César Nava, presidente del PAN.
Álvaro Delgado
MÉXICO, D.F., 15 de noviembre (apro).- El proceso para relevar a César Nava en la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), que culminará el sábado 4 de diciembre, va más allá de una contienda entre cinco candidatos. Es, sobre todo, un pleito entre dos mujeres: Margarita Zavala Gómez del Campo y Patricia Flores Elizondo.
Ese es el motivo principal de la guerra soterrada en la facción del PAN que encabeza Felipe Calderón y que tuvo un episodio público con la salida de Patricia Flores Elizondo de la jefatura de la Oficina de la Presidencia, el 14 de julio, quien es, de facto, la coordinadora de campaña de Roberto Gil Zuarth.
La salida de Flores Elizondo del gobierno estuvo precedida de un tupido golpeteo en medios sobre supuestos conflictos generados por ella en la camarilla íntima de Los Pinos y, sobre todo, actos de corrupción mayúscula. Como la campaña fue orquestada por Maximiliano Cortázar, que filtró datos a columnistas afines, Calderón lo degradó a vocero del PAN.
Es sabido que Cortázar, un individuo que apenas terminó la secundaria, responde desde hace años a los intereses de los Zavala Gómez del Campo --al particular Juan Ignacio solía consultarlo desde el gobierno hasta en la más banal decisión--, un clan que apoya a Gustavo Madero, en cuyo registro estuvo presente la diputada local Mariana Gómez del Campo.
En la ceremonia en la que Calderón hizo públicos los cambios en su gabinete, que incluyó el relevo de Fernando Gómez Mont por Francisco Blake en la Secretaría de Gobernación y de Bruno Ferrari por Gerardo Ruiz Mateos en Economía, Flores Elizondo mostró un rostro desencajado, que no suavizaban las sonrisas entre irónicas y burlonas.
Menos de tres meses después, en la primera semana de octubre, Patricia Flores se exhibió con una actitud contrastante en la portada de la revista Gente, del Grupo Televisa, en una provocadora entrevista acompañada de un despliegue de fotografías que mostraban su característica sensualidad.
En esa entrevista aclaró que era falso que hubiera sido despedida del gobierno, sino que renunció por voluntad propia --“fue para darle aire a algo que ya estaba, de alguna manera, contaminado”--, pero que eso no implicaba su retiro de la política: “Sé mucho como para retirarme.”
Y después de dejar claro que su “relación” con Calderón es “inmejorable” --justamente lo que es identificado por los panistas como la razón de la disputa con Margarita Zavala--, Patricia adelantó que ambiciona, “en un futuro más o menos cercano”, un cargo de elección popular. “Yo no tengo prisa”, aseguró.
Pero prisa sí tiene: Quiere ser senadora en 2012 y, conforme a sus planes, también coordinadora de la bancada, ambición ésta que podrá materializarse sólo si quien preside el PAN es alguien que le deba el puesto. Y ese es Gil Zuarth.
Margarita Zavala quiere, también, ser senadora y, como Patricia, coordinadora de bancada, razón por la cual Maximiliano Cortázar le trató de construir, desde Los Pinos, una imagen de mujer “inteligente pero discreta”, contrastante con Marta Sahagún, reproducida por medios y comentaristas oficiosos.
Por las mismas razones que Patricia, la consorte de Calderón apuesta a que Madero sea el sucesor de Nava y sea ella no sólo senadora, sino coordinadora. Sabe que si gana Gil Zuarth, tan incondicional de su marido que se autodenomina sin rubor su guardaespaldas, hasta la senaduría está en riesgo.
Obviamente el riesgo de ese empleo remunerado con más de 150 mil pesos mensuales no es sólo para ella, sino para su familia, que milita en el PAN por racimos, y parvadas de panistas que viven de la política vivir.
Al final, sin embargo, será el propio Calderón el que decida quién será el próximo presidente del PAN, porque es dueño --por razones de nómina-- de las conciencias de la mayoría del Consejo Nacional, el órgano que tomará la decisión formal en poco menos de tres semanas.
Y, aunque hasta este lunes 15, Gil sólo tiene asegurados unos 150 consejeros nacionales (por cien de Madero, 60 de Cecilia Romero, 30 de Francisco Ramírez Acuña y 25 de Judith Díaz Delgado) y mantiene negociaciones con Romero, y aun ha buscado a Manuel Espino –la prórroga de su expulsión a eso obedece--, se prevé que al final Calderón rompa muñecas para imponer a un tercer presidente del PAN de manera consecutiva.
De Calderón dependerá que el futuro de Patricia Flores Elizondo sea distinto al de Rosario Robles, la experredista que se alió con Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Ahumada, con la que se comparó en la entrevista con Gente, al definirla como una política “íntegra, con gran carrera… ¡Pero se enamoró!”.
Apuntes
Sólo la evasión de la realidad o la prepotencia puede explicar la trama para que Calderón se aumente el sueldo en más de 25%, y junto con él toda la alta burocracia. En este 2010 su sueldo es de 152 mil 567 pesos mensuales, ya descontados todos los impuestos, y pretende que el próximo año gane casi 200 mil mensuales, es decir, 198 mil 870 pesos. El Partido Mexicano de los Trabajadores de Heberto Castillo acuñó la consigna de “Salario mínimo al presidente, pa’que vea lo que se siente” y ahora se socializa otra: “El mínimo a Calderón por baquetón”…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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