DESDE LA LUNA DE VALENCIA
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Teresa Mollá Castells*
Cimacnoticias | España.- Sí, ya sé que la primera parte del título de este artículo da nombre a un libro que Erich Fromm escribió en 1941, pero no voy a reflexionar sobre ese libro que hace mucho que leí y que me enseñó un nuevo concepto de libertad.
Hoy quiero reflexionar sobre dos noticias aparecidas en la prensa y que dan mucho que pensar sobre ese temor que el patriarcado tiene a la libertad de las mujeres, y los castigos que impone cuando se traspasan algunas líneas preestablecidas por el mismo patriarcado.
La primera noticia dice: “Una cofradía retira el título de dama a una niña que abortó”. El título en sí mismo ya da una idea de la crueldad con que se ha actuado en el pueblo cordobés de Rute, que es donde ocurrieron los hechos.
De nuevo los de faldas largas y negras no se han cortado un pelo en imponer sus criterios a una niña de 15 años, sin tener en cuenta el daño moral provocado a esta mujer preadolescente que ya habrá sufrido lo suyo al tener que interrumpir voluntariamente su embarazo, para continuar con su propio crecimiento y construcción como persona.
Pero al parecer al misógino de faldas largas y negras le ha importado muy poco hacer público un acto que es absolutamente privado, creándole problemas de toda índole a esta joven mujer, con tal de imponer su dogmatismo y su radicalismo religioso.
Es un claro ejemplo de injerencia de la religión en lo que se debe considerar la intimidad de las personas.
Y también es un ejemplo de cómo a estos de faldas largas y negras les importa un comino la vida de las mujeres y no les duele castigarlas por un hecho que ellos consideran que no está bien, pese a ser legal, porque no podemos olvidar que si la niña cumplía con los requisitos exigibles por la actual y vigente ley, es un acto legal por mucho que les pese a ellos y a toda la Curia Apostólica Romana, con el Papa incluido.
Y, quiero insistir en esto: pese a sus presiones y a sus injerencias en política, actualmente sigue en vigor la Ley Orgánica 2/2010, del 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
El temor de estos de faldas largas y negras a la libertad de elección de las mujeres, a que podamos decidir no ser madres, a que podamos elegir saltarnos sus normas a la torera, a no escuchar sus misóginos postulados, en definitiva su miedo a nuestra libertad para elegir cómo y con quien queremos vivir nuestras vidas, les lleva a situaciones como la descrita donde no les importa llevar las situaciones al límite sin importarles el dolor ajeno que han provocado, ni a ser verdaderos esperpentos dignos de la inquisición en pleno siglo XXI.
Es del todo incomprensible cómo se erigen en guardianes de la moral pública y al tiempo en sus colegios practican y ejercen actos con menores que no sé yo si se podrían calificar de ejemplares.
Y, al mismo tiempo y dentro de su conocida hipocresía, a quienes manifestamos pública y reiteradamente nuestra voluntad de apostatar, e incluso confesamos actos que son merecedores de ser excomulgadas directamente, no se molestan en responder a nuestras peticiones. Y yo lo repito de nuevo y por enésima vez.
¡¡¡Quiero ser excomulgada de una vez por todas!!! Y no voy a repetir todos los motivos que expuse en mi escrito porque son muchas y no quiero aburrir a nadie.
Pero, al igual que otras muchas mujeres, tenemos confesados por escrito muchos hechos que implican la ex comunión y no lo han hecho. ¿No se le puede llamar a eso incoherencia e hipocresía? Yo creo que sí, pero así son ellos, mucha falda larga y negra y poca coherencia…
Y la segunda noticia que quería comentar en la que también se demuestra el miedo a la libertad de las mujeres, es la polvareda que ha levantado la portada de la revista EGF and the City en la que aparecen dos mujeres, vestidas de falleras (con trajes folclóricos) dándose un beso de enamoradas.
