aceptaran integrarse al Estado de derecho, había que hacer todo lo que fuera necesario.

Era obvio que no querían esa guerra y fueron a resolver algunas causas de fondo.

La diferencia está pues en las características de las víctimas. Es que los guerrilleros secuestraban a ricos y diplomáticos y querían derrocar al gobierno.

Finalmente, yo no acuso a nadie, sólo aplico el método de Aristóteles.

Visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua

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