Palabra de Antígona
Oaxaca se distingue por tener una lista de mujeres indígenas y no indígenas que son detenidas en su paso por la política. Es un machismo extraño, que pasa por temas de corrupción e ilegalidad
México,
19 mar. 14. AmecoPress.- Hace unos días que el Congreso de Oaxaca optó
por desaparecer los poderes en el municipio de San José Cosolapa. Con
29 votos a favor y nueve en contra, los diputados depusieron a la
alcaldesa Carmina Álvarez García, quien obtuvo la presidencia a través
de Movimiento Ciudadano. La alcaldesa denunció la intención del
cacicazgo de deponerla, de alterar la decisión del pueblo y en un
proceso en el que demostró que ganó. Carmina Álvarez quien a pesar de
todos los esfuerzos jurídicos no contó con el apoyo y la legalidad
necesarios.
No
es la primera. Oaxaca se distingue por tener una lista de mujeres
indígenas y no indígenas que son detenidas en su paso por la política.
Es un machismo extraño, que pasa por temas de corrupción e ilegalidad
en esa entidad.
Ahora es claro
que las mayores dificultades para que las mujeres accedan al poder
están en aquellos municipios de usos y costumbres y donde el cacicazgo
de algún tipo se apodera de los recursos y el alma de los habitantes.
En San José Cosalapa están claramente identificados los intereses
caciquiles, de un antiguo PRI.
Imposible que
otra cosa suceda. Es Oaxaca un sitio donde es reiterada la falta de una
política democrática, no importa que aparentemente gobiernen en plural
diferentes partidos políticos. La situación peligrosa para la vida y el
desarrollo de las mujeres es casi general. En 6 meses nueve mujeres han
tenido que parir a las puertas de un hospital, en un jardín, en la
calle, en un taxi, es el colmo. Los homicidios contra mujeres y la
sospecha creciente de trata, sobre todo en la costa oaxaqueña debían
preocupar al gobernador Gabino Cué, pero por lo visto no. No importa
tampoco al Congreso Local y falta mucha fuerza en los grupos civiles de
mujeres, que según el momento, la época o los intereses, apoyan al
gobierno.
Hoy esta
situación supone fortalecer a grupos civiles y democráticos, de ninguna
otra parte que desde los mismos grupos civiles y democráticos, para
desenmascarar al gobierno de Gabino Cué. Claro, me dirán, hay muchas
denuncias, marchas, cuentas hechas por grupos sobre muertas, violadas,
perseguidas. Hay otros esfuerzos, incluso el de convencer al gobierno
de promover y creer realmente en el avance de las mujeres. Y no sólo
eso, dinero desde la federación para detener crímenes e injusticias.
Pero todo hace evidente que el gobierno de Oaxaca, es un gobierno del
siglo XVIII, además de inútil y represor. Es bien claro.
Esta es una
encrucijada para los próximos tiempos, porque necesitamos grupos de
mujeres capaces de protestar con energía, sin antecedentes que las
hagan ver como manipulables o como socias temporales.
Me sorprende
que esto suceda en Oaxaca, cuando fue ahí, hace algunos años, donde
parecía fantástico que se hubieran hecho las mejores armonizaciones de
leyes; donde se reconoció como adelanto legislar sobre usos y
costumbres, tras el levantamiento en Chiapas; donde parecía que crecía
la postura ciudadana de avanzada, al decidir por gobiernos plurales y,
finalmente, tras una larga crisis llegó la alternancia.
Pensamos que
tal alternancia era parte de la transición a la democracia. Bien, nos
hemos equivocado muchas veces con los partidos distintos al PRI, nos
hemos equivocado al no juzgar a fondo acontecimientos y coyunturas. Nos
equivocamos con alianzas sin principios.
Nos hemos
equivocado tanto que nos pesa tener muertos, encarcelados y perseguidos
por culpa de esas equivocaciones. Hoy muchas mujeres han sido
humilladas por supuestos gobiernos de transición y otras se han
equivocado al tomar alianzas que fortalecen el patriarcado.
Veremos que
sigue. Evidentemente no es así. El caciquismo antiguo, de los viejos
dueños de tierras; el de la sección 22, que ha dejado en el abandono a
miles de niños y niñas indígenas y su estructura corrupta; el Congreso
mayoritariamente priista y un gobernador débil, sin autoridad moral o
ideológica, deja a esta tierra de Benito Juárez, el prócer de la
Reforma y cuyo natalicio es un aniversario fundamental para el país y
día recordado en todas las Américas, nos/ me deja un mal sabor.
Ahí en Oaxaca
hubo la segunda imprenta, después del Distrito Federal y las revistas
de mujeres más antiguas, tras las primeras en los años de 1826 , sin
embargo parece un golpe a la inteligencia suponer que hay un gobernador
blandengue, manejado por los líderes magisteriales que tienen en sus
manos el mando fundamental que es la formación de las nuevas
generaciones; es inaudito que no tenga ese gobierno una sola capacidad
para detener el homicidio y la violencia contra las mujeres; que en sus
narices funcione el negocio de la trata en sus costas; que en sus
tierras se maltrate y persiga a migrantes y que tenga que ser la tierra
de Oaxaca donde las mujeres indígenas y no indígenas se enfrenten a un
machismo trasnochado que nada tiene que ver con la modernidad.
Es inaudito
que haya tanto atraso luego de tan brillante historia. Vaya hasta el
hecho de que haya nacido ahí Porfirio Díaz, lo que hizo que el estado
tuviera progresos aún en lo que identificamos como dictadura; que haya
sido ejemplo de poetas e historiadoras y músicos magníficos y que una
mujer, Juana Catarina Romero, haya sido una mujer emprendedora,
comerciante interoceánica y con gran influencia en la política local,
todo se contradice con una realidad lacerante, triste, donde no parece
haber visos de democracia y adelanto.
No es por ser
tierra indígenas, por supuesto que no, ni porque haya poco dinero y se
ubiquen algunos municipios de alta marginalidad, tampoco, sino por esta
ceguera gubernamental. Alguien me había dicho que los poderes debían
desaparecer en el Estado y no en ese rincón donde impunemente ha
apoyado desde el Congreso al caciquismo y no a la legalidad. Es una
lástima.
Foto: Archivo AmecoPress. La alcaldesa depuesta de Cosolapa, Carmina Álvarez García
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