Por supuesto han sido entrevistadas en todas partes y han aparecido en todos los medios valencianos y no valencianos, como ejemplo de valentía al salir vestidas con el traje típico de falleras, que lo son, y declarando públicamente su condición de lesbianas con este atuendo.
El mundo de las fallas (fiestas populares), por si alguien no lo conoce, no se caracteriza, salvo honrosas excepciones, por ser progresista y esto ha encendido la polémica como no podía ser de otro modo, y sobre todo en las redes sociales, donde como siempre hay opiniones encontradas.
Las dos mujeres afirman que son falleras desde hace muchos años y pareja desde también hace unos cuantos, y que están orgullosas de ser como son y de lo que han hecho, pero son conscientes de que tienen muy difícil, por no decir imposible llegar a ser alguna de las dos la “Fallera Mayor de Valencia”.
Y es que a pesar de la maravillosa luz que tiene Valencia, a pesar de la ironía y las críticas que se vierten en los monumentos falleros donde está permitida la burla, la crítica, la sátira, etcétera, la realidad del mundo fallero es otra bien distinta y salirse de “la normalidad fallera” también se paga.
Veremos cómo se comporta el arzobispo de Valencia en este caso y si les impide desfilar en la ofrenda de flores a la Virgen (si ellas deciden salir por supuesto), por ejemplo, lo cual visto lo visto tampoco me extrañaría demasiado.
Y es que cada día estoy más convencida de que quienes nos (des)gobiernan en la actualidad y la jerarquía eclesiástica nos tienen miedo a las mujeres y por eso se comportan como lo hacen, reforzando el patriarcado, y favoreciendo con sus normas que la parte simbólica de los roles heteroasignados socialmente esté más consolidada.
Tenemos muchos ejemplos de lo que digo en las reformas impulsadas por este Ejecutivo que preside Mariano Rajoy, “El Ausente”, que todo hay que decirlo.
La reforma laboral favorece que las mujeres volvamos a casa a ejercer de cuidadoras informales y no retribuidas. La reforma educativa no favorece para nada la igualdad real en la educación obligatoria.
La reforma de la ley anteriormente citada sobre la interrupción voluntaria del embarazo nos castiga a las mujeres a gestaciones no deseadas o, lo que es lo mismo, a ser seres gestantes sin capacidad de decisión sobre nuestros propios cuerpos.
La reforma de las pensiones nos castiga mucho más a las mujeres como consecuencia de no haber podido cotizar por no trabajar. Y así un largo etcétera que seguramente no cabría en este artículo.
Y ese miedo atávico que ha vuelto a aparecer sobre la libertad de las mujeres tiene que ver, desde mi punto de vista, con la capacidad de procrear, porque somos dadoras de vidas y además se nos ha otorgado el papel de cuidadoras de esas vidas que damos.
Pero si nos rebelamos a ese mandato y decidimos no dar vidas, el capitalismo se resiente y el capitalismo, como muy bien sabemos, está en manos masculinas, es patriarcal y está sustentado por las religiones monoteístas que predican siempre la superioridad del varón sobre las mujeres.
Y las mujeres, cuando pedimos libertad e igualdad, cuestionamos todos esos mandatos y por eso ha de ser reprimida y castigada esa ansia de libertades que continuamente y a lo largo de la historia hemos demandado las mujeres.
Pero no van a poder pararnos. Y lo saben. Por eso legislan para reprimir y en contra de los derechos de las personas y particularmente de las mujeres.
Pero no se saldrán con la suya. Somos muchas y estamos cada día más enfadadas con ellos y se lo vamos a hacer pagar en las urnas, en todas las urnas en las que podamos votar.
Desde esta atalaya pido desde ya que no votemos a los opresores que legislan lo que les mandatan los de faldas largas y negras. Por eso mi particular campaña electoral ha comenzado ya y mi reivindicación de todas las libertades para las mujeres, para todas las mujeres y niñas, no va a pararse.
tmolla@telefonica.net
*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.
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