Pedro Echeverría V.
1. “Tenemos un problema con México. Hay mucho sentimiento
antiestadunidense en México. Si la elección en México fuera mañana,
probablemente se obtendría a un antiEEUU del ala izquierdista como
presidente de México. Eso no puede ser bueno para Estados Unidos (…). No
sería bueno para Estados Unidos ni para México”, dijo el senador
republicano John McCain. Los poderosos de los EEUU y de México deciden;
los votos en México son teledirigidos por el dinero y el poder.
2. Poseo la convicción aprendida por décadas de experiencia de que
los votos de la población son certeramente dirigidos por el dinero que
los compra, por los regalos, la TV, por las promesas y el trabajo bien
pagado de una gigantesca estructura política. Pensé que ante el intenso
trabajo de López Obrador y su prestigio a la alza, al fin los
empresarios y los EEUU habían doblado las manitas y lo habían aceptado;
pero parece que no. La elección se gana meses antes, no el día de los
votos.
3. Las relaciones diplomáticas con los EEUU son muy difíciles para
México por su vecindad, su cultura latina y los negocios muy
desarrollados entre ellos como países; las relaciones EEUU-Canadá son
más sencillas porque su parecido cultural, de idioma y antigüedad los
acercan. Por ello en varias declaraciones de López Obrador acerca de la
relación México-EEUU, ha dicho que es solamente de respeto porque
“México es un país independiente y soberano”.
4. La realidad es que López Obrador no es de izquierda sino de
centro/izquierda o socialdemócrata; jamás ha sido radical y, por lo
contrario, siempre ha jurado el pacifismo, el respeto y las buenas
maneras. Los izquierdistas luchamos siempre en las calles, mantenemos
bloqueos y no permitimos que las llamadas fuerzas del orden nos sometan.
López Obrador es muy respetuoso del orden, la paz y hasta propaga el
amor. Sin embargo, los yanquis y los empresarios quieren obligar a López
obrador a jurar.
5. Desde 1982 México se entregó –por propia voluntad- atadito de pies
y manos a los EEUU, sobre todo al firmar ese año la llamada “carta de
Intensión” que le dio al FMI (léase EEUU) el derecho a intervenir en sus
programas de gobierno: “En todas las distintas fases del programa –se
afirma- se harán las revisiones requeridas para racionalizar el sistema
de protección, incluyendo la estructura arancelaria, los incentivos a la
exportación y el requisito del permiso previo para importar”.
6. Sin embargo no es nada fácil: ¿Qué hará López Obrador cuando EEUU
invada –como lo hace cada año- 10 países con el argumento de que “esos
países son un peligro para el mundo”, además “son terroristas”? Ni modo
de esperar a ver quién tiene la razón cuando es obvio que EEUU invade
para asegurarse recursos como el petróleo, el agua y otros recursos
naturales. ¿O qué hacer cuando se busca derrocar gobiernos como el de
Venezuela, Bolivia, Ecuador?
7. Quizá hace 60 años la llamada “guerra fría” estaba aún caliente,
sobre todo a partir del triunfo de la revolución cubana en 1959, su
declaración pro socialista, la invasión apoyada por los yanquis que
sufrió Cuba en 1961, el problemas de los misiles entre la URSS y los
EEUU, etcétera. Quizá aquellos años de los gobiernos de López Mateos y
Díaz Ordaz era necesaria una posición firma frente al gobierno yanqui;
posición que hoy no es necesaria porque somos sus vasallos.
8. ¿Cuál es hoy nuestra posición en México cuando de manera abierta
los EEUU –junto con los empresarios de aquel país- buscan derrocar al
gobierno de Venezuela? ¿Qué hacer frente a la guerra en Siria cuando los
yanquis acusan a Rusia de apoyar al gobierno de aquel país? Yo tengo la
convicción de que López Obrador debe rodearse de especialistas en
relaciones exteriores diplomáticas con una posición antimperialista, de
ninguna manera simplemente “neutral”.
9. Obviamente la “neutralidad” y la “autonomía” no existen porque
todo mundo desde que nace comienza a adquirir una ideología de clase
social que le imponen sus padres, maestros, la sociedad. Por ello hay
que adoptar siempre posiciones de clase social explotada u oprimida
combatiendo siempre las “verdades” establecidas por el poder. Hay que
estudiar bien la trayectoria del imperio de los EEUU para poder jugar un
papel realmente independiente. (6/IV/17)
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