4/05/2017

La endeble fortaleza paradójica de la poshegemonía de EU: su superdólar


Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada 

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El presidente estadunidense, Donald Trump, escucha una pregunta 
durante un encuentro con empresarios, ayer en la Casa BlancaFoto Ap
El portal texano-israelí Stratfor –que se ostenta como la CIA de las trasnacionales de Estados Unidos (EU)– titula con soberbia tóxica que “No hay nada que se atraviese en el camino del dólar (https://goo.gl/8jYm77)”.
Sus tres pronósticos: 1) aunque los movimientos potenciales de la política de EU puedan socavar al dólar, sus días como la divisa de reserva mundial es improbable que concluyan en cualquier momento próximo; 2) no existen fuertes candidatos para suplantar (sic) al dólar, ya que otras divisas nacionales líderes han tenido descalabros que limitan su atracción para los inversionistas, y 3) “divisas alternativas como los derechos especiales de giro (nota: divisa virtual del FMI) o el bitcoin enfrentan temas de estabilidad (sic) debido a que su funcionamiento depende de la cooperación entre las partes que pueda no ser sostenida”.
Stratfor rememora la gloria de la libra esterlina durante el apogeo del imperio británico en el siglo XIX. Pero luego las guerras del imperio en el siglo XX y su decadencia empujaron a que el dólar se volviera más importante, suplantando (sic) a la libra como la divisa dominante mundial en la Conferencia de Bretton Woods en 1944.
Mohamed Mahathir, visionario ex premier de Malasia, osó confrontar al megaespeculador George Soros –vulgar agente de la CIA acusado de haber provocado el efecto dragón en Asia– al promover el lanzamiento del dinar-oro (https://goo.gl/aonhYd). Quizá el temerario Mahathir se salvó del linchamiento de EU debido a que gozaba de la protección de China.
Desde entonces el reinado del dólar como divisa de reserva global ha pervivido incólume, con algunos motines en el mundo árabe, cuando el iraquí Saddam Hussein y el libio Muamar Kadafi se atrevieron a desafiar la cotización de hidrocarburos en dólares para sustituirla con el euro y/o el oro, lo cual le valió al primero su ahorcamiento y al segundo su sodomización letal.
Luego las seis petromonarquías árabes del golfo amagaron lanzar su divisa, el gulfo (http://goo.gl/itfyQL), que no prosperó ni desembocó en regicidios y/o sultancidios, pero fue testigo del ascenso de Irán como espada de Damocles en la región.
Stratfor pregunta cuánto tiempo más podrá el dólar mantener su estatuto encumbrado (sic) que depende tanto del continuo poderío de EU como del estatuto de cualquier potencial divisa sucesoria.
EU ha acentuado su decadencia cuando las divisas potenciales de sus competidores geofinancieros, concentrados en el BRICS, no atraviesan óptimos momentos, con la excepción notable del yuan chino que ha empezado su odisea ascendente.
La ausencia de divisas competitivas ha resultado en un atractivo fatal por el superdólar que ha empezado a enterrar al euro, que aprovecha la Reserva Federal para incurrir en una desregulada impresión de dólares, como sucedió después de la quiebra de Lehman Brothers y su consecuente crisis global con su masiva inyección de liquidez por 4 billones de dólares de facilitación cuantitativa que orilló a China a protestar vehementemente, como lo había hecho en forma estéril el general De Gaulle.
Stratfor rememora la crítica del anterior ministro de Finanzas de Francia (y luego su presidente) Giscard d’Estaing, quien fustigó en la década de 1970 el exorbitante privilegio de EU que podía incurrir en déficits y que en otros países engendraría preocupaciones del pago de sus deudas.
Según Stratfor, pocas (sic) divisas pueden ser consideradas confiables sucesoras del dólar, que ostenta 40.72 por ciento de pagos globales frente a un magro espectro: el alicaído euro 32.87 por ciento; libra esterlina 7.49 por ciento; yen nipón 3.06 por ciento; dólar canadiense 1.87 por ciento; yuan chino 1.68 por ciento (sic); franco suizo 1.53 por ciento, y otros 10.78 por ciento.
Juzga en contrapunto que la “circulación arterial financiera compartida con el globo entero hace que el país anfitrión (EU) sea vulnerable a fuerzas fuera de sus fronteras, lo que ha hecho del dólar una espada (instrumento de influencia internacional) y un escudo contra las presiones externas.
Sentencia que el estatuto de divisa de reserva global se finca en dos pilares: la fe (sic) y la inercia (sic).
Se infiere que la fe es muy endeble y volátil cuando los otros países no tienen otra opción de refugio y tampoco China, que detenta pletóricas reservas de dólares en Bonos del Tesoro, no quiere dispararse en la yugular y prefiere, en forma ingenua, una solución negociada y/o transitoria.
Stratfor reconoce que para romper la fe se requiere de una fuerza poderosa como dos guerras mundiales o un cambio que se despliega en un largo periodo de tiempo.
El portal texano-israelí considera que la llegada de Trump ha puesto en tela de juicio al dólar, como es el caso de Turquía, que desea escapar a la “trampa del dólar (https://goo.gl/Pd69fW)”.
Trump prometió que resolvería la deuda nacional recomprando dólares con un sustancial descuento, además de que, según Stratfor, existe una segunda vía para disminuir la deuda a través de la inflación, por lo que la Reserva Federal podría imprimir dinero suficiente para simplemente devaluar el dólar.
Ha sido axioma en Occidente que quien descuelga conquistas coloniales globales o gana guerras mundiales impone su orden mundial, su sistema financiero y su divisa hegemónica.
Un grave error del modelo soviético fue su extrema vulnerabilidad financierista que los británicos han manejado como nadie y cuyos misterios hieráticos –como demuestra Mervyn King, anterior gobernador del Bank of England, en su libro perturbador El fin de la alquimia (https://goo.gl/k28V4E)”– han sido heredados por su sucesor imperial/globalista, hoy en franca decadencia: EU.
A escala geoestratégica, EU compite por el nuevo orden mundial con Rusia y China, pero todavía ejerce su poshegemonía mermada mediante su especulativa globalización financierista de servicios mágicos –a no confundir con la globalización economicista, donde prevalecen China e India– con su manejo espurio de Wall Street, la City y las plazas globales de la periferia que controlan (v. gr. México).
EU prevalece con su monopolio de Internet mediante los servicios del Gafat (Google, Apple, Facebook, Amazon, Twitter) –que aún no vislumbra competidores viables– y su propaganda tóxica en la era de la posverdad desinformativa, que empieza a ser horadada con el advenimiento de los impactantes multimedia alternativos rusos (Russia Today, Sputnik, Russia Insider, etcétera).
Rusia exhibe la inquietante vulnerabilidad de su divisa, el rublo, cuando todavía cotiza sus pletóricos hidrocarburos en la City y Wall Street que carcomen su poderío militar.
Nada se compara a la supremacía del superdólar que forma parte del bono hegemónico de EU que ha sido fustigado por China, cuya divisa yuan, se encuentra aún en una fase embrionaria mundial (https://goo.gl/wjdOZ4).
Stratfor podrá alegar lo que le plazca, pero ahora, en medio del desorden global y el repliegue proteccionista/aislacionista del trumpismo, Rusia y China no se resignan a quedarse con los brazos cruzados cuando buscan desbancar al superdólar en el teatro de guerra geofinanciera (https://goo.gl/ckLs68).
Facebook: AlfredoJalife

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