Bagda,
24 ene. 13. AmecoPress/Bitácora.- La activista Hanaa Edwar trabaja sin
desmayo para que recuperen libertades las mujeres de Iraq, donde el
poder político y la ortodoxia religiosa se confabulan para
arrinconarlas una década después de la invasión de la coalición militar
liderada por Estados Unidos.
Edwar,
lideresa de la Red de Mujeres Iraquíes y secretaria general de Al Amal,
una organización no gubernamental de defensa de los derechos femeninos
en este país, indicó que estas necesitan una propia Primavera Árabe,
para salir de su grave retroceso, que ejemplifican la entrega de niñas
en matrimonio o la casi imposible sobrevivencia de las viudas de la
guerra.
- Hanaa Edwar
Recordó,
además, que en este país las mujeres alcanzaron la plena alfabetización
en los años 70, mientras que ahora 40 por ciento de ellas son
analfabetas. También citó que Iraq fue el primer país árabe en contar,
allá por 1959, con una ministra y una jueza.
¿Qué labor realiza su organización para proteger los derechos de las iraquíes?
- Mediante Al
Amal hemos administrando la Red de Mujeres Iraquíes, una oficina que
promueve el acercamiento entre las organizaciones de mujeres locales y
entidades internacionales, así como la participación de ellas en las
diversas actividades sociales y cursos de formación Uno de nuestros
mayores logros ha sido el alcance de una cuota de 25 por ciento
reservada a diputadas. Ahora trabajamos en una nueva campaña, en el
marco de la Primavera Árabe, para proteger las libertades personales.
¿Cuáles son ahora los problemas más apremiantes para las mujeres iraquíes?
-
Representamos más de 55 por ciento de la población iraquí, pero vivimos
sometidas en una sociedad trazada exclusivamente por patrones
masculinos.
No hay mujeres
liderando bloques políticos o en altos cargos en el gobierno. En
cualquier caso, la marginación de las iraquíes se debe más a razones
culturales que políticas.
Un tema
especialmente doloroso es el del millón y medio de viudas que dejó la
guerra iniciada en 2003. Iraq ya estaba lleno de ellas antes, pero su
número aumentó después de la invasión militar. Viven en la más absoluta
precariedad, con una pensión de 100 dólares con la que apenas pueden
sobrevivir.
Su integración
en la sociedad debería ser una prioridad, pero únicamente se les anima
a casarse de nuevo en un país que permite la poligamia. Incluso a
aquellas con formación, con títulos universitarios, se les cierran las
puertas al empleo. En este escenario resulta casi imposible romper la
dependencia de su padre y, posteriormente, de su marido.
¿No fue Iraq pionero en la región en cuanto a derechos de las mujeres?
- En 1959,
Iraq tenía la primera ministra y la primera jueza de Medio Oriente. Uno
de nuestros mayores logros aquel año fue la ley del estatus personal,
que obligaba al registro legal de los casamientos. En 2013, gran número
de contratos matrimoniales son ilegales, por lo que la mujer queda en
una situación muy frágil y ello conlleva problemas legales para a sus
hijos.
De hecho, hoy
muchas niñas son obligadas a casarse a los 10 o 12 años con hombres
que, a menudo, les triplican la edad. Incluso se producen matrimonios
"temporales", algo que, evidentemente, fue importado de Irán.
Hay, además,
preocupantes y crecientes casos de violencia intrafamiliar, ante la
total indiferencia del gobierno que, a su vez, apoya a la ortodoxia
religiosa, que impone estrictos códigos de vestimenta. Las mujeres que
no llevan hijab (velo islámico) son objeto de discriminación y, lo que
es peor, las niñas son sacadas de las escuelas y las madres de sus
puestos de trabajo.
¿Es útil la cuota legislativa para las mujeres?
- Formalmente,
hay 84 mujeres en el parlamento, gracias a la cuota representativa de
25 por ciento. Pero la mayoría de ellas ocupan sus escaños por afinidad
personal con los líderes de los partidos políticos y no por méritos
propios.
Pese a las
dificultades, todavía hay un gran número de mujeres capaces de ocupar
estos cargos con responsabilidad, pero la mayoría de estas son
relegadas a un segundo plano.
Iraq cuenta con un ministerio de la mujer, ¿ayuda a sus derechos?
- Se llama
’Ministerio de Estado para la Mujer y hay un proyecto de ley para
cambiarlo por "Ministerio de Estado para la Mujer y la Familia", lo
cual es elocuente sobre el papel reservado a las iraquíes en la
sociedad actual.
Sea como
fuere, estamos en contra de cualquier tipo de ministerio para las
mujeres porque pensamos que no se trata de algo que deba estar
vinculado a un ministerio en particular, sino a la sociedad en su
conjunto.
Además de contar con un presupuesto muy bajo, un ministerio de la mujer siempre estará vinculado a un partido político.
Lo que
necesitamos es una comisión más independiente, que haga el seguimiento
de las políticas gubernamentales e impulse programas que ayuden a
mejorar la vida de las mujeres.
Diversas
organizaciones denuncian el dramático aumento en el número de suicidios
entre las iraquíes. Se habla incluso de casos de mutilación genital
femenina
- Esos
presuntos suicidios frecuentemente ocultan asesinatos producidos en el
seno de la familia por asuntos de honor . Se cometen con tota impunidad
ya que son vistos como cuestiones domésticas por el aparato judicial.
Los casos de
mutilación genital femenina son más aislados y se limitan a zonas
remotas, en la región autónoma kurda. Alrededor de 70 por ciento de las
mujeres de esas áreas la han sufrido, pero casi ninguna otra en el
resto del país.
¿Cómo afecta la división sectaria a la mujer y a la sociedad en su conjunto?
- Se trata de
un odio sectario fabricado, que comenzó en 2006 y que se ha impulsado
desde los más altos niveles, para dividir y gobernar a través de la
violencia y el miedo.
La falta de
diálogo entre los principales partidos políticos y el papel cada vez
mayor de la religión asfixian a nuestra sociedad. Por ejemplo, muchas
familias no permiten a sus hijas casarse con alguien de otra secta, y
eso es algo nuevo en Iraq.
En marzo se cumplirán 10 años desde el inicio de la invasión del país.
¿Hay alguna mejora social desde 2003?
- Es cierto
que después de la invasión conseguimos romper con nuestro aislamiento
internacional y con el tabú sobre la libertad de pensamiento. Hasta
2003, simplemente no se podía hablar de pluralismo político, ni de
organizaciones civiles activas ni de cualquier tipo de contacto con el
mundo exterior.
Pero tras la
invasión y posterior destrucción del país, nuestras fronteras se
abrieron a los grupos terroristas que se sumaron a las milicias
locales, tanto chiitas y sunitas. Diez años después, vivimos sumidos en
un caos donde la inestabilidad y la falta de seguridad son las únicas
constantes.
Hoy nos
enfrentamos a una crisis política inabarcable; hemos pasado de una
dictadura de más de tres décadas a un Estado que carece de un gobierno
efectivo.
(*) Karlos Zurutuza, periodista de IPS en Bagdad.
Foto: Archivo AmecoPress.
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