3/23/2015

Misoginia en el PRI

Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto

Las protestas y la inconformidad expresadas por mujeres priístas ante el fallo de la Comisión de Honor y Justicia de su partido, que se negó a expulsar a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, y sólo dictó una “suspensión” al ex dirigente acusado de manejar una red de prostitución en el PRI capitalino, evidencian que detrás de esa decisión no hubo un análisis estatutario real de la gravedad de esas acusaciones y que, más bien, desde la cúpula del viejo partido se decidió proteger a tan cuestionable personaje al que repudian sus compañeras de partido.
Todo indica que la protección fue ordenada directamente desde la oficina del dirigente nacional, César Camacho, quien la víspera de que se anunciara la decisión de que el llamado “príncipe de la basura” siguiera siendo militante del PRI, hizo declaraciones en las que defendía la no expulsión y argumentaba que su partido no obedecería a “presiones mediáticas”. Pero al parecer a las presiones que sí respondió Camacho fue a las de Gutiérrez de la Torre, quien no es la primera vez que, con amenazas, chantajes y hasta con golpeadores, logra doblegar a la dirigencia priísta, tanto a nivel nacional como en el DF. 
La renuncia de la presidenta de la Comisión de Honor y Justicia, Italy Ciani, justo la víspera de que se votara el caso, fue la primera señal de que las presiones estaban creciendo al interior del PRI para buscar una “exoneración” partidista de Cuauhtémoc Gutiérrez, al que no pocas mujeres del PRI, incluida la presidenta que renunció, consideran responsable de conductas que violan los estatutos y dañan la imagen de su partido por haber obligado a mujeres a prostituirse y a dispensarle favores sexuales. 
Porque a pesar de que ni la Procuraduría de Justicia del DF ni la PGR quisieron investigar a fondo las denuncias contra Cuauhtémoc, y optaron por darle largas al asunto y en más de 400 declaraciones dicen no haber encontrado nada que lo incriminara, es claro que detrás del manejo que se dio a estas investigaciones existieron también intereses y presiones políticas que tienen que ver con los apoyos políticos y de todo tipo que Gutiérrez de la Torre dio a la campaña del actual jefe del GDF, Miguel Ángel Mancera. 
Nunca hubo voluntad real para investigar las denuncias de prostitución contra Gutiérrez de la Torre y ni siquiera en el IEDF donde concluyeron que no se desviaron recursos para la presunta red de prostitución se quiso ir al fondo del asunto: el tema nunca fue de manejo de recursos económicos, porque Cuauhtémoc los tiene de sobra y no necesitaba utilizar un presupuesto como el del PRI-DF, que además es raquítico, para financiar a la red de mujeres que realizaban favores sexuales. El tema de fondo fue un hecho que pudo constituir delito al condicionar el trabajo a mujeres a cambio de prestar favores sexuales, pero al no existir ninguna de esas mujeres que quisieran acusar al dirigente y mucho menos declarar —porque seguramente fueron amenazadas y presionadas— era casi imposible que le probaran la comisión de tal delito. Por lo tanto el caso quedó finalmente sólo en la esfera de la ética y la moralidad pública, en donde, digan lo que digan sus defensores mediáticos y políticos, Gutiérrez de la Torre es impresentable y un lastre político. 
Eso lo saben bien las mujeres del PRI que, por dignidad, rechazaron y protestaron ante la misoginia de su partido que, por miedo, conveniencia o presión, decidió exonerar a tan “ilustre” militante. Ya se lo dijo en su cara a César Camacho, María de los Angeles Moreno, ayer en un acto de homenaje a Colosio. La dirigente, adversaria de Cuauhtémoc ha padecido las presiones, amenazas y chantajes del mismo personaje. Moreno exigió que se reconsidere la decisión de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria de sólo suspender los derechos del ex líder del PRI en el DF; condenó la impunidad y denunció que la resolución fue producto de presiones políticas. 
También ayer un grupo de mujeres priístas, que se autodenominan “Mujeres de Honor”, enviaron una carta a César Camacho en la que le reprochan al dirigente que con el fallo que exoneró a Cuauhtémoc Gutiérrez “está en riesgo de ser señalado por la historia como cómplices de acciones que van en contra del prestigio del PRI, de las mujeres y de la legalidad”. Igual se lo dijo Cecilia Soto, a la cúpula priista, incluido Camacho, al participar como oradora en el homenaje a Colosio en el Claustro de Sor Juana: “Preguntémonos si Colosio hubiera permitido que al llegar a un partido político se le pidiera aduana sexual a las mujeres. Preguntémonos si él hubiera aceptado a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre”. Seguro que Colosio no, pero César Camacho sí lo aceptó y se convirtió en cómplice histórico del lenón priísta.
sgarciasoto@hotmail.com 

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