4/03/2017

Violencia, impunidad y pobreza, el legado de 88 años del PRI en EdoMex


La hegemonía está llamada a rendir cuentas en el estado del presidente Peña Nieto y su grupo de poder, con generaciones enteras de gobernantes.


Pablo Majluf

La hegemonía está llamada a rendir cuentas en el estado del presidente Peña Nieto y su grupo de poder, con generaciones enteras de gobernantes.
El actual candidato del PRI, Alfredo del Mazo, es primo del presidente, e hijo y nieto de exgobernadores mexiquenses.
De familia  El actual candidato del PRI, Alfredo del Mazo, es primo del presidente, e hijo y nieto de exgobernadores mexiquenses.  (Foto: Cuartoscuro)
Pablo Majluf

(Expansión) — La lucha por el Estado de México se encarniza. El PRI lo gobierna desde hace 88 años sin alternancia, y este año, por primera vez, puede perder la silla.

A dos meses de las elecciones, las últimas encuestas de los diarios Reforma y El Universal sugieren un empate técnico entre los candidatos del PRI, PAN y Morena, con el PRD rezagado en 4to lugar (que puede jugar como comodín).

El Estado de México es fundamental para el PRI por varias razones: primero, porque es el estado con más electores de la República: más de 11 millones. Segundo, porque es el estado del presidente Peña Nieto y su grupo de poder, con generaciones enteras de gobernantes (a propósito, Alfredo del Mazo, el hoy candidato del PRI, es primo del presidente, e hijo y nieto de exgobernadores).
La tercera razón es porque el Estado de México representa buena parte del voto tradicional priista a nivel nacional: de perderlo, sus posibilidades para el 2018 serían escasas. Y cuarto, porque dado su peso –electoral, económico, geográfico– el estado constituye un juego de suma cero, donde cualquier pérdida la capitalizarían los adversarios; perderlo significaría dejar ir el bastión central, la gran maquinaria electoral priista.
Pero en democracia, los electores deciden. Y hoy, la hegemonía está llamada a rendir cuentas. Sin ánimo partidista y con completa imparcialidad periodística, van algunos números del Estado de México a 88 años del PRI en el poder.
Rescato algunos datos cruciales de los cuatro temas, acaso centrales, de la vida pública mexicana en la actualidad: Seguridad, Desarrollo, Economía y Competitividad, y Corrupción. Así pues, se halla el Estado de México:

Seguridad
• Primer lugar nacional en incidencia delictiva. En 2015 se cometieron 56,835 delitos por cada 100,000 habitantes. Es decir, es el estado con mayor criminalidad en el país (INEGI).
• Primer lugar nacional en percepción de la inseguridad: 90.6% de los mexiquenses cree que el estado es inseguro (INEGI).
• Primer lugar nacional en feminicidios: 5,163 mujeres asesinadas entre 2000 y 2015, casi el doble que el segundo lugar, Chihuahua. (PGJEM; Instituto Belisario Domínguez del Senado).
• Cuarto peor en cantidad de oficinas de derechos humanos por millón de habitantes: apenas una oficina por cada millón (INEGI).

Desarrollo

• 49.6% de su población vive en pobreza, de la cual, 7.2% en pobreza extrema. Además, es el estado con mayor cantidad de pobres en términos absolutos: 9.46 millones (Coneval, 2014).
• 23.7% de su población está en situación de vulnerabilidad por carencias sociales (Coneval, 2014). Y las carencias se manifiestan de la siguiente manera:
▪ 58.9% tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar, y 20.1% un ingreso inferior a la línea de bienestar mínima.
▪ 60.6% carece de acceso a seguridad social.
▪ 21.3% carece de alimentación adecuada.
▪ 19.7% carece de acceso a la salud.
▪ 15.3% de la población tiene rezago educativo.
▪ 12.4% carece de acceso a servicios básicos de la vivienda.

Economía y competitividad

• Lugar 22 de 32 en el Índice de Competitividad Estatal del IMCO, 2016. Es decir que es de los diez estados menos competitivos de la República.
• Lugar 29 en sistema de derecho confiable y objetivo del mismo índice (IMCO, 2016).
• Lugar 31 en sistema político confiable y funcional (IMCO, 2016).
• Lugar 20 en gobiernos eficientes y eficaces (IMCO, 2016).
• Lugar 26 en PIB per cápita, con 94.25 mil pesos anuales (INEGI).
• Es el sexto estado más endeudado, con 35,900 millones de pesos (Reporte de Deuda Subnacional, IMCO, 2016).

Doing Business in Mexico, del Banco Mundial, reconoce que el Estado de México ha mejorado sustancialmente en competitividad desde 2014 en los rubros: apertura de una empresa, cumplimiento de contratos, registro de la propiedad y obtención de permisos de construcción.

Corrupción

• Primer lugar nacional en corrupción: 62,160 actos de corrupción por cada 100,000 habitantes, más del doble que el promedio nacional (Encuesta Nacional de Calidad del Impacto Gubernamental, INEGI 2015).
• Segundo lugar nacional en impunidad: Según el Índice de Impunidad en México (IGI-Mex) de la UDLAP, 93.6% de los delitos en el Estado de México quedan impunes.
• Es de los diez estados peor calificados en derecho de acceso a la información pública, es decir, transparencia, con una calificación de 5.1 de 10 (IDAIM, 2015).

Tediosos como pueden ser, los datos no engañan: se trata de un estado violento, impune, inseguro, pobre (o al menos desigual), poco competitivo, poco educado y además endeudado. Lo trágico es que lleva varios sexenios así, a pesar de ser el segundo estado más rico en producción bruta de la República.
Y sin embargo el PRI nunca ha perdido. ¿Por qué? ¿Qué mecanismos han asegurado semejante –aunque inmerecida– longevidad? ¿Por qué a pesar de los penosos datos, el PRI sigue con serias posibilidades? ¿Dádivas, acarreos, corporativismo, ignorancia de la población? Acaso todos ellos.
Y aunque sería exagerado atribuir tan sombrío panorama exclusivamente a la gestión octogenaria del PRI, es inevitable invitar a los mexiqueneses a formular, de una vez por todas, después de casi un siglo de miseria, la democrática duda… ¿y si cambiamos?

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