5/17/2015

El nefasto Navarrete Prida presume fin del derecho a la huelga obrera


    por:  / 15 mayo, 2015
PRIDA

I.- Van muchos “Primero de mayo” que los trabajadores mexicanos, con sus vetustos dirigentes de apagados sindicatos, desfilan mansamente por las calles que les permiten los gobernantes, sin ánimos para protestar por las condiciones de hambre, enfermedades y pobreza que arrastran como modernas cadenas. Marchan por marchar, caminando sin energías no obstante que están sobrados de motivos para indignarse bajo el yugo de sus patrones, modernos esclavistas que, apoyados por los malos gobiernos (el de Peña es el peor, con su capataz Navarrete Prida, nefasto secretario del Trabajo), explotan a los trabajadores. Son casi limosneros. Ya no ejercen su derecho a la huelga, porque saben que los despiden. Y por esto es que Navarrete presume que en las Juntas de Conciliación se revientan, con negociaciones de miserables aumentos, como los que cada año otorga la Comisión de los Salarios… ¡Mínimos!, y que no alcanzan para cubrir ni la mitad de la canasta básica. Y con el recorte de gastos gubernamentales, por la mala conducción de la política económica, la baja del precio petrolero y la devaluación del peso, a los trabajadores les espera el despido masivo para ingresar al ejército de la informalidad.
II.- Los empleados saben que tras las elecciones se les viene encima una crisis social que los hace protestar en las calles. Y el hambre los empujará al asalto de tiendas y camiones repartidores, así sea hasta de comida “chatarra”, porque como se dice el hambre es canija y no hay quien la resista como ya lo hacen 50 millones de mexicanos sobreviviendo en esa desgracia. Los desfiles obreros deberían ser la paralización de las labores en los sectores privados y públicos, pues sus élites se pagan sueldos millonarios. Hoy, Peña-Videgaray tienen un multimillonario gasto corriente, para cubrir lo que les regalan a sus funcionarios y a sus cómplices del pseudosindicalismo que han domesticado a los obreros y empleados, llevándolos a recorrer las calles con pancartas de agradecimiento. Y que reciclan año con año.
III.- Se ha cancelado de facto el derecho a la huelga, permitiéndoles a los trabajadores que el Día del Trabajo, salgan a desfilar, no a protestar; y para impedirlo están las fuerzas del orden. Han caminado este uno de mayo algunos miles de trabajadores y empleados con sus dirigentes, entre los cuales no hay ninguno que merezca el nombre de “líder” obrero. Al otro día de las marchas, sigue la explotación laboral. Los mexicanos que mal venden su fuerza de trabajo, bajo la amenaza de que esperan en fila hasta cinco desempleados para entrar al relevo y con menor salario, no parecen ir a rebelarse. El recurso de huelga y de movilización para convocar a la paralización de labores, sigue siendo una tradición desde hace 30 años: aguantar el yugo patronal, con ¡16 millones de jornaleros como esclavos!, a cambio de un miserable salario. Tal vez sea aparente la conformidad de los trabajadores y cualquier día, aunque no sea uno de mayo, decidan exigir la reivindicación que por conquistas obreras y por ley del trabajo, les han escamoteado.

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