Por Jorge Grandi, Director de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe
Es
difícil atribuir la invención de la radio a una única persona. Las
bases teóricas de la propagación de ondas electromagnéticas fueron
descritas por primera vez por James Clerk Maxwell (1873) y validadas
experimentalmente por Heinrich Rudolf Hertz (1888).
En diferentes países se reconoce la paternidad en clave local por
mencionar algunos ejemplos: Eduardo Branly, en Francia, inventó y
construyó el primer detector de ondas radioeléctricas (1890). Hacia
1895 Aleksandr Stepánovich Popov presentaba el primer receptor de
ondas electromagnéticas en la Sociedad de Física y Química de San
Petersburgo; y cerca de Bolonia, Italia, Guiglielmo Marconi realizaba
la primera transmisión sin hilos de señales en una distancia estimada
de 400 metros, luego de 2000mts. No obstante, en América Latina,
Roberto Landell de Moura, padre latinoamericano de la radio, y
precursor de Marconi, ya conocía la electricidad en 1893.
La primera mitad del siglo XX se caracterizó por innumerables y
sucesivas innovaciones tecnológicas tanto por estos científicos como
por otros, con la consecuente aparición de nuevas patentes e
industrias, así como conflictos por los nuevos mercados generados.
Complejos intereses económicos se encontraban consecuentemente en
juego. Mientras tanto, una nueva forma de comunicar, de comunicarse, se
expandía inevitablemente y sin pausa en todo el mundo hasta los lugares
más recónditos.
Originalmente destinada al avance de la comunicación de buques, buscando superar a la telegrafía, la radio fue también objeto
de particular interés y desarrollo con fines militares durante las
guerras. Esto no impidió su crecimiento comercial y como
entretenimiento en todo el mundo, pero también su utilización con
objetivos humanitarios y en situaciones de desastres.
En lo que a América Latina se refiere, las primeras transmisiones
ocurrieron en Argentina, Colombia, México, Uruguay, en Chile, Panamá,
Paraguay y Venezuela, entre 1921 y 1931. La adopción de la radio fue
evolucionando en el complejo contexto económico y político de la
segunda mitad del siglo XX, y si bien sus usos tampoco escaparon
intenciones bélicas, de propaganda, comerciales, de entretenimiento, etc., uno de sus
aportes profundos fue en contrapartida constituirse en un motor de
cambio y renovación para determinadas poblaciones de la región.
Desde
sus inicios la radio latinoamericana se caracterizó por la
participación de amplios sectores de la sociedad en la programación en
los cuales las emisoras se constituían en verdaderos “servicios
sociales”, particularmente en las zonas rurales, utilidad que se
ve notoriamente valorizada en situaciones de emergencia, por mencionar
un caso en Bolivia existen ejemplos durante terremoto ocurrido en 1997, o en 1998 en
Honduras con motivo del huracán Mitch. Hacia los años 60, las radios
educativas o escuelas radiofónicas dieron acceso al conocimiento a
campesinos y campesinas de la región, proponiendo una nueva
modalidad interacción con el medio, tal es el caso de la labor de la
SERPAL (Servicio Radiofónico para América Latina). La radio fue también
herramienta de expresión de poblaciones oprimidas y movilizaciones populares, a través de frecuencias de AM y Onda Corta.
Muchas emisoras latinoamericanas lograron asumir su responsabilidad
social y su capacidad de acción en situaciones en las que se atentaba
contra la democracia, como por ejemplo en El Salvador y Guatemala,
también en Paraguay en Perú. Por otra parte, la radiodifusión, mas que
cualquier otro medio ha ido dando voz y reconocimiento a lenguas
nativas de América Latina, pero también a sus leyendas, mitos, formas
de cultivar la tierra, medicinas tradicionales y costumbres ancestrales
que identifican a sus pueblos. Ya en los años 70, las nuevas
corrientes de educación popular, tal es el caso de la nueva pedagogía
de Paulo Freire, buscaron también abrigo en la radio, no sin
limitaciones.
La radio fue entonces paulatinamente convirtiéndose en una potente
herramienta clave para las poblaciones más alejadas y excluidas: radios
rurales, radios cooperativas, radio participativas, radios libres,
alternativas, populares, o educativas, de reducido alcance o de alcance
nacional o aún en otros lugares del mundo vía onda corta enlazando los
más variados sectores de la sociedad. Fue así que en los albores de los
ochenta, las radios comunitarias comenzaron a darse
cuenta que no estaban solas, y el movimiento mundial comenzó a
organizarse. Hoy al menos 400 radios en América Latina trabajan en red
y comparten objetivos.
La
UNESCO ha venido apoyando y promueve muy especialmente la utilización
de la radio con estos objetivos no sólo en América Latina, sino también
en otras regiones del mundo. Hoy en día, la radio sigue siendo el medio
de comunicación predominante. Según datos de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones, en los países en desarrollo más de 75 % de
los hogares posee un aparato de radio.
De bajo costo, constituye un medio especialmente apropiado para
llegar a las comunidades alejadas y a las personas vulnerables como
los, las personas con capacidades diferentes, las mujeres, los jóvenes
y los pobres, que además ofrece una plataforma para intervenir en el
debate público, independientemente de cuál sea el nivel de educación de
los oyentes. Compañera incansable, la radio también ha sabido tejer
silenciosamente por generaciones redes entrañables
de radioescu chas de todas las edades y condiciones sociales viviendo en la más profunda soledad.
En tiempos de convergencia de los medios de comunicación, los
servicios de radiodifusión adoptan nuevas formas tecnológicas, como la
banda ancha, los teléfonos celulares y las tabletas. Una vez más el
cambio no le acecha, la fortalece: a
través de Internet avanza con celeridad y se abren nuevas posibilidades
de acceso. Esto constituye un gran avance hacia el logro de una
cobertura total mundial. En este contexto, la UNESCO coopera también en
la creación de estándares internacionales promotores de una
distribución democrática de las frecuencias, así como el acceso
equitativo a las posibilidades de producción y circulación de
contenidos en este nuevo escenario.
La radio ha sido definitoria en la construcción de nuestro pasado y
continua siendo fuerza transformadora de nuestro presente con miras a
un futuro más pacífico, sostenible e inclusivo. En este Día Mundial de
la Radio, la UNESCO invita a todos aquellos interesados a participar
en las celebraciones, sumando su voz a la gran movilización mundial en
apoyo a la cooperación y desarrollo de la radio en el nuevo escenario
global.
Jorge Grandi
Director
UNESCO Montevideo
Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe
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