Los nombres completos de la llamada “lista de Stieve” –conformada principalmente por mujeres– acaban de ser publicados por Sabine Hildebrandt, una anatomista alemana que trabaja en la Universidad de Michigan.
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Teresa Sosa
Hermann Stieve, quien en aquel
momento era un renombrado experto de la Universidad de Berlín, analizó
los cadáveres de 182 personas. “El mismo Stieve elaboró esta lista en
1946″, explica la doctora Hildebrandt, quien lleva una década
investigando la historia de la anatomía alemana.
La
identidad de estas víctimas del horror nazi ahora sale a la luz gracias
a los investigadores que rastrean los registros legales para
identificar a quienes acabaron sobre las mesas de trabajo de los anatomistas del régimen.
Centrado en anatomía reproductiva
Stieve estaba interesado especialmente en la anatomía reproductiva. Por eso la mayoría de sus víctimas fueron mujeres y miembros de la resistencia, como Véra Obolensky y Libertas Schulze-Boysen.
“Antes de 1933 se podía estudiar los cadáveres de hombres que habían sido ejecutados, pero no mujeres, ya que Alemania no ejecutaba mujeres”.”Pero repentinamente, durante el Tercer Reich, empezaron a hacerlo”, señala la doctora Hildebrandt.
Alrededor de la mitad de estas mujeres, entre ellas Liane Berkowitz, fueron condenadas a muerte acusadas de traición. Algunas fueron denunciadas a la Gestapo por otros ciudadanos después de expresar sus ideas políticas contrarias al nazismo.
De acuerdo al historiador médico Paul Weindling, casi 25.000 víctimas de los experimentos científicos nazis han sido identificadas.
“Stieve estaba particularmente interesado en los efectos del estrés y del trauma psicológico en los ciclos menstruales de las mujeres condenadas”.”Tras la ejecución, los órganos pélvicos de la mujer eran extraídos para ser examinados. Stieve publicó informes basados en esos estudios sin ningún remordimiento ni disculpa”, dice Seidelman.
Otras investigaciones
William Seidelman, exprofesor de medicina de la Universidad de Toronto, Canadá, también dedicó años a la investigación de los lazos entre “medicina y asesinato” en el Tercer Reich.
En un artículo académico de 1999 publicado en Dimensions: A Journal of Holocaust Studies, Seidelman reveló algunos detalles sobre cómo Stieve trabajó en estrecha colaboración con la prisión berlinesa en la que se realizaban las ejecuciones.
”Cuando una mujer en edad reproductiva iba a ser ejecutada, informaban a Stieve, se decidía una fecha y se comunicaba a la prisionera cuándo iba a morir”, escribió el profesor Seidelman.
Varias universidades han realizado investigaciones formales sobre la obtención de cuerpos durante el auge del nazismo en sus propios departamentos de anatomía.
Instituciones de Austria también estuvieron involucradas.”La Universidad de Viena tenía un tranvía fúnebre especial que transportaba los cadáveres de la sala de ejecución del juzgado regional al instituto de anatomía”, dice el profesor Seidelman.
De los 31 departamentos de estudios de anatomía en Alemania y los territorios ocupados entre 1933 y 1945, la experta encontró que “todos ellos, sin excepción, recibieron cadáveres de las cámaras de ejecución”.
Últimos deseos
En su misión de revelar la vida de las personas detrás de este “material”, la doctora Hildebrandt revisó los archivos personales de las víctimas de Stieve, que se guardan en el museo del Monumento a la Resistencia Alemana de Berlín. Hildebrant analizó cada archivo junto a una copia de la lista de Stieve que se mantiene en el Ministerio de Justicia alemán, e identificó a cada una de las personas.
Comprobó los nombres de 174 mujeres y ocho hombres de la lista, las fechas exactas de nacimiento y defunción, las nacionalidades, las razones de su ejecución y cualquier otra información personal que pudo encontrar.
Algunos de los archivos contienen cartas que expresan los últimos deseos de los prisioneros condenados, como los de “reunirse con sus seres queridos en la muerte”, según explica la investigadora.
Una de esas cartas era de Libertas Schulze-Boysen, quien había sido miembro del partido nazi, pero en 1937 se unió a la resistencia alemana y documentó y recolectó evidencias fotográficas de los crímenes del nacionalsocialismo.Libertas fue arrestada en septiembre de 1942 y condenada a muerte por traición en diciembre del mismo año.
En una carta a su madre, escribió: “Como último deseo he pedido que te entreguen mi ‘sustancia material’. Si es posible, entiérrame en un lugar hermoso, soleado y rodeado de naturaleza”.
Este tema no acaparó la atención pública sino hasta hace dos décadas. Seidelman dice que los investigadores están aún en “una fase muy temprana del proceso de revelar las historias de aquellas personas que se convirtieron en ‘material experimental’”.
Hildebrandt coincide en que este tema aún proyecta una sombra sobre la ciencia anatómica y opina que “la anatomía alemana de posguerra se construyó en parte sobre los cuerpos de las víctimas”.
”Es hora de devolver los nombres a los números, de dar rostros y biografías a las víctimas de la anatomía en el Tercer Reich para recordar su humanidad y las injusticias que tuvieron que enfrentar”, concluye la investigadora.
Fuente: Victoria Gill (BBC)Las víctimas olvidadadas de la anatomía nazi. 04-02-2013
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