La violencia creciente en Chihuahua se ha convertido en un lamentable botín político.
lasillarota.com
El cierre del periódico el Norte de Ciudad Juárez el pasado
domingo 2 de abril es un signo ominoso que vive el ejercicio de la
libertad de prensa en nuestro país.
El asesinato cobarde contra la periodista Miroslava Breach Velducea
fue una de las razones que orilló a su director Oscar Cantú Murguía para
anunciar el cierre definitivo de ese rotativo, después de circular
durante 27 años continuos. En su carta publicada en la última edición
señaló:
“…no existen las garantías ni la seguridad para ejercer el periodismo crítico, de contrapesos…”
El director de ese medio enfatizó:
‘‘La trágica y sentida muerte de Miroslava Breach, colaboradora de Norte de Ciudad Juárez y corresponsal de La Jornada en
Chihuahua, el 23 de marzo, me ha hecho reflexionar sobre las adversas
condiciones en que se desarrolla el ejercicio del periodismo. El alto
riesgo es el ingrediente principal’’.
Reconoció que, en los 27 años de la publicación de ese medio, con sus muy honrosas excepciones:
“…se nos dejó solos. Luchamos a contracorriente, recibiendo embates y
castigos de particulares y gobiernos por haber evidenciado sus malas
prácticas y actos de corrupción, que sólo jugaron en detrimento de
nuestra ciudad y de quienes habitamos en ella”.
En la carta de despedida, Oscar Cantú acusa la manera como se
ahogaron sus finanzas por un irresponsable incumplimiento y soberbia
negativa de pagar los adeudos contraídos por los tres niveles de
gobierno.
‘‘Todo en la vida tiene un principio y un fin, un precio que pagar. Y
si este es la vida, no estoy dispuesto a que lo pague ni uno más de mis
colaboradores; tampoco mi persona’’.
Ni del gobierno del estado de Chihuahua ni del Gobierno Federal hubo
comentarios sobre el cierre definitivo de ese medio de comunicación. El
silencio fue respuesta gubernamental para minimizar ese anuncio
antecedido por la inseguridad creciente.
A la par del cierre de ese rotativo ocurre un lamentable debate entre
Javier Corral, gobernador del estado de Chihuahua y sus adversarios
políticos priístas; uno asegura que no ha habido incremento en la
violencia, que hay cifras maquilladas mientras que los otros insisten
que sí la hay.
De acuerdo al secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de
Seguridad Pública, en octubre pasado, cada semana, 40 chihuahuenses
murieron en forma violenta: 158 asesinatos en 3 días, el doble de la
cifra reportada en ese mismo mes durante el año de 2015.
En ese reporte se apunta que de octubre de 2016 a febrero de 2017 se
registraron 639 asesinatos violentos en la entidad. Tan solo en Ciudad
Juárez y Chihuahua se concentraron 7 de cada 10 (448) asesinatos.
Javier Corral acusa que ha pedido una mayor presencia de la policía
federal y como respuesta ha recibido el retiro de 400 elementos de las
fuerzas armadas de la Sierra de Chihuahua y casi mil policías federales
del Estado.
Por otro lado, se atribuye al actual gobernador que al definir sus
prioridades en el presupuesto, recortó 560 plazas relacionadas con temas
de seguridad y combate a los delitos, como policías ministeriales,
agentes del Ministerio Público, peritos, médicos y celadores en la
Fiscalía General del Estado de Chihuahua, mientras que en contrapartida
aumentó en 134 plazas al grupo de mando de su gobierno.
Mientras que este debate ocurre, se inicia una persecución contra
Cesar Duarte el anterior gobernador priísta y los ataques se incrementan
en los círculos altos del gobierno de Chihuahua. Se acusan unos a
otros, priístas y panistas, de impulsar revanchas políticas y no
resolver el problema de fondo que es la inseguridad.
Parece que la violencia creciente en ese estado, se ha convertido en
un lamentable botín político entre grupos de poder del más bajo rango,
quedando como rehenes los propios ciudadanos.
Ahora se entiende la sentencia de Oscar Cantú al justificar el cierre del periódico el Norte de Ciudad Juárez que él dirigía:
“Se nos dejó solos”.
